La familia de Leo Rosas ve en el país azteca el lugar con más posibilidades para el éxito de su carrera. Fátima, la ganadora, cumplirá compromisos y el cruceño baraja algunas propuestas

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3 de julio de 2019, 4:00 AM
3 de julio de 2019, 4:00 AM

La expectativa por la final de La Voz México se sintió con los mismos nervios en Bolivia. Mucho más cuando a mitad del programa, de tres horas de duración, el cruceño Leo Rosas fue elegido como uno de los dos participantes clasificados a la gran final de la competencia. La otra seleccionada fue Fátima Domínguez, la que finalmente se alzó con el premio gracias a la votación del público.

La familia de Rosas se volvió a reunir en el lugar acostumbrado, Scooby Doo American Grill para seguir juntos cada etapa del programa, emocionándose, dándole ánimos a la distancia y con la ansiedad de ver un resultado favorable para el cantante.

Un panorama parecido sucedía en el estudio de Azteca TV, donde se desarrollaba el programa, y donde un puñado de residentes bolivianos se congregó para apoyarlo con la tricolor pintada en sus rostros. Entre ellos, su tío Juan Pablo Rosas y su mánager Tito Monasterio.

Finalmente, Leo quedó segundo y aunque el sentimiento de tristeza era evidente entre sus familiares, reconocieron que había pocas posibilidades porque la ganadora actuaba de local. “Así votáramos todos los bolivianos no alcanzaba para que gane, pero estoy muy feliz por el lugar adonde llegó. Doy las gracias a todos por sus votos”, dijo Charito Mendoza, abuela de Leo.

El ánimo positivo no ha cambiado en la familia, que ha podido hablar muy poco con Leo, pero que pudo percibir de él una excelente actitud después del programa final. “Él ama su carrera, ama estar allá y ahora más porque se le han abierto muchas posibilidades, que todavía no hemos tenido tiempo de analizar, pero lo encaminan a seguir sus sueños”, indicó Mendoza.

Ayer, en un contacto con CNN en español, el cantante anunció que está pronto a lanzar un nuevo sencillo que promocionará primero en redes sociales y luego en otros países. “Vamos a ir promocionando poco a poco el material, vamos a tratar de hacer giras por Bolivia, de donde me están mandando muchos mensajes. Igual, voy a tratar de hacer algo con mi coach, Jhair. Todo está en proyectos, pero lo voy a ir ‘posteando’ a través de mis redes sociales”, aseguró.

Los entretelones

En los días previos a la final, Leo, del equipo Jhair; Viviann, del equipo Belinda; Fátima, del equipo Lupillo Rivera; y Mashiakh y Dara, del equipo Montaner, visitaron los programas de la televisora para que el público los conozca mejor y les dé sus votos.

La prensa mexicana remarcó que todos llevaban las mismas posibilidades a la final, sin exceptuar a Rosas por ser extranjero. Esa fue una queja repetida, entre los seguidores del programa, que no veían a un concursante de otro país como ganador de un programa mexicano.

Esa situación se sumó a que antes de entrar en la etapa decisiva del concurso, el canal había tenido que enfrentar una crisis generada por las inversiones de la producción. Todo apunta a que eso fue consecuencia de las altas cifras que cobraron los ‘couches’ y los bajos niveles de audiencia.

Ninguno de esos factores frenó el curso del programa, con Leo Rosas como uno de los favoritos. Y, aunque no se conocen las cifras de las votaciones, se deduce que muchos mexicanos debieron votar por Rosas para llevarlo hasta la gran final.

Además, algo que la presentadora se encargó de reiterar en las transmisiones fue la calidad de ‘trending topic’ de La Voz México en las redes sociales. En la última noche, el programa fue tendencia global y con ello se afirmó que es uno de los de más alta audiencia.

Lo que nunca falló para los productores fue la empatía entre los couches, que motivó divertidos flashes durante la final, destacando las características de cada uno en sus intervenciones durante los programas.

La ganadora

La última rival de Leo, Fátima Domínguez, llegó a La Voz con las mismas ganas de vencer que los 203 postulantes iniciales. De ella, Lupillo siempre valoró el detalle para lucir elegante sin descuidar el aspecto vocal. Así llegó a estar entre los cinco finalistas.

El día final, su ‘coach’, que nunca ocultó sus deseos de ser el ganador junto a ella, le dijo que ella tenía la capacidad de lograrlo y le dio fuerzas. A ello sumó un amuleto, un sombrero que perteneció a su hermana Jenni, quien cumpliría 50 años ese día y que estuvo hace siete años como jurado en el mismo concurso.