Ayer fue presentado el nuevo director del Museo Nacional de Arte de La Paz, trabajó como curador, investigador y ha aportado a publicaciones internacionales

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9 de febrero de 2019, 4:00 AM
9 de febrero de 2019, 4:00 AM

A casi un mes de acefalía, el Museo Nacional de Arte de La Paz (MNA), uno de los seis repositorios dependientes de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia (Fcbcb), tiene nuevo director. Se trata de Max Hinderer, escritor, filósofo y curador nacido en Alemania, hijo de boliviana, criado entre Santa Cruz y tierra germana, con un doctorado en filosofía estética en Austria, y recién llegado de Brasil, donde por cinco años dio clases en la Escuela de Artes Visuales de Río de Janeiro y trabajó con el Programa de Acciones Culturales Autónomas en San Pablo.

¿Cómo toma el reto?

Me da mucha ilusión, después de años en el exterior, contribuir a mi patria y al proceso de cambio que se está dando a nivel cultural. La vacancia en el puesto coincide con que terminé mi tesis de doctorado en Viena.

¿Qué significa ese proceso de cambio cultural?

La Fundación Cultural está en un proceso de reestructuración, a nivel administrativo y de visión integral. Hasta ahora había sido la matriz institucional de sus seis repositorios, que coincide con que son los más importantes del país, y estos museos tenían una relativa autonomía, cada uno hacía su programación, ahora se busca unir las propuestas en una visión en común. Más que en una visión ideológica, consiste en establecer un marco que haga posibles las colaboraciones. Antes no había mucha comunicación.

¿Cómo ve el MNA?

Como estaré asumiendo recién en marzo, puedo contar lo que es el espíritu que yo proyecto. Pensamos establecer un diálogo mucho más amplio con el público, radicalmente inclusivo. Queremos democratizar la escena del arte e incluir el público nacional y, a nivel local, los públicos de La Paz y El Alto, queremos ‘des-elitizar’ el arte contemporáneo.

¿Cómo se logra eso?

Es un trabajo profundo de estrategias de comunicación, de abrir el espacio física e intelectualmente, instalando, y esto es un poco el corazón de nuestra proyectada gestión: establecer un núcleo de educación y de mediación capaz de abrazar a estas nuevas camadas de público.

¿Ayuda el marco legislativo nacional y regional a esa democratización del arte?

Hablando de marcos políticos, la propuesta de la nueva constitución de un Estado Plurinacional nos da pautas para entender, respetar y garantizar la igualdad de las cualidades culturales de las distintas naciones y también de las culturas contemporáneas urbanas, no solo ancestrales. Sería importante implementar apertura hacia adentro y afuera del país, crear visibilidad y constante intercambio internacional. El plano macro de la constelación política y social en que se encuentra Bolivia favorece repensar una estructura de museo que tradicionalmente perteneció a un público restringido, y lo digo sin mala intención. Es posible generar un cambio a partir del mismo pensamiento de la directora-fundadora del MNA, Teresa Gisbert, de concebir el arte boliviano, colonial y republicano, desde una mirada de mitos indígenas, desde una pluralidad de voces. Queremos hacer nuevas lecturas con la implementación de un centro de estudios de descolonización en arte, en comunión con la nueva CPE y con el programa de la Fcbcb.

¿Falta apertura al mundo?

Pasé la mayor parte de mi trayectoria en el exterior y una de las tristes realidades que enfrenté es que no hay mucho conocimiento del arte nacional, por no decir que apenas saben dónde queda Bolivia en el mapa, y esto no se debe a la falta de calidad, se debe al poco interés, aparentemente. Grandes artistas bolivianos pasaron un tiempo insignificante en el exterior, ya sea María Luisa Pacheco, o Lorgio Vaca, no es cuestión de que el arte boliviano fuera hermético. Los círculos de arte contemporáneo en el país estuvieron relacionados a las élites de las metrópolis bolivianas.

Tiene interés en las exposiciones itinerantes.

No es un concepto nuevo, ya existían en el MNA, en colaboración con otros países y a nivel nacional, como la de Lorgio Vaca que acaba de celebrarse en el CCP y que estamos intentando hacerla itinerar al MNA. Hubo representación en la Bienal de Venecia, eso no es nuevo, lo que queremos es intensificar las itinerancias y colaboraciones. Queremos profundizar la investigación y proyectarla más. Estamos intentando conseguir programas de intercambio de residencia de curadores y artistas del exterior para La Paz y Bolivia, estamos pensando también en colaboraciones con instituciones como Manzana 1, Kiosko, etc. Tenemos planes de convertir en el perfil del MNA que tenga coproducciones internacionales.

¿Estado de la curaduría?

No hay instituciones el estudio crítico del arte, lo que se llama curaduría contemporánea y que existe en otros países, sea a nivel universitario, o museístico, para nosotros llamados programas de estudios independientes, ese es el modelo que queremos implementar, falta repensar la curaduría en Bolivia.

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