El invitado de la FIL destaca las virtudes del evento literario cruceño y comparte las particularidades de la experiencia en este mismo tipo de actividad en su Cuba natal

El Deber logo
1 de junio de 2018, 7:00 AM
1 de junio de 2018, 7:00 AM

Es parte de la delegación de Cuba, país invitado a la versión N.° 19 de la Feria Internacional del Libro de Santa Cruz de la Sierra (FIL). Ingeniero industrial de profesión, hace 14 años que Juan Rodríguez Cabrera trabaja en el ámbito editorial y un año y medio que preside el Instituto Cubano del Libro.
 
Cuba lleva 27 ferias literarias, ¿qué puede aprender Bolivia de ustedes, y viceversa?
Comparar es difícil, nosotros participamos en más de 20 ferias internacionales cada año, cada una tiene sus características y se adapta a principios de los lectores del lugar en que se desarrollan. La feria de Santa Cruz nos ha sorprendido gratamente en el sentido de la organización, el concepto amplio de participación, la dedicación al municipio de Samaipata, que tiene 400 años de historia, la coherencia. Es maravilloso que una feria pueda celebrar tantas cosas a la vez, es una oportunidad única que moviliza a mucha gente. 

¿Cuántas personas llegaron con la delegación cubana, quiénes son y cómo las eligen?
Son 20 personas, la mitad de ellas escritores sobre ciencia ficción, ciencias sociales, para niños y jóvenes. También hay músicos, promotores, personas ligadas al cine y nos acompaña el presidente del Instituto de Historia de Cuba. 

Se considera a editoriales que no siempre tienen subordinación administrativa al Instituto Cubano del Libro. El mundo editorial está compuesto por más de 160 sellos con la posibilidad de proponer cada participación, desde las características de la feria a la que se asiste. Hacemos una selección de los géneros y temáticas que tienen más pegada y, de esa manera, conformamos la delegación, que siempre es mayoritariamente de creadores, aunque siempre hay promotores y un director de editorial.

¿Manejan cifras sobre el mundo de las letras en Cuba?

En el Instituto tenemos el Observatorio del Libro y de la Lectura, que hoy mismo se encuentra haciendo encuestas en universidades, escuelas primarias y secundarias, desde las librerías que en el país son alrededor de 390; hacemos un estudio del nivel de lectura de la gente, teniendo en cuenta que ya no solamente se lee papel, sino también digital.

Este año presentamos el proyecto Cuba digital, con presencia en la capital y provincias, porque la feria en Cuba, viaja. Nos preocupamos mucho no solo para que el libro se venda, sino que se lea, porque no siempre un libro comprado es un libro leído; estamos trabajando mucho en la campaña nacional de lectura. Luchamos por que nuestros estudiantes adquieran, desde la lectura, valores necesarios para que el ser humano sea mejor y tenga una participación más activa en la sociedad.

¿Qué tal los resultados?
Los niños y jóvenes leen mucho, con gran potencialidad en el tema digital. Luchamos por que la gente lea, más allá del soporte que use.

¿No perjudica el limitado acceso a internet en Cuba?
Sí, un país bloqueado, con las dificultades que enfrentamos, tiene limitaciones. El Estado hace un esfuerzo extraordinario y hoy los creadores (autores) tienen internet en casa, se ha ampliado el ancho de banda porque tener acceso a redes facilita la información y la manera de prepararse.

¿Hay una industria rentable de la literatura cubana?      
Depende de cuál sea el objetivo que se persigue. En Cuba, el Estado piensa que más allá de la rentabilidad, que también es importante, si hay algo que debe subsidiar, es el aprendizaje. La lectura es prioridad que se ve como inversión para desarrollar a un ciudadano bueno, capaz de pensar en la humanidad.

¿El menú literario cubano tiene más sazón revolucionaria que de otro tipo?
El tema revolucionario puede estar en un libro infantil o en una novela histórica, está presente en mucho, pero hay un balance para quien desea leer otros temas, como ciencia ficción, netamente infantiles o de valores humanos, sin necesidad de hablar de revolución, porque por los valores todo mundo tiene que preocuparse, para formar a un ser humano mejor y que sienta por sus semejantes. Creo que en Cuba hay un balance que se expresa en las ferias. 

Más allá de José Martí y otros autores, ¿cómo es la literatura prerrevolucionaria?
Antes del triunfo de la revolución hubo autores importantes que ya tenían una obra. El trabajo cultural después del triunfo de la revolución fundó la posibilidad de que el escritor, no importa en qué lugar naciera, tuviera la oportunidad. Hoy cualquier provincia cubana tiene sus editoriales, y un autor no tiene que viajar a la capital a buscar una editorial o pagar para hacer su libro, más bien recibe el pago por el derecho de autor y sin necesidad de que el libro haya sido todavía vendido.

Hay fuerte presencia de Fidel y el Che Guevara en las vitrinas literarias cubanas.     

En Cuba, el Che y Fidel Castro, junto a otros héroes y mártires, son paradigmas para el cubano, son muy buscados y, a veces, hay que hacer reediciones y reimpresiones. Puedo decir que el libro 100 horas con Fidel, de Ignacio Ramonet, ha viajado por el mundo, ha sido traducido prácticamente a todos los idiomas y solo falta el árabe, con el que se está trabajando; son paradigmas de personas que entregaron todo por el bien de la humanidad desde sus principios. Por tanto, los libros que hablen de ellos van a tener gran acogida. Los visitantes que recibimos de Europa, África y América Latina tienen avidez por conocer la historia de estos hombres, no solo desde el punto de vista político, sino también como personas.

Hay gente que se enamora de las figuras a través de los libros. ¿Contribuye la literatura a construir mitos?
La literatura, cuando está bien escrita y se apega a la realidad, inspira a mucha gente en el mundo y es muy difícil que alguien pueda ocultar la grandeza del Che o de Fidel; a partir de su propia obra, no es posible ocultarla. Mucha juventud en el mundo entero, a través de la literatura o del conocimiento que han tenido de ellos, ha llegado a admirarlos y convertirlos en paradigmas y ponerlos en un ‘pullover’, en indumentaria diaria, como sentimiento por aquellas personas que fueron capaces de salir de su tiempo y expresar una voluntad, siempre en bien de la gente.

¿Cómo será el ciclo de cine cubano en la FIL?
Tiene más de 12 películas que serán exhibidas y comentadas. Reflejan la sociedad cubana desde el triunfo de la revolución, con sus cosas buenas y contradicciones. Reflejan una sociedad libre y en desarrollo.