Potencia. Estados Unidos le impidió participar en la Estación Espacial Internacional, así que decidió crear su propia estación. Este año llegó a la cara oculta de la luna y otra sonda recolectará muestras. Ofreció la base que pondrá en órbita en 2020 a todos los países

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10 de febrero de 2019, 4:00 AM
10 de febrero de 2019, 4:00 AM

China se incorporó casi 40 años tarde a la carrera espacial. En 2003, fue el tercer país en enviar por su cuenta a un hombre al espacio, después de la Unión Soviética y EE UU, y desde entonces, el tercero ha sido el puesto que ha ocupado en los retos espaciales que ha intentado. Eso fue hasta principios de enero. La llegada de Chang’e 4 a la cara oculta de la Luna parece un cambio de tendencia para una nación que aspira a superar a todas las demás.

Durante años, China ha tratado de cooperar con otros países en la exploración espacial. En particular, le interesaba participar en la Estación Espacial Internacional (EEI) y, según contaba el experto en el programa espacial del país Brian Harvey, “esperaron a tomar su decisión sobre la construcción de su propia estación espacial hasta que resultó totalmente evidente que los estadounidenses no les iban a dejar entrar en la EEI”.

Yang Hong, el diseñador del primer laboratorio espacial chino, el Tiangong-1, ha afirmado que, “de alguna manera, el bloqueo de las naciones extranjeras ha impulsado la innovación tecnológica de su país”.

Dos pasos históricos

En la década de 1990, China lanzó una estrategia de tres pasos para su programa espacial tripulado. El primer paso fue enviar personas al espacio, lo que logró por primera vez en 2003 con el astronauta Yang Liwei, que orbitó la Tierra 14 veces durante un viaje espacial de 21 horas.

Como parte del segundo paso en la estrategia espacial de China, los medios estatales chinos calificaron a la nave espacial Tiangong-1 como un gran avance, ya que las tecnologías clave se desarrollaron con éxito.

Una de esas tecnologías fue crear capacidades de acoplamiento, lo que convertiría a China en uno de los tres países que poseen este sistema y lo acercaría un paso más al establecimiento de su propia estación espacial totalmente operativa.

La nave espacial, de 10,4 metros y 8,5 toneladas, que era aproximadamente del tamaño de un autobús escolar, constaba de dos partes: un módulo experimental, donde la nave espacial atracaría y los astronautas vivirían, trabajarían, se comunicarían con el personal de tierra y realizarían experimentos; había un módulo de recursos que suministraría energía para la nave espacial.

Aunque se lanzó sin tripulación, Tiangong-1 fue diseñado para alojar a tres astronautas por hasta dos semanas a la vez. El plan era que permaneciera en órbita durante dos años.

La estación Tiangong-1 realizó su reentrada a la atmósfera terrestre en abril de 2017 para efectuar su caída sobre la superficie de nuestro planeta.

Cayó el día 2 de abril en una zona del océano Pacífico y sus efectos y consecuencias no fueron mayores, dado que el laboratorio espacial se desintegró al entrar a la atmósfera, luego de permanecer varios años de un vuelo sin control en el espacio.

Tercer paso

La estación espacial china, Tiangong-2 está funcionando normalmente y se retirará de forma segura después de julio de 2019, según un informe sobre los proyectos espaciales de China. La pregunta que surge es si su salida de órbita y regreso a la atmósfera podría traer consecuencias. ¿Podría estrellarse en Tierra?

“Tiangong-2 actualmente opera en una órbita casi circular con una altura promedio de unos 400 kilómetros. La temperatura y la presión de la cabina experimental cumplen todos los requisitos de trabajo”, dijo Lin Xiqiang, subdirector de la Oficina de Ingeniería Espacial Tripulada de China.

Zhu Congpeng, diseñador jefe del laboratorio espacial, dijo que Tiangong-2 se diseñó con varios modos de control de seguridad para hacer frente a las emergencias y garantizar que pueda salir de órbita de forma segura.

Lanzada el 15 de septiembre de 2016, Tiangong-2 ha estado en órbita durante más de dos años.

Tercera estación

La estación espacial china estará en marcha, si todo va según lo previsto, en 2022, poco antes de que se desmantele la EEI, y el país ya ha ofrecido ese nuevo laboratorio como un espacio para la cooperación internacional.

El país asiático ha logrado mantener los pla

El nuevo cohete Larga Marcha 5, que servirá para montar la estación espacial, falló en su segundo lanzamiento y el robot explorador de la misión Chang’e 3, antecesor de la Chang’e 4, se averió después de recorrer poco más de cien metros sobre la Luna.

Además, por ahora, sus previsiones, aunque ambiciosas, siguen a mucha distancia de los planes estadounidenses. En 2020, tiene previsto llevar una misión a Marte, en 2022 a un asteroide, en 2029, a Júpiter y para 2035 prevé tener un cohete reutilizable al estilo de los que ahora prueba la compañía SpaceX. Todos estos retos habrán sido superados por EE UU con décadas de antelación.

Base lunar

En 2017, la Universidad de Beihang puso a prueba el Yuegong-1, un laboratorio para simular una base lunar en la Tierra. Ahí, ocho estudiantes vivieron durante 365 días en unas condiciones que imitan las de la Luna y pusieron a prueba un sistema de soporte ven el que el oxígeno, la comida y el agua se reciclaban. Los estudiantes cultivaron papas, trigo o zanahorias.

En las próximas misiones a la Luna o a Marte, las sondas chinas incorporarán estos sistemas.En 2016, lanzó al espacio 6.000 embriones de ratón a bordo del satélite recuperable SJ-10. Cuando regresó, algunos se habían desarrollado hasta ser blastocistos, la forma en la que podrían ser ya implantados en un útero. Fueron los primeros en conseguirlo.

Historia

Logro. Después de haber sido el primer país en llegar a la cara oculta de la Luna, empezará a mandar misiones tripuladas a nuestro satélite. Será en 2030.

Con Europa. Hubo contactos con la Agencia Espacial Europea para planear una base lunar. Mientras, están ganando experiencia en una base terrestre.

Ambición. Desde los años 70, China quiso explorar el espacio. Recién en 1992 el presidente Jiang Zemin autorizó el programa espacial. Hoy es prioridad.

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