Pertenece a Cristóbal de Morales, compositor representativo del siglo XVI en España. El concierto incluye un programa dedicado a la Virgen de Guadalupe. Vellard, un experto francés, llegó para dirigir al coro

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31 de julio de 2019, 4:00 AM
31 de julio de 2019, 4:00 AM

Cristóbal de Morales va a resucitar hoy. Quienes asistan al concierto del Coro Arakaendar escucharán un programa basado en el trabajo de este díscolo compositor, uno de los representantes del Renacimiento en España.

Para conocerlo mejor, se puede decir que fue una especie de Leonard Cohen del siglo XVI. Ambos tuvieron la influencia temprana de un poeta (Fernández de Castilleja), como la tuvo Cohen con García Lorca; ambos tuvieron un contacto con la influencia flamenca y a ambos se los miró, aunque sea temporalmente, como autores alejados del nacionalismo, tanto para elogiarlos como para denostarlos. Los dos compositores se esforzaron por hacer de su obra un testimonio. Ambos son ahora eternos.

La obra de Morales, compuesta hace cuatro siglos, aguardaba silenciosa en el Archivo y Biblioteca Nacionales (que está en Sucre) desde 1991, cuando el musicólogo Piotr Nawrot se percató de su existencia.

Nawrot no se atrevía a mirar de cerca este trabajo de reconstrucción, debido a su complejidad y a las tareas múltiples que implica ser director artístico del Festival Internacional Misiones de Chiquitos.

Por entonces, decidió dirigir sus esfuerzos a compositores más cercanos a nuestro tiempo, como Pedro Ximénez Abril y Tirado (1784-1856), cuya obra es más abundante en Sucre, donde vivió sus últimos años, que en la catedral de Lima; o Roque Ceruti (1683-1760), que nació en Italia y desarrolló su obra en Perú. O a las obras barrocas, resguardadas por el celo chiquitano.

Todo esto sobrevive, según Nawrot, gracias a la prudencia del pueblo boliviano.

Sonido y reglas

Afortunadamente, la polifonía de Morales, que de tan precisa se diría científica, jugó a favor del musicólogo. Estudió los fragmentos del Archivo Nacional y los comparó con la versión española.

La precisión del contrapunto le mostró el camino y terminó de construir la arquitectura sonora perfecta que está en las composiciones renacentistas, especialmente en las de Morales. “Son como una catedral”, dice Nawrot, que se apegó a las normas rígidas del Renacimiento para reconstruir la composición.

Solo entonces se animó a escribir a los integrantes del coro: “Prepárense”.

Desafío

Para un coro familiarizado con el barroco, el reto de trabajar e interpretar estas piezas renacentistas equivale, según Nawrot, a cambiar del castellano al latín; aunque se trate de la misma raíz, son idiomas –por tanto, estéticas- diferentes.

El coro se preparó y, de la mano del experto francés Dominique Vellard, perfeccionó el estilo. Dominique dirige, enseña en Suiza, compone y canta: muestra cómo la entonación de un fragmento puede cambiar su estética.

Mientras se lo entrevista, Vellard responde a algunas preguntas cantando. Lo hace con una naturalidad acumulada en 46 años de experiencia en música antigua. “Tenía 20 años cuando decidí especializarme en esta música”, cuenta.

Interpreta las precisas líneas de la polifonía de Morales y espera una pronunciación diáfana, enmarcada en las variaciones en el tempo.

En los ensayos ha visto que el coro, que lucirá ocho voces, ha alcanzado la perfección. Los 23 integrantes de Arakaendar están entre los más destacados de cuatro ciudades bolivianas. Arakaendar tiene ya un camino de 14 años interpretando al barroco chiquitano, pero hoy será la primera vez que se lo escuche cantando una misa renacentista.

Se escuchará un programa dedicado a la Virgen de Guadalupe. “Es uno de los más bellos que he investigado”, dice el musicólogo.

La segunda parte del recital está destinada a la misa de Cristóbal de Morales, cuyas creaciones fueron repetidamente adaptadas para diferentes instrumentos a lo largo de las décadas.