La Feria Internacional del Libro de Santa Cruz ofrece una variedad de títulos para los adolescentes y los jóvenes que van más allá de las etiquetas

El Deber logo
9 de junio de 2018, 4:00 AM
9 de junio de 2018, 4:00 AM

La Feria Internacional del Libro de Santa Cruz tiene un espacio para todos en sus diferentes pabellones, los jóvenes son unos de los que más los disfrutan, ya que por la tarde se hacen visitas guiadas de colegios y escuelas de secundaria, cuyos alumnos aprovechan para ver las ofertas literarias que llegan. 

A la literatura para jóvenes muchas veces se la tacha de liviana y superficial o muy didáctica y conservadora -como es el caso de la obra del mexicano Carlos Cuauhtémoc Sánchez, quien durante mucho tiempo fue el referente de este género en los colegios-, precisamente porque editoriales y autores muchas veces equivocan el trato hacia este tipo de lectores y los tratan con condescendencia. 

Y aunque en la FIL cruceña se puede encontrar cientos de autores que son exitosos entre los adolescentes y jóvenes, muchos de ellos no escriben precisamente para este público, el caso de la inglesa Jojo Moyes, que con la novela Después de ti se anotó un hit con los chicos.
Entonces, partiendo de este ejemplo, vale la pena replantearse qué es la literatura juvenil y cómo se la debería escribir. 

Confiar en las emociones

Para la escritora boliviana Giovanna Rivero, que tiene dos novelas dedicadas a los jóvenes, Helena 2022 y Lo más oscuro del bosque, este es un tema sensible: “Si partimos de la premisa de que toda etiqueta es artificial, es la escritura misma la que define un mundo para el lector, la que le ofrece una sintonía, entonces tenemos que únicamente confiar en esa conexión emotiva entre el texto y el lector”, expuso Rivero.

La autora, nacida en Montero, sin embargo, señaló que en un ámbito donde todavía necesitamos madurar como lectores y educar nuestros criterios para valorar una propuesta literaria, ese "instinto" lector necesita también más práctica: “Y es allí donde cierta orientación puede ser de ayuda”, agregó Rivero.  

“Lo que es peligroso es ‘producir’ esa literatura con la intención de ser para lectores jóvenes desde un afán didáctico. Para mí, es ese el gran peligro. Todo lo demás puede ser subvertido en la medida en que los lectores jóvenes desarrollen una sensibilidad más fina y exigente y sus búsquedas los conduzcan a descubrimientos valiosos. En mi experiencia, el 2002 publiqué La dueña de nuestro sueños y lo presenté sin ninguna etiqueta. Tengo la fortuna de que es mi libro con mayor cantidad de reediciones, quizás porque consigue esa comunicación íntima con el lector chico, pero también con el grande”, finalizó Rivero.

Dicho esto, la invitación está hecha para caminar por los pasillos de la Feria del Libro de Santa Cruz y dejarse guiar por el instinto, por la suerte de encontrar un libro que ayudará a llevar a otros libros, a otros autores, a otros géneros.

Además, la FIL tiene un pabellón juvenil donde hay diferentes actividades educativas para el disfrute de sus visitantes, y concluye el domingo.