Ha sido jurado de los Premio Platino en sus diferentes versiones. Explica la ausencia de filmes nacionales en la final

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12 de mayo de 2019, 8:00 AM
12 de mayo de 2019, 8:00 AM

Carlos Mesa es autor de los libros La aventura del cine Boliviano 1952-1985 y de El cine Boliviano según Luis Espinal, además de realizador de diversos documentales y cofundador de la Cinemateca Boliviana, pero además ha sido jurado en las diferentes ediciones de los Premio Platino, en los que además ha participado como invitado especial a la gala de premiación. Consultamos con él su visión de esta nueva edición del certamen.

 ¿Cómo ve la lista de nominados a los Premios Platino de este año?

Se trata de una lista de primer nivel. No me cabe la menor duda de que Roma de Alfonso Cuarón es una de las mejores películas latinoamericanas de los últimos años. Una lección de cómo aproximarse a la compleja realidad de un país a través de una historia personal. Están luego dos películas españolas, El Reino y Campeones, acerca de dos temas muy diversos (corrupción política y la revalorización de las minusvalías cerebrales) pero encarados con gran calidad y, finalmente, la colombiana Pájaros de verano y la uruguaya La noche de 12 años, ambas estremecedoras.

 Pese a que cintas bolivianas estuvieron en etapas pre clasificatorias, ¿por qué cree que no han llegado hasta la lista final?

Las películas preseleccionados fueron: Averno de Marcos Loayza, Muralla de Gory Patiño, Søren de Valdivia y Las tres rosas de Walter Valda Miranda. Creo que ha sido un año que, en términos generales, marcó estrenos nacionales de calidad apreciable, pero en una mirada despojada de nuestra pasión por el cine boliviano, debemos aceptar que las películas nominadas merecieron incuestionablemente el lugar que ocupan.

 ¿Qué se tiene que hacer para que filmes bolivianos puedan participar en estas premiaciones tan importantes del cine iberoamericano?

De hecho, desde que se han creado los premios Platino, en todas las versiones ha habido películas bolivianas pre seleccionadas. Nuestro problema fundamental tiene que ver con dos cosas: limitaciones económicas e inexistencia de una industria del cine que mantenga en actividad a directores, guionistas, productores, actores, etc.Creo además que hay que establecer un nivel de exigencia mayor en cuanto a la producción, debe recuperarse una relación de empatía entre el público y nuestro cine, y debemos ser lo suficientemente valientes para ser críticos y autocríticos con lo que hacemos.