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23 de julio de 2019, 4:00 AM
23 de julio de 2019, 4:00 AM

Ante la entrega de la tercera temporada de La casa de papel existe mucha susceptibilidad de lo que viene, pero puedo decir que, a raíz de esa curiosidad de los fans de la serie, los realizadores de esta tercera entrega han hecho un buen trabajo de producción.

Destaco, sobre todo, la labor que se ha efectuado con el guion, trabajando en las situaciones personales de sus personajes.

Este aspecto ha engranado tan bien con el guion que desarrolla un presente consecuente de un pasado que ya fue visto en las dos primeras temporadas. Por eso es que puedo decir que lo mejor de esta temporada es el guion, por cómo fue tratado y engranado a las anteriores producciones de Netflix.

Algo muy rescatable de la serie, y que aun la mantienen, es la imagen de (Salvador) Dalí y la canción italiana Bella Ciao, que son la simbología de la obra y repercute en los planos y ángulos.

Analizando el trabajo actoral, los personajes, tanto los antiguos como los nuevos, supieron hilvanar la trama general, enfrentar este guion destinado a l os cambios repentinos en la historia, sostener los estados de sus interpretaciones y sobresalir en el drama, el dolor, el miedo y el sufrimiento de las situaciones que viven.

Todas estas simbiosis hacen denotar que llegan a encarnar a la perfección al personaje que sostiene el guion. Se podría decir que han llegado a sobresalir estas interpretaciones desde el amor vs. sus ambiciones, la libertad vs. el miedo, pero sobre todo la lealtad bien representada en sus actuaciones.

Definitivamente recalco que lo más llamativo y aplaudible de esta nueva temporada de La casa de papel es el guion, que ha presentado incluso la posibilidad de manejar hasta cinco líneas temporales.