Son $us 150 millones los que invertirá este año Tigo para continuar la construcción de la autopista digital en el país. El directorio mundial de Millicom estuvo en Santa Cruz y ratificó su compromiso con los bolivianos

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18 de marzo de 2018, 14:11 PM
18 de marzo de 2018, 14:11 PM

Es colombiano y en abril cumplirá tres años en el comando de la corporación Millicom International Cellular, presente con la marca Tigo en ocho países de América Latina y cinco de África. Mauricio Ramos, el CEO global de la compañía de telecomunicaciones, estuvo la semana pasada por segunda vez en Santa Cruz de la Sierra. Vino con todo el directorio mundial de la firma que factura cada año más de 6 mil millones de dólares, un volumen de recursos superior a lo que ingresa a Bolivia por sus exportaciones de gas. En un salón del hotel Marriott concedió a EL DEBER una entrevista que duró más de media hora para hablar de lo que le apasiona: la economía digital y los negocios de Tigo.

Millicom está en ocho países de América Latina y en cinco de África. ¿Por qué su apuesta es por las naciones emergentes y no por las desarrolladas?

Hay una razón de negocios que es la oportunidad de llevar a estos mercados servicios de conectividad de datos, tanto móviles como fijos. En Guatemala, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Costa Rica, Paraguay, Bolivia y Colombia todavía hay mucho por hacer para que los ciudadanos se conecten al mundo de internet y que sean ciudadanos digitales. En términos generales, las penetraciones de datos móviles en tecnología avanzada de 4G están en un 20 por ciento. En conexiones fijas de alta velocidad en hogares también está en alrededor de un 20 por ciento. En los países desarrollados todo está hecho, en los emergentes está todo por hacerse.

Una operadora telefónica europea dijo alguna vez que venir a Bolivia o a los países latinoamericanos era para repartirse la pobreza. Por lo que se ve, la visión de Millicom es distinta…

Significa oportunidades y una gran responsabilidad. Yo soy latino. Crecí viendo cómo la necesidad de de-sarrollo de nuestros países imponía hacer autopistas de cemento. Todavía como latinos debemos mucho de eso, ya que no las hemos terminado. Tigo está en el negocio digital, de la conectividad. Y lo que queremos es construir autopistas digitales. La economía del futuro, la de los jóvenes, la del siglo XXI, la que nos conecta al mundo pasa por autopistas digitales. Las redes de 4G, las redes de fibra, son autopistas digitales.

De los ocho países de América Latina, ¿alguno recibe un foco especial de su compañía, o la mirada es la misma para todos?

Nuestro portafolio está bien repartido. Cada uno de los países en los que operamos pesa más o menos lo mismo en términos proporcionales. Bolivia, Paraguay, Guatemala, El Salvador, todos tienen exactamente la misma estrategia, la misma marca y el mismo grado de foco, porque hay mucho por construir en autopistas digitales.

 

Además de estas ocho naciones, ¿hay otros mercados de la región a los que les interese incursionar?

-Nunca digas nunca jamás, pero hay mucho aún por hacer en nuestros países en los que la penetración de datos en móviles 4G es solo del 20 por ciento. Uno de cada cinco bolivianos, uno de cada cinco colombianos, está conectado a una red de alta velocidad en su teléfono.

Nos faltan cuatro. Lo mismo en los hogares. Hay 20 ó 30 por ciento de penetración de redes de alta velocidad en las viviendas de Bolivia, Paraguay o Guatemala. Solo uno de cada tres o cuatro hogares tiene una conexión de alta velocidad. Así no hay economía digital, no hay desarrollo digital. Hay mucho por hacer en estos mercados. Por eso continuamos invirtiendo todos los años de manera significativa. En Bolivia, por ejemplo, vamos a invertir en 2018 alrededor de 150 millones de dólares en redes. Nos falta todavía desarrollar la de 4G y la de fibra de hogar. Nuestra red de fibra óptica coaxial de alta velocidad hoy ha despegado a alrededor de medio millón de hogares, que tienen la posibilidad de acceder a una conexión de banda ancha de primer nivel, de categoría mundial. Creemos que para fines de 2018 podemos pasar de 500.000 a más de 800.000. Hay que construir redes en más de 300.000 hogares solo en 2018.

