Investigación. Científicos de la Universidad de Boston han desarrollado un preservativo que ayudaría a mejorar el placer en las relaciones sexuales y reducir el dolor por fricción que producen los condones tradicionales. El estudio contó con el apoyo de la Fundación de Bill y Melinda Gates

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21 de octubre de 2018, 4:00 AM
21 de octubre de 2018, 4:00 AM

El adjetivo ‘resbaladizo’ no se usa a menudo en un contexto positivo, pero cuando se trata de relaciones sexuales, el viejo adagio “cuanto más húmedo mejor” suena adecuado.

En un noble intento de hacer que el sexo seguro sea más placentero, un equipo de investigadores en el Reino Unido ha inventado con éxito un condón autolubricante que proporciona una sensación resbaladiza cuando se usa.

Los investigadores dicen que su recubrimiento único muestra un gran potencial cuando se trata de reducir el dolor por fricción y aumenta la satisfacción.

Si bien los condones de látex tienen numerosas ventajas, como excelentes propiedades de barrera de protección, bajo costo y fácil uso, también tienen una alta fricción en la superficie. Esto puede llevar a todo tipo de problemas durante las relaciones sexuales, incluyendo la rotura del condón y la incomodidad.

La falta de placer es un ‘desvío’ comúnmente citado entre hombres y mujeres cuando se trata de condones.

En una encuesta nacional de los Estados Unidos realizada en 2008, el 77 por ciento de los hombres y el 40 por ciento de las mujeres dijeron que habían experimentado menos placer y mayor malestar al usar condones.

Una y otra vez, esta es la razón número uno por la cual muchos optan por evitarlos por completo, lo que aumenta el potencial de embarazos no planificados y la transmisión de las enfermedades de transmisión sexual.

Hasta ahora, no hay una solución perfecta. Incluso cuando los lubricantes se usan junto con el látex, el placer mejorado puede ser de corta duración.

“Los lubricantes personales pueden aumentar la satisfacción del usuario con los condones masculinos al reducir la fricción y producir una sensación resbaladiza”, explican los investigadores en un lenguaje particularmente seco.

“Sin embargo, los lubricantes presentan desventajas de la dilución en fluidos fisiológicos y pueden tener alteraciones en movimientos repetidos”.

Un condón autolubricante podría ofrecer a los usuarios una alternativa. Los investigadores han desarrollado y optimizado lo que llaman una “técnica de tratamiento de superficie lubricante”, que recubre el látex de caucho con una capa delgada de polímeros hidrófilos.

Como su nombre sugiere, estos polímeros son atraídos por las moléculas de agua y son solubles, lo que significa que al entrar en contacto con una superficie húmeda, se vuelven resbaladizas al tacto.

Notable diferencia

La técnica de recubrimiento forma una fuerte unión química entre el lubricante y el látex, lo que significa que el recubrimiento no se frota fácilmente y proporciona una baja fricción constante. Es importante destacar que ninguna de estas características afectó la resistencia del látex.

Incluso los usuarios son capaces de notar la diferencia. Como parte del estudio, una encuesta de seguimiento solicitó a 33 participantes que sintieran y compararan tres muestras diferentes de látex antes y después del contacto con el agua.

La gran mayoría de los participantes estuvieron de acuerdo en que el material de látex autolubricante se sentía más resbaladizo (85 por ciento). De ese número, el 70 por ciento sintió que el recubrimiento era “mucho” más resbaladizo que las otras dos alternativas.

“Los resultados de la encuesta sugieren que se podría adoptar un condón inherentemente resbaladizo y podría aumentar el uso del condón entre las poblaciones que no usan condones de manera sistemática”, concluyeron los investigadores.

Apoyo de los Gates

La invención fue financiada en parte por la Fundación Bill y Melinda Gates, que otorgó una serie de subvenciones en 2013 para el desarrollo de la “próxima generación de condones”, una que no disminuiría el placer y por lo tanto incentivaría a las personas a usarlo de manera más consistente.

Según la fundación, si se encuentra la invención correcta, podría “conducir a beneficios sustanciales para la salud mundial, tanto en términos de reducir la incidencia de embarazos no planificados como en la prevención de la infección con el VIH”.

Hasta ahora, parece que este equipo realmente está en el camino certero y no podemos esperar para ver los próximos pasos.

Historia y actualidad del uso de preservativos

• Los primeros condones fueron simples tripas de animales con el extremo atado, que ejercían cierta protección y garantizaban alguna sensación.

• En el antiguo Egipto, mil años antes de Cristo, se usaban fundas de tela sobre el pene, y la leyenda del rey Minos, de Creta, narra el uso de vejigas natatorias de pescado o de cabra para retener el semen y así poder evitar embarazos no deseados.

• El médico anatomista y cirujano italiano Gabriel Falopio (1523-1562), recoge en su libro De morbo gallito un precursor del condón, que consistía en una vaina hecha de tripa de animal y lino que se fijaba al pene con una cinta. Su objetivo era prevenir las enfermedades de transmisión sexual como la sífilis y la gonorrea.

• Los preservativos más antiguos se conservan en el Museo Británico de Londres, datan de hace 450 años y fueron encontrados durante las excavaciones realizadas en el castillo de Dudley, Inglaterra.

Pertenecen a los siglos XVI, XVII y XVIII y son tan finos como los que encontramos hoy en día. Están hechos con intestinos de animales, cocidos en un extremo y en el otro poseen una cinta para sujetarlos al pene. Lo curioso es que esos preservativos son mucho más angostos que los actuales: miden 34 mm de ancho, en comparación con los 52 mm de hoy.

• Existen registros de otros condones realizados con telas entretejidas que cubrían solamente el glande y eran usados para evitar el contagio de sífilis. Obviamente no fueron efectivos, por lo que fueron descontinuados.

• A finales del siglo XIX, en Inglaterra, se comenzaron a fabricar los preservativos de látex o caucho indio que se vendían en farmacias.

• Aunque el nombre de condón se atribuye a un médico del Rey Carlos II de Inglaterra, los investigadores adjudican el uso de esta palabra a un tal Doctor Turner, quien, en 1760, usó el nombre de condón, en una publicación suya dedicada a la enfermedad de la sífilis.

• A pesar de la larga historia como profilácticos, el uso del condón declinó a partir de la década de los 60 hasta los 80 debido a la introducción y popularidad de las píldoras para el control de la natalidad. Además, en esta época, otros dispositivos intrauterinos (espirales) tuvieron amplia aceptación.

• Con la llegada del VIH/SIDA a principio de los años 80, una vez más los condones se convirtieron en vitales para la prevención de infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH.

• A partir de los años 90 la tecnología ha mejorado considerablemente y ha permitido la producción de versiones mucho más sofisticadas como las que se conocen comercialmente en la actualidad.

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