Este año tres investigadores comparten el premio. Uno de ellos es una mujer, la tercera en ganar en toda la historia del Nobel de Física. Sus aportes revolucionan la biología, la medicina y la industria tecnológica

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3 de octubre de 2018, 4:00 AM
3 de octubre de 2018, 4:00 AM

El Nobel de Física 2018 fue para los científicos Arthur Ashkin, Gérard Mourou y Donna Strickland, estadounidense, francés y canadiense, respectivamente. El primero llama la atención por tener 96 años y seguir activo en su trabajo e investigaciones, el segundo y la tercera fueron profesor y alumna y esta última se ha convertido en la tercera mujer en recibir el premio en toda la historia del Nobel de Física, lo que denota la escasez de oportunidades para las mujeres en los laboratorios de física que hubo en el pasado, realidad que puede cambiar.

¿Qué es lo revolucionario de sus aportes al mundo de la física? Sus avances en el campo de la física del láser. Arthur Ashkin ganó la mitad del galardón por la invención de las pinzas ópticas y su aplicación a sistemas biológicos que permiten atrapar y manipular objetos pequeños suspendidos en agua o aire con luz. Él tuvo un sueño: imaginó lo grandioso que sería si los rayos de luz pudieran ponerse a trabajar y mover objetos. Lo que parecía ciencia ficción lo hizo realidad. Con su mecanismo se pudo observar, girar, empujar o tirar de un elemento con el uso de la luz. Hoy las pinzas láser son usadas para estudiar procesos biológicos como las proteínas, motores moleculares, el ADN o la vida interior de las células.

Por su parte, Donna Strickland y Gérard Mourou comparten la otra mitad del premio por su método para generar pulsos ópticos ultracortos de alta intensidad. Su invención ha “revolucionado la física del láser”, según la Academia Sueca y es que la creación de instrumentos de alta precisión para manipular objetos y sustancias diminutas ha sido posible gracias al trabajo inicial de Arthur Ashkin.

¿Para qué se usa estos láseres en la actualidad? Con las pinzas ópticas es posible, por ejemplo, examinar y manipular virus, bacterias y otras células vivas sin dañar sus estructuras. En otras palabras: la invención de Ashkin abrió la puerta a una nueva forma de observar y controlar cómo surgen y evolucionan las formas de vida.

Por su parte, los pulsos ópticos ultracortos de alta intensidad de Gérard Mourou y Donna Strickland hacen posible, entre otras cosas, crear agujeros o cortar todo tipo de materiales con una precisión antes impensable. Esta técnica es la que está detrás, por ejemplo, de millones de operaciones de ojo que se realizan en todo el mundo. El pulso láser es de alcance mayor y mucho más preciso.

La tercera mujer

Contando a Strickland, solo 18 mujeres recibieron el Premio Nobel por su trabajo científico en todas las áreas que abarca la distinción. Doce de ellas recién lo lograron después de 1981. En el caso de Física, la brecha es aún más notable: son 210 los galardonados en toda la historia y solo tres son mujeres.

La canadiense recibe el premio 55 años después de que fuera galardonada la estadounidense de origen alemán Maria Goeppert Mayer, un camino que inició en 1903 la francopolaca Marie Curie.

PARA SABER

EL PUNTAPIÉ
Justo después de la invención del láser en 1960, Ashkin empezó a experimentar con el instrumento, pensando en que podía ser perfecto para que rayos de luz moviesen pequeñas partículas.

LUEGO PULSOS MÁS POTENTES
Desde la aparición de los primeros láseres los científicos han buscado crear pulsos de luz cada vez más intensos sin causar la destrucción del material. Fue esa búsqueda la que inspiró a Strickland y a Mourou a desarrollar la nueva técnica: amplificación de pulso gorjeado.

EN LA ACTUALIDAD
Los láseres ultrafinos permiten hacer cortes en materiales con una precisión extrema, incluso en materia viva, como las operaciones de corrección de vista.

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