El certamen es el más político de los encuentros de cine. El tema principal de las discusiones ha sido el lema #MeToo 

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16 de febrero de 2018, 4:00 AM
16 de febrero de 2018, 4:00 AM

La apertura de la Berlinale se convirtió ayer en plataforma de denuncia del escándalo de abusos sexuales que sacuden el mundo del cine, un tema dominante en el festival berlinés cuya película inaugural fue Isle of dogs, un filme de animación dirigido por Wes Anderson.

 

Más allá de las presencias de una amplia representación de rostros famosos alemanes e invitados extranjeros –como la británica Hellen Mirren y la española Marisa Paredes–, la inauguración estuvo dominada por el debate en torno del llamado #MeToo, como viene siendo en todo gran evento del mundo del cine.

 

"Es amargo ver hasta qué punto la mujer se ha visto forzada hasta hoy a interpretar ciertos papeles que nunca hubiera deseado hacer", dijo la ministra de Cultura, Monika Grütters, en alusión a los abusos revelados a raíz de las denuncias contra el productor y mandamás estadounidense Harvey Weinstein. No se impuso la consigna de acudir en traje negro, como ocurrió en los Globos de Oro, ni tampoco se tiñó de negro la alfombra roja, como había pedido una iniciativa en internet, que pretendía mandar una señal contra los abusos sexuales.