Las actividades se dividieron en bloques, cada participante conoció sus límites y activó mente, cuerpo y espíritu. Los facilitadores interactuaron con niños y adultos para presentar, al final, una obra interactiva

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9 de julio de 2019, 4:00 AM
9 de julio de 2019, 4:00 AM

Utilizar las herramientas del teatro como método de aprendizaje, explorando las capacidades y posibilidades de los niños o adultos, es lo que han venido haciendo Florencia Rodríguez y Francisco Burghi, facilitadores de formación teatral. Juntos forman la compañía Enamorados Clown, que llegó a Santa Cruz para participar del Festivartes 2019 con dos talleres y la obra Franky Pippen’s Show, que resume en el escenario lo impartido en las clases.

Circo y acrobacias para niños fue el primero de los cursos desarrollados por los expertos, estuvo dirigido a infantes, que reconocieron sus propias capacidades.

En un primer bloque, el taller activa en los alumnos el cuerpo, la mente y el espíritu lúdico. “Les proponemos juegos de atención, de concentración, de ritmo y del ‘aquí y ahora’. A partir de eso empiezan a reconocer el espacio y a los otros con la mirada y la escucha”, describió Rodríguez.

El segundo bloque de la propuesta tiene una galería de juegos de exploración del cuerpo que potencia y desarrolla la imaginación, la creatividad y la búsqueda de sí mismo, aseguró la facilitadora.

El tercer bloque se dedica a las acrobacias. En él, cada participante explora sus posibilidades individuales. “Trabajamos desde las piruetas hasta un sencillo equilibrio. Hacer equilibrio en un pie ya es una acrobacia en sí, y es un montón”, afirmó Burghi.

Agregó que también están las acrobacias grupales que ayudan con la confianza. “Que alguien sostenga mi cuerpo es una situación de riesgo, que va de menos a más, pero siempre escuchando el deseo de cada niño. Así aprenden a poner sus propios límites, que es muy valioso, porque encuentran su confortabilidad ante otros”, indicó el facilitador.

Aseguró que las acrobacias despliegan la capacidad motriz y fortalecen la tonificación del cuerpo. “Esta cualidad que se está perdiendo porque a los niños se les admiten hábitos sedentarios y estar mucho tiempo frente a las pantallas. Toda expresión corporal, las acrobacias y la exploración del cuerpo, hace que el niño vuelva a activar sus capacidades musculares, mentales y espirituales”, detalló Burghi.

Lo que buscan los talleres

En el taller, los participantes también experimentan con objetos, haciendo malabares. “Este cometido busca el desarrollo de las capacidades óculo-manuales, trabaja los reflejos y aprenden a escucharse”, expuso.

Algunas de estas actividades se llevaron al taller Herramientas lúdico-expresivas en el aula, dirigido a educadores y artistas. Estuvo enfocado en descubrir las habilidades para desarrollar el juego como ayuda en la motivación y enseñanza. “El juego no es un lujo, por eso los maestros deben reaprender a participar en él”, aseguró Rodríguez.

Para Burghi, la experiencia de estar en el taller es un resultado en sí. Por eso, al tratar de identificar una meta para la instrucción explicó que “se trata del viaje, no del destino, porque es muy amplia la esfera donde repercute”.

La obra de clown

El clown circense se vio en Franky Pippen’s Show, la obra presentada por la compañía. Con la producción y los aspectos técnicos a cargo de Rodríguez, Burghi puso en escena su experiencia como actor de clown e improvisador.

Apelando a la gestualidad y la expresión corporal, se trató de un espectáculo interactivo de 50 minutos de duración.

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