Son discos, de los que eran llamados de ‘larga duración’ y una amplia colección de álbumes originales que son difíciles de hallar, entre ellos muchos del folclore oriental y en especial de bandas de música que, prácticamente, han desaparecido

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14 de febrero de 2018, 4:00 AM
14 de febrero de 2018, 4:00 AM

Uno de los ‘gustitos’ que Tito Morón decidió darse al recibir su primer sueldo fue comprarse un long play de Albert Hamond.  Tenía 20 años y ni se imaginaba que  más de 30 años después ese sería el inicio de un largo idilio con los discos de vinilo. Hoy tiene más de 500 y su colección cada año sigue aumentando, pese a que son escasos y cada vez más difíciles de encontrar, en especial los de grabaciones originales.


Tito es un apasionado coleccionista de música, pero en especial del folclore del oriente boliviano y si bien no tiene todos los que él quisiera, se ha vuelto fuente de consulta constante de músicos como Armando Terceros de Los Cambitas y de Walter Áñez del Trío Oriental, que saben que él tiene incluso algunos discos de sus agrupaciones que ni ellos tienen en sus archivos. 


Tito, sin embargo, es modesto y no se jacta de tener todos, pero de lo que sí se siente orgulloso  es el de tener los siete discos de larga duración  de Gladys Moreno y en especial el primero que grabó la gran cantante cruceña . “Me lo ofreció un señor hace más de diez años a Bs 200. En ese tiempo era mucho dinero, así que le ofrecí un poco menos y me lo vendió.    Es el disco que grabó bajo el sello Méndez, en 78 revoluciones y de los que ya no hay reproductores. Lamentablemente no lo puedo escuchar, pero es un verdadero tesoro”, relata. 


Otro de sus tesoros es la colección de discos de bandas de música oriental. Ha reunido 26 discos con grabaciones de  agrupaciones legendarias, como las de Zoilo Saavedra, Lalo Suárez, Jumechi, Perucho, Cara e palo, entre otras. 


Desde hace 18 años Tito trabaja en Discos Méndez, que se encuentra en la calle Libertad, a cuadra y media de la plaza 24 de Septiembre. Su trabajo es una vitrina a la que llegan personas que quieren a veces deshacerse de sus viejos discos de vinilo o que ya no saben qué hacer con ellos y no le ven ninguna  utilidad, en tiempos en los que uno puede tener cientos de canciones guardados en el celular. 


“Tiene que ver con la cultura musical de la persona. Antes se grababa los instrumentos por canales  y si uno quiere diferenciar, por ejemplo, el sonido de las guitarras lo puede hacer con un disco de vinilo, mientras  que con los compactos  no, porque el sonido viene compactado”, explica Tito, que  tiene dos tocadiscos en los que en su casa escucha los álbumes de su colección. Allí los guarda con extremo celo, luego de que varios de ellos terminaron desapareciendo. Entre ellos estaban dos autografiados por Antonio Aguilar y otro por Vicente Fernández, que le fueron regalados por un familiar.