El narrador nicaragüense Sergio Ramírez se convirtió ayer    en el primer centroamericano en recibir el galardón literario

El Deber logo
24 de abril de 2018, 11:00 AM
24 de abril de 2018, 11:00 AM

El escritor Sergio Ramírez aseguró ayer en su discurso, tras recibir el Premio Cervantes, que “no hay nada que pueda y deba ser más libre que la escritura" y que cerrar los ojos ante la realidad de la violencia, el narcotráfico o el exilio es “traicionar el oficio",  con lo que reinvidicó el compromiso social y ético que considera debe tener todo escritor.  

El narrador nicaragüense lució un lazo negro, por los sucesos en su país, y dedicó el galardón, que recibió de manos del rey Felipe VI, a la memoria de sus compatriotas que en los últimos días han sido asesinados “por salir a la calle a reclamar justicia y democracia".

El que fuera vicepresidente de Nicaragua de 1985 a 1990, en el primer gobierno de Daniel Ortega, dedicó el premio también “a los miles de jóvenes que siguen luchando sin más armas que sus ideales porque Nicaragua vuelva a ser república".

En su discurso, consideró que no se puede ignorar la realidad de los “caudillos del narcotráfico" ni “el exilio permanente de miles de centroamericanos hacia la frontera de Estados Unidos impuesto por la marginación y la miseria, y el tren de la muerte que atraviesa México con su eterno silbido de bestia herida, y la violencia como la más funesta de nuestras deidades (...)" o “las fosas clandestinas que se siguen abriendo, los basureros convertidos en cementerios".

Ramírez tuvo recuerdos en su discurso para su país, sus abuelos y su madre, que fue la que le enseñó a leer el Quijote, y reiteró su admiración por Cervantes y por Rubén Darío, con quienes la lengua española hizo un viaje de “ida y vuelta".

Precisamente ese fue el título de su discurso en el que explicó cómo la lengua de Cervantes hizo a Centroamérica el viaje de ida cuando en 1605 llegaron los primeros ejemplares del Quijote. Tres siglos después, Rubén Darío devolvió a la península “novedades liberadoras" de la lengua que recibió en herencia de Cervantes, “sacudiéndola del marasmo".

Una lengua que nunca ha dejado de ser cervantina, reconoció Ramírez, que señaló que el castellano se reinventa de manera constante en el siglo XXI, mientras se multiplica y se expande: una lengua viva que “reclama cada vez más espacios y no entiende de muros ni de fronteras".

Rubén Darío fue “quien creó nuestra identidad, no solo en sentido literario, sino como país", afirmó acerca de Nicaragua, y consideró curioso “que una nación americana haya sido fundada por un poeta con las palabras, y no por un general a caballo con la espada al aire", comentó el autor de Margarita, está linda la mar. 

Debe saber que

Tradicional lectura 
La tarde de ayer, Sergio Ramírez, como es tradicional en el madrileño Círculo de Bellas Artes, leyó el primer párrafo del  Quijote, con lo que inició la lectura pública e ininterrumpida, que se prolongará 48 horas

Tags