El Gobierno mantuvo un encuentro con los privados y por primera vez aceptó el uso de transgénicos para los biocombustibles. Desde Anapo y Cappo indicaron que