 

 La facturación global de Millicom en un año fue de más de 6.000 millones de dólares. ¿Cuánto corresponde a los tres países de Sudamérica y, particularmente, a Bolivia?

El 90 por ciento de nuestro negocio está en América Latina. Nuestro foco estratégico está en la región. Como latino siento un aprecio y responsabilidad por nuestros países. Bolivia está en el orden del 10 a 15 por ciento del grupo, pero es la nación en la que nuestra estrategia posiblemente está más avanzada. Está más avanzada la implementación de redes de 4G y el negocio de banda ancha de hogar y de contenido con Tigo Sport. Crece de manera rápida porque los bolivianos tienen una gran avidez por conexiones de alta velocidad y quieren integrar más dispositivos en el hogar y disponer de más móviles.

Tigo está en Bolivia hace 26 años (14 años inicialmente con Telecel). ¿Cómo han crecido en cada gestión sus resultados?

En los últimos años Bolivia ha tenido un crecimiento sorprendentemente positivo, posiblemente de los mejores de la región, aunque se ha atemperado un poco en el último año. Su clase media ha venido creciendo de manera significativa y sigue teniendo una población muy joven. La combinación de esos factores hace que haya una demanda grande por tecnología, datos móviles y fijos. Por eso el negocio crece y por eso venimos invirtiendo 150 millones de dólares de forma continua en la construcción de redes. Si pudiésemos construir más rápido, haríamos más. Pero es el nivel al que podemos continuar creciendo.

¿Cuáles serán los focos de la inversión de Tigo en Bolivia?

Son tres focos. Uno es redes, o sea seguir creciendo para que cada vez haya usuarios con conexión de alta velocidad y de Tigo TV en los hogares. El segundo es continuar ampliando la capacidad de la red móvil de 4G para que la velocidad en el dispositivo sea cada vez mejor. El tercer destino es la reconversión de nuestro sistema de tecnología.

¿Cuál es el porcentaje anual de crecimiento del negocio de Tigo?

Depende del negocio. El volumen anual de ventas es de entre 500 y 550 millones de dólares. El negocio se está recomponiendo, el de la voz muere, el de SMS muere y crece de manera significativa el nuevo mundo de los datos. Si antes el teléfono servía para hacer llamadas y para recibir SMS, ahora sirve para un número de uso de casos increíble. Sirve para llamar taxi, chequear Facebook, el clima, conectarte y los usos siguen creciendo, de manera que la demanda de datos en el futuro es ilimitada.

 

En todos sus mercados Millicom International emplea a 18.000 personas. ¿Cuántas corresponden a Bolivia?

En Bolivia empleamos de manera directa a 3.000 personas. Estamos muy satisfechos con el nivel de acoplamiento y satisfacción de la base de empleados. En América Latina somos una de las veinte empresas galardonadas como las mejores para trabajar, la única de telecomunicaciones. En Bolivia, con orgullo, somos la tercera. Parte del acompañamiento con la comunidad es ser un gran empleador. Creamos empleo indirecto en casi 90.000 familias adicionales.

Los impuestos es otro tema. ¿Cuánto tributa Tigo cada año al fisco boliviano?

Empresas como Tigo, que pagan impuestos, ayudan a que nuestras economías se vuelvan más formales. Nuestra contribución en impuestos y otros aportes al Estado supera los 120 millones de dólares al año. Somos una de las 10 compañías que más contribuyen. Pero lo importante es que todas nuestras acciones son formales y aportamos a la formalización de la economía en el mundo financiero. Tenemos el producto Tigo Money, con 350.000 usuarios activos que tienen acceso a una billetera móvil y que hacen transacciones con sus celulares.
¿Cuál es el posicionamiento de Tigo respecto a sus competidores, sobre todo Entel y Viva?
Quien se enfoca en los competidores pierde el partido, quien se enfoca en el cliente gana el partido. Nuestro foco está en el cliente, no tanto pensar en los competidores. Tigo Sport ha sido un éxito porque oímos que los bolivianos querían ese tipo de contenidos de fútbol local y que lo querían no solo en pantalla fija sino también en celular.

Millicom no solo está con la construcción de redes, sino en la generación y distribución de contenidos como Tigo Sports y Tigo One TV…

Tigo Sport lo construimos aquí de cero. El producto de TV de pago del fútbol boliviano, con alta definición, no existía y lo decidimos hacer. Es una excepción a la regla. Alguien tenía que venir a producir ese contenido. En el resto nuestra apuesta es ser un supermercado de los contenidos. Nuestros clientes quieren que Tigo les dé la oportunidad de mirar los contenidos que quieran en su dispositivo. Eso hace Tigo UNO TV. Ver Facebook, Google o Netflix en un dispositivo.

¿Y cuál es la perspectiva de Tigo Money en Bolivia?

Hace muchas transacciones pero no reditúa grandes dineros para el operador. Sí logra grandes niveles de inclusión financiera, porque donde los servicios bancarios no llegan fácilmente ya está el móvil. En Paraguay tenemos 1.000.000 de billeteras móviles, en Bolivia 350.000. Esto genera fidelidad al cliente con Tigo.

Volviendo a todos los negocios de Tigo en Bolivia, ¿cómo están distribuidos sus clientes?

En el mundo móvil boliviano tenemos 3,5 millones de usuarios, de los cuales dos terceras partes usan datos móviles. Pero de esos 2,5 millones solo una tercera parte está en una red 4G, o sea 1,5 millones. Sin embargo, la tasa es superior al promedio de la región. La tasa de penetración del 4G es mayor al 30 por ciento. En el mundo fijo a final de este año vamos a estar con  800.000 hogares que disponen de banda ancha de altísima velocidad. En TV cable debemos estar por los 150.000 a 200.000. El producto que de verdad tiene piernas para el futuro es el de banda ancha de alta velocidad.

Usted habla de la autopista digital, ¿cómo ve el estado real de la brecha digital en Bolivia? ¿A cuánto de distancia está el país de los más desarrollados?

Mucho aún, pero la tasa en la cual estamos construyendo es fenomenal. Uno de cada cinco usuarios móviles en Bolivia no tiene todavía un servicio de 4G, pero nuestra red de móviles ya cubre el 60% del país, o sea que estamos cerrando la brecha muy rápido y sumando usuarios de 4G a pasos agigantados.

¿La digitalización en Bolivia camina a mayor ritmo que en los otros mercados?

Que no te quede la menor duda de que los jóvenes, las clases medias bolivianas están demandando conectividad con unas tasas de crecimiento muy robustas, posiblemente porque había rezago y ahora que estamos construyendo las redes hay un deseo de conectarse al mundo y de participar en la comunidad digital.

¿Cuál debe ser el rol del Estado en la construcción de la autopista digital?

Debe ser el de facilitador de las inversiones. En Bolivia el modelo está funcionando en el sentido de que nos sentimos cómodos, realizando las inversiones que estamos haciendo. Son cuantiosas para un público que responde con deseos de tener las conexiones de alta velocidad. Estas autopistas son la base, la infraestructura para que una economía como la boliviana se conecte a la economía digital del siglo XXI. No hay ciudadano y empresario digital sin las autopistas digitales.

¿Cuánto tiempo y recursos necesita Bolivia para concluir las autopistas digitales?

Me imagino que a la vuelta de un quinquenio vamos a estar a unos niveles de conectividad equiparables a los países desarrollados. Las redes las estamos construyendo antes. Países que han logrado un PIB per cápita superior al boliviano, el 80 por ciento de sus hogares terminan teniendo una red que les ofrece alta velocidad. En Bolivia vamos entre un 20 a 30 por ciento.

¿Cómo ve el contexto político boliviano para seguir desarrollando negocios?

Todos los mercados internacionales están bastante inquietos. Las eras de estabilidad en países desarrollados, no desarrollados y emergentes se acabaron. La inestabilidad ocurre en los desarrollados de igual manera. Nuestro negocio de telecomunicaciones es de largo plazo. Construir redes hoy para llenarlas en 5 a 10 años es de largo plazo. Operamos con una mentalidad en la que los vaivenes políticos del día a día los entendemos, los escuchamos, pero nuestra mirada permanece en la estabilidad de largo plazo y creemos que Bolivia va a seguir teniendo estabilidad, más allá del día a día político. Creemos eso porque hay una clase media creciente que requiere educación y conectividad y una pirámide demográfica muy joven que hace que la perspectiva de varios años sea buena. Estamos en Bolivia para largo plazo.