No es un gran hospital, sino un pequeño recinto en el que se trata a dos chicos por semana, con el apoyo de instituciones locales y de personas de gran corazón. Diez menores tratados van camino a la recuperación

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23 de junio de 2019, 4:00 AM
23 de junio de 2019, 4:00 AM

Autoridades de la Gobernación del departamento, del hogar católico Techo Pinardi y profesionales médicos preocupados por la problemática de los niños y adolescentes drogodependientes y en situación de calle en Santa Cruz, han abierto hace poco un pequeño centro de desintoxicación, con la intención de aplicar a estos menores un programa de rehabilitación adecuado, a fin de insertarlos en la sociedad.

Según el último censo, presentado en febrero de este año por autoridades locales, en las calles, plazas y canales de drenaje de la capital cruceña viven 1.043 personas, de las cuales 222 son menores de edad, que consumen drogas, conviven con adultos y sufren de enfermedades.

Ante ese panorama, se decidió llevar a cabo el inédito plan de recuperación de estos chicos en situación de riesgo, con la habilitación de un sencillo sanatorio que funciona desde el 12 de marzo de este año en un ambiente que antes servía de biblioteca en el albergue Techo Pinardi, ubicado en la calle Junín.

Allí se cuenta con tres camas, una camilla, un sillón dental y otros elementos que son utilizados para las terapias de desintoxicación, de acuerdo con un cronograma de trabajo en el que participan trabajadores sociales del hogar, un equipo médico contratado por la Gobernación y el apoyo clave de la doctora Miriam Illescas, una médica internista, especialista en medicina ortomolecular, que, en este caso, aplica a los pacientes un método con rayos láser.

Desde la puesta en marcha del consultorio, 12 adolescentes, de entre 13 y 16 años se han sometido al procedimiento, de los cuales dos recayeron en la adicción y 10 están en la segunda fase: la rehabilitación que se realiza en hogares de acogida, informó Duberty Soleto, director de Políticas Sociales de la Gobernación.

Este proyecto incubó el año pasado, cuando Illescas se conoció con su colega Yanine Rodríguez, que trabajaba en la Gobernación con adolescentes en el Hogar Techo Pinardi de Don Bosco, donde le propuso la desintoxicación de chicos adictos a las drogas. Yanine Rodríguez gestionó la idea ante Duberty Soleto y se diseñó una estrategia que no entrara en colisión con los derechos de los menores. Vanessa Bermúdez, encargada del Área de los niños, niñas y adolescentes en situación de calle de la Gobernación, explicó que el modelo de intervención fue propuesto y discutido en talleres en los que las juezas de la niñez y adolescencia dieron su visto bueno a la iniciativa. “No queríamos que, por hacer una cosa buena, nos cayera el peso de la ley. Había que buscar cómo poder ayudar a estos chicos sin que fuéramos en contra de sus derechos. Entonces, nos apegamos al derecho a su salud, que es lo que queremos restablecer”, manifestó Bermúdez.

La Constitución Política del Estado, en su artículo 23, apartado III, dice que nadie podrá ser privado de su libertad, salvo en los casos establecidos por la ley. Leda Ojopi, jueza del Juzgado Primero de la Niñez y Adolescencia, señaló que a los menores en situación de riesgo se les puede restringir temporalmente la locomoción aplicando las medidas de protección del Estado, entre ellas la restitución de su salud. “A las instituciones del Estado les corresponde crear centros con profesionales especializados y personal capacitado para restringir la salida de un chico que necesita rehabilitación, porque un niño que vive en la calle y consume drogas no puede decidir qué es lo que le conviene”, expresó la jueza.

Duración del tratamiento

El médico Gustavo Torrico, uno de los terapistas del sanatorio, indicó que el proceso empieza con dos semanas de trabajo sicológico a los candidatos al tratamiento en el hogar transitorio Techo Pinardi, donde se los induce a enamorarse de la vida, a aprender a vivir, pues muchos de ellos abandonaron sus casas forzados por la violencia o por la falta de sus progenitores.

Luego, ingresan de dos en dos al consultorio, donde reciben tres dosis en igual número de días de sueros glucosados, con vitaminas complejo B y C, y una ampolla de un precursor de la dopamina, en un suero de 500 ml. Por las tardes, los pacientes son llevados al Centro de Medicina Integral y Ortomolecular (Cemior), donde la Dra. Illescas los somete a una terapia de láser para sedar el centro de las adicciones, en el hipotálamo, a fin de degradar el síndrome de abstinencia.

“Terminada la etapa de los sueros y del láser, se hace tratamiento con 30 cápsulas de probiótico para mejorar el tracto digestivo y 90 comprimidos de otro extracto basado en plantas precursoras de la dopamina, por tres meses. De los 12 chicos, 10 están en la segunda etapa de recuperación y demuestran mejoría significativa; dos tuvieron recaídas", lamentó Torrico.

Se busca una norma

Duberty Soleto aseguró que el próximo año se fortalecerá más este programa y agregó que presentará un proyecto de norma a la Asamblea Departamental para 'obligar', desde el lado protector de la ley, a los menores adictos a someterse a un tratamiento, sin que alguien los pueda acusar de algún delito. “La ley 548 dice que los hogares de acogida no deben ser centros de privación de libertad; por eso los chicos se salen de los programas de rehabilitación; si los retenemos, nos pueden acusar de trata y tráfico de personas”, expresó Soleto.