Hazaña. Benoît Lecomte, un francés de 51 años se ha lanzado al Pacífico en Japón con la intención de cruzar ese océano a nado. Pretende llegar a California a finales de este año o inicios de 2019. Más allá del reto personal, su travesía busca generar conciencia sobre la contaminación del agua por plásticos

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10 de junio de 2018, 4:00 AM
10 de junio de 2018, 4:00 AM

Cruzar a nado el océano Pacífico desde Japón hasta EEUU es el reto del francés Benoît  Lecomte, que afronta esta odisea nunca antes lograda para concienciar contra la contaminación de residuos plásticos en las aguas marinas.

Lecomte (51) quiere ser el primer hombre en atravesar a nado los 9.000 km que separan los dos extremos del Pacífico sin ayuda de un flotador, y acompañado por un yate que le prestará apoyo médico, científico y logístico.

Este atleta y activista se sumergió en la playa de Choshi (este de Tokio) y nadar por los próximos 6 u 8 meses hasta llegar a la costa de San Francisco, según explicó a la agencia Efe mientras ultimaba los preparativos para su travesía.

“He entrenado física y mentalmente durante siete años”, dice lecomte, que nadará con un traje de neopreno, gafas y tubo de esnórquel y aletas, además de una pulsera repelente de tiburones.

Si llega a San Francisco, entrará en el Libro de Récord Guinness, pero esa no es su principal motivación. Ya cruzó el Atlántico a nado en 1998. Tras culminar aquella travesía se volcó al Pacífico, aunque para este desafío buscó “una motivación más allá de lo personal” y contribuir a resolver la contaminación oceánica.

Lecomte se alió con oceanógrafos que vieron en su recorrido una oportunidad para analizar los niveles de micropartículas de plástico en las aguas y sus efectos en el ecosistema y la salud humana.

“Nunca antes hubo tanto plástico en el océano”, afirma Lecomte, cuya ruta cruzará la Gran Mancha de Basura del Pacífico, entre Hawái y California, la zona con mayor acumulación de residuos plásticos de la Tierra. 

Según la ONU, cada año 8 millones de toneladas de plástico van a parar a los océanos. Ese material es ingerido por la fauna marina y entran en la cadena alimentaria, hasta que la pesca lo devuelve a los humanos.

Ciencia a bordo 

Mientras Lecomte nada, desde  el Discoverer, el yate que le acompaña, se tomarán un millar de muestras de agua. Los datos se compartirán con 35 organizaciones científicas, entre ellas la NASA. También se analizará el efecto del deporte extremo prolongado en el corazón, o el impacto en el cuerpo de la ingravidez (flotar vb en el agua produce un efecto similar).

El equipo también medirá niveles de cesio 134 y cesio 137 en el agua, para saber cuánto se han extendido esos isótopos radiactivos vertidos por la accidentada central nuclear nipona de Fukushima.

El Discoverer, en el que el Lecomte descansará tras nadar ocho horas diarias, tiene una tripulación de dos médicos, seis marineros e investigadores y dos camarógrafos que documentarán la travesía.

El yate marcará la ruta con GPS para que Lecomte retome su recorrido cada día en el punto en que se detuvo la jornada anterior, y la retransmitirá a redes sociales. 

El ritmo diario será de unos 45 km al día, en función de las corrientes y del clima. Para cubrir semejante demanda energética, ingerirá una dieta de 8.000 calorías al día de alimentos hipocalóricos.

Lecomte espera toparse con “muchos animales”, entre ellos escualos, pues su recorrido previsto atraviesa una zona migratoria de tiburones blancos. Pero su “mayor miedo” es sufrir alguna lesión que retrase la expedición.

La mancha de basura

Conocida desde 1988, la Gran Mancha de Basura del Pacífico es una zona de ese océano situada entre Hawaii y California en la que las corrientes generaban naturalmente aguas más estábles. Con el tiempo y la actividad humana esa región se fue llenando de residuos plásticos.

Según la organización Ocean Cleanup, actualmente la mancha abarca unos 1,6 millones de km2, algo así como una vez y media el territorio boliviano, con distintas densidades de acumulación. 

La mayor concentración de plásticos está estimada en unos 100 kilos por km2 en el centro de la mancha, frente a unos 10 kilos en zonas periféricas. En total, hay unos 80.000 toneladas métricas de plástico flotando en el lugar.