La aeronave fue traspasada al Ejecutivo. Una autoridad del Gobierno afirma que se realizan los trámites para buscar al propietario a través de una denuncia internacional y se debe esperar dos años

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7 de julio de 2018, 4:00 AM
7 de julio de 2018, 4:00 AM

El aterrizaje en el aeropuerto El Trompillo de Santa Cruz de un avión Super Mid-Size Gulfstream GIII hace tres meses generó cuestionamientos. La nave, con matrícula N557 JK, fue incautada por la Aduana Nacional de Bolivia porque no tenía ninguna autorización legal que posibilite su ingreso al país y hasta ahora se desconoce el propietario.

De acuerdo con el Decreto Supremo 2275 (sobre el Reglamento a la Ley General de Aduanas), la entidad adjudicó la nave al Ministerio de la Presidencia para que pueda ser utilizada por el órgano ejecutivo. No obstante, se prepara un trámite de denuncia internacional para identificar al dueño del avión que fue valorado en Bolivia en $us 10 millones.

“Es un jet de lujo que estuvo en El Trompillo por mucho tiempo sin que nadie se asome a reclamarlo. Fue una denuncia de Sabsa (Servicios de Aeropuertos Bolivianos SA). (No hubo ningún proceso penal contra nadie) porque ha sido declarado en abandono. Se adjudicó al Ministerio de la Presidencia para labores, tanto del vicepresidente como de los ministros”, explicó la presidenta de la Aduana, Marlene Ardaya.

La nave, de origen norteamericano, con matrícula comercial, está “absolutamente utilizable”, según Ardaya. Hasta el cierre de esta edición, la Unidad de Bienes Adjudicados del  Ministerio de la Presidencia no dio ninguna información. Señalaron que los funcionarios estaban de viaje.

Sin autorización

Alberto Pozo, gerente de la Aduana, explicó que se había verificado que el avión no pasó por la Aduana y se procedió a su comiso en coordinación con la DGAC (Dirección General de Aeronáutica Civil). Pero esta entidad no emitió comunicado al respecto y no tiene información en su página web. Se buscó al gerente de Sabsa, Óscar Gálvez, pero tampoco declaró.

Un problema grande

Entre tanto, el experto en aviación Samuel Montaño explicó que la nave no aterrizó a un aeropuerto clandestino sino a uno regulado. Por lo tanto, dijo que había un problema grande. 

Al momento de arribar, tiene que reportarse al pedir pista. Si no tienen datos de cómo entró, para qué, ni quién piloteó, hablamos de un problema grande que se va a sumar a uno como LaMia; es decir, hay tanta informalidad en la atención de estos vuelos, que un tirón de orejas es poco”, dijo.

El analista Julio Alvarado también se expresó sorprendido por la facilidad con la que ingresó la nave. “Es una muestra clara de que en Bolivia el Estado es deficiente. No puede ser posible que un avión aterrice en un aeropuerto que no está perdido en el altiplano o la Amazonia sino que se encuentra en la segunda ciudad de Bolivia. No hay control. Demostramos que no hay Estado y que operan mafias internacionales”, recalcó.

Denuncia internacional

Una autoridad del Gobierno, que pidió que se guarde su nombre en reserva, explicó que se conocía que este jet estaba estacionado desde el año pasado en Santa Cruz y que no se lo ha usado “para nada”, a la espera de iniciar trámites internacionales para encontrar al dueño o embargarlo y recuperarlo. 

Nadie puede levantar ni medio centímetro de vuelo hasta que no se lo haya recuperado en verdad. Ese es un trámite muy largo. Ya veremos en qué lo usa el Ejecutivo, pero para llegar a ello, tiene que pasar un par de años por lo menos. Es una denuncia a escala internacional, para saber de quién es el avión”, detalló.

Un banco es el dueño

Propietario
Según la matrícula N557JK, el Gulfstream de 21 asientos pertenecería al Bank of Utah Trustee de Salt Lake City de acuerdo a registro de la Federal Aviation Administration de EEUU.  

Se alquilaba
Realizando un rastreo de la matrícula se evidencia que el avión, fabricado en 1982 a un costo de $us 37 millones, brindaba servicios a clientes corporativos de la empresa Global Exec Aviation con sede en Long Beach (California).

Producción en EEUU
Solo se fabricaron 202 aviones.