Este 15 de abril, el departamento recuerda la victoria de los montoneros de Eustaquio “Moto” Méndez en la batalla de la Tablada, un enfrentamiento clave en la lucha por la independencia de Bolivia

15 de abril de 2024, 9:00 AM
15 de abril de 2024, 9:00 AM

Una tierra bendecida con riquezas hidrocarburíferas, tierras fértiles, hermosos paisajes y un clima propicio, Tarija llega a su 207 aniversario con muchos desafíos, pero también potencialidades a ser explotadas por sus esforzados habitantes, que luego de la bonanza del gas, ahora deben enfrentarse al reto de desarrollar su economía de otras maneras.

Este 15 de abril, el departamento recuerda la victoria de los montoneros de Eustaquio “Moto” Méndez en la batalla de la Tablada, un enfrentamiento clave en la lucha por la independencia de Bolivia.

“Tarija es un departamento con mucho potencial, aún hoy sigue siendo el mayor productor de hidrocarburos del país, pero también es un productor agropecuario, industrial y tiene un importante perfil turístico, sectores que deben ser potenciados y explotados por el bien de la región y el país”, explica Fernando Romero, presidente del Colegio de Economistas de Tarija.

Romero indica que el declive de los campos y la caída de los precios internacionales de las materias primas afectó gravemente los ingresos del departamento, que aún es muy dependiente de la renta petrolera.

Pero no todo está perdido. A pesar de que Tarija fue el departamento que más decreció en su PIB el año 2022, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), tiene mucho potencial, sobre todo en turismo.

“La industria sin chimeneas no ha sido todavía medianamente explotada en la región, considerando que tiene diversos tipos de atractivos, desde religiosos, culturales, folclóricos, naturales y de toda índole”, expresa Romero.

Romero apunta que Tarija cuenta con diversidad de climas, paisajes y zonas geográficas que ofrecen una amplia gama de opciones para ser aprovechadas, para atraer gente de dentro y fuera del país. Es aquí, que los gobiernos departamental y municipal deben considerar al turismo como una política pública de desarrollo, la cual debería ser integral y sostenible, donde la participación del sector público es clave.

“Más allá de asignar recursos, se debe establecer un plan estratégico donde se exploten el turismo urbano-rural de todo el departamento, donde haya llegada de visitantes los 365 días del año, no solo para la fiesta grande de San Roque o Chaguaya, Carnaval, fiesta de la virgen de Guadalupe o para fin de año, sino que se aproveche hasta la Semana Santa para hacer turismo. Tenemos de todo y para todos, solo falta venderlo al mundo”, puntualiza el presidente del Colegio de Economistas.

Unifranz

La industria sin chimeneas no ha sido todavía medianamente explotada en la región

Por su parte, Orlando López, docente de la carrera de Ingeniería Económica de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, señala que los efectos de la pandemia ralentizaron el PIB de Tarija, como se puede apreciar un decrecimiento de -6.22%, lo que se ha traducido en menor empleo y mayor informalidad.

Sin embargo, en los últimos años se ha impulsado la economía naranja en el departamento, un modelo de desarrollo generador de empleo digno y sostenible en base a la materialización de nuevas ideas creativas y de productos y servicios innovadores.

“Tarija tiene un fuerte potencial y ventajas competitivas, ya sea a través del clima, sitios históricos, gastronomía, costumbres locales, música o herencia cultural que, sumados a las nuevas tecnologías podrían traducirse en un atractivo para atraer no sólo turistas sino lograr inversiones tanto nacionales como internacionales, así como el motor de desarrollo que promocione el crecimiento económico y la innovación tarijeño a través de un ecosistema creativo y sostenible.

Por otra parte, Romero y López indican que otro gran potencial del departamento es el sector agrícola, mismo que creció un 5%, principalmente, gracias a la caña de azúcar, maíz, papa y uva. De igual forma, la soya tuvo un favorable crecimiento.

Por ejemplo, la industria vitivinícola marcada por la producción de singani (uva varietal y moscatel) tiene una producción que asciende a 6 millones de litros anuales, aproximadamente, y que guarda un gran potencial exportador y turístico, con el desarrollo y mejoramiento de las rutas vitivinícolas y la promoción de los vinos y singanis tarijeños en el exterior.

De la misma manera, el azúcar y la soya tienen un gran potencial productivo, pero requieren de un mayor énfasis en la industrialización de sus procesos para poder competir con otros departamentos.

Desafíos

Para López, los desafíos que tiene el departamento de Tarija deben concentrarse en recuperar la zafra que se produjo por la caída de los precios internacionales 2017 – 2021, problemas de gestión de IABSA y su elevada concentración de pasivos, la no renovación de cepas antiguas, elevado control monopólico y las demandas de crear un segundo ingenio.

También debe consolidarse la producción de soya. Hasta 2023, se tenía cuatro empresas que se sumaron para la producción de harina expeller y aceite crudo.

Romero, por su parte, apunta a la inversión de los recursos del gas, de los cuales Tarija aún depende, para fortalecer una nueva base productiva que permita un mayor desarrollo.

“Tarija ha generado más de 60 mil millones de dólares solo en exportación de gas natural a Brasil y a la Argentina para el país en los últimos 20 años; sin embargo, de todo este increíble monto, solo retorno al departamento menos del 10% en forma de renta petrolera, entre regalías e Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH), principalmente. A pesar de estos factores el departamento llegó a administrar más de 5.000 millones de dólares, que, en su mayor parte, fueron destinados al gasto y no a la inversión, negando al departamento la oportunidad de generar polos de desarrollo alternativos, acentuando la dependencia de Tarija a la renta petrolera. Esto puede cambiar con trabajo y políticas de incentivo, aprovechando los recursos que aún se tienen para potenciar otros sectores”, acota.