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24 de junio de 2018, 4:00 AM
24 de junio de 2018, 4:00 AM

Tiene 40 años y es ingeniero comercial. “Mi trabajo es gestionar los equipos para que tengan la productividad necesaria y priorizar las tareas”, dice Luis Fernando Saavedra Tardío, el CEO de Dismac, una de las empresas de la Corporación Saavedra Tardío, de la que también es accionista y directivo con sus padres y hermanos. Sobriamente vestido con una camisa rosada, compartió un desayuno con EL DEBER, en una mesa de La Terraza del hotel Los Tajibos, atendido por Marco, uno de los empleados más antiguos de ese acogedor espacio.

“Habitualmente desayuno, almuerzo y ceno. Desde hace tres semanas sigo un régimen de dieta por recomendación médica”, relata, mientras se sirve una taza con té y limón, un par de panecillos dietéticos y una ligera porción de jamón. ‘Luisfer’ se levanta cada día a las 7:30 y su primera actividad es leer la portada y las noticias económicas y políticas de EL DEBER digital. “También reviso en el periódico impreso las publicidades de los otros jugadores y las mías, sobre todo para saber qué están haciendo. A las 9:00 entro a mi oficina”, narra este empresario cruceño, padre de Hugo Andrés, Felipe, Luis Fernandito y su hijastro Rodrigo.

 

Sus estudios de colegio los hizo en el Alemán y los dos últimos años, en el Americano. Su título profesional lo obtuvo en la Universidad Adolfo Ibáñez, de Viña del Mar, Chile, donde también  cursó una maestría. Años después consiguió un MBA en la Universidad Santa Clara, ubicada en la zona de influencia del Valle del Silicio (Silicon Valley), en California, EEUU.

Apegado a las matemáticas y a la física, pero menos interesado en las ciencias sociales, cuando era escolar Luisfer siempre tuvo apego al emprendimiento, impulsado desde temprana edad por su padre, Luis Saavedra Bruno, gestor de la Corporación Saavedra Tardío, que cuenta con negocios en el sector inmobiliario, en la ganadería, en la comercialización de electrodomésticos (Dismac) y en la industria de plásticos (Dispac). 

“Cuando era muchacho mi padre me dijo: ‘No importa lo que hagas o estudies, en algún momento terminarás siendo empresario’. Él tenía participación accionaria en una fábrica de aceites y me mandaba desde chico a trabajar en mis vacaciones en el almacén o en la división de armado de envases. En la universidad tenía trabajos puntuales en algunas de las empresas. Cuando terminé mis estudios, me vine a trabajar en el área de marketing de Dismac y luego me hice cargo de la gerencia comercial”.

 

Silicon Valley, clave en su carrera 

La vocación innovadora que muestra podría explicarse por su paso de cinco años en EEUU. Allí no solo estudió en una universidad de la zona de Silicon Valley, sino que se empleó en un grupo latino que tenía startups. “Crearon un modelo de farmacias para migrantes con médicos que atendían en español. Habilitaron también un modelo de créditos de consumo para migrantes. Yo trabajé en una startup que vendía tarjetas de prepago. Mi primer jefe en EEUU había sido vicepresidente de la división de tarjetas para el mercado americano del Bank of America.

Me entrevistó en un puestito de un supermercado, como los que tienen aquí las telefónicas. Él estaba sentado ahí para construir el modelo de negocios y definir cómo operar antes de aplicarlo. No se puede perder el contacto con el punto de venta. Esto me abrió la mente y entendí que lo primero es el modelo de negocios y entender al cliente”.

Dismac, con foco en el cliente

Desde que retornó de EEUU a Dismac, su idea ha sido poner el foco en el cliente y agregar valor, estandarizar procesos y replicarlos. “No era suficiente vender solo heladeras. Teníamos que dar otros beneficios al consumidor, como sistemas de pagos en cuotas, puntos por compras, dar posibilidad de devolución de productos, entregas a domicilio, sistemas de fidelidad y una garantía muy fuerte”.

 

 

La compañía que gestiona cuenta con 268 empleados y 23 tiendas, sobre todo en las ciudades del eje troncal, además de operaciones y distribuidores en Sucre, Tarija, Beni y Potosí. “Se ha reinventado varias veces. Partió como distribuidora de materiales de construcción, pasó a vender software, luego a la comercialización de electrodomésticos al mayoreo, hasta llegar al retailer”.

La mora es un tema que se maneja con nivel aceptable en la empresa, según refiere. Para eso, se debe tener buenos sistemas de evaluación. Además, al que paga bien se le da premios como la compra sin cuota inicial. En cambio, al cliente que paga mal se le limita los niveles de acceso a la siguiente compra. Hay centros de datos para evaluar a los consumidores. “Hoy lo que queremos es mejorar y crecer en lo que estamos y conocemos. Tenemos que seguir con nuestra expansión y aumentar la variedad de productos y servicios. Dismac tiene registrados más de 40.000 clientes”.

Sobre el momento económico de Bolivia, opina que hay un crecimiento menor al de otros años que hace que en algunos casos los consumidores retrasen sus decisiones de grandes compras. Respecto al sector de electrodomésticos, cree que estuvo durante años muy dominado por el contrabando, pero que ahora se está formalizando, lo que le da buenas oportunidades.

 

 

Santa Cruz se debe reinventar

“En este país todavía hay mucho por hacer, independientemente de la condición económica y social. Santa Cruz es un polo de desarrollo porque llega mucha gente y tiene la mayor cantidad de negocios, no asociados al Gobierno. Necesita seguir creciendo y reinventarse. Es decir, crear nuevas áreas de negocios y mejorar los conceptos de servicios al consumidor”, explica. 

Luisfer menciona tres claves en su estilo gerencial. “Lo más importante es no perder el contacto con el consumidor. Es fácil ahogarte en los procesos operativos y no mirar abajo. Lo segundo es ver la competencia y lo tercero es tomar en cuenta a tus recursos humanos”. 

Su vida empresarial la combina también con la dirigencia del gremio empresarial. Fue director alterno en la Cainco, entre 2004-2006, y este año completará una segunda gestión de cuatro años en ese mismo rol. También está en el directorio de la Cámara de Comercio Americana.

Antes de que nazca su último hijo, su pasatiempo favorito los fines de semana era pasear en motocicleta. Uno de sus placeres es cocinar, integra la comparsa Fregonazos y vacaciona al menos una vez al año. Combina sus viajes de negocios con descanso y visita sobre todo Brasil, Chile, Perú y Colombia. Tiene un hermano que es ingeniero mecánico y dos hermanas. Una se profesionalizó en Ingeniería Comercial y otra se tituló en Arquitectura en Nueva York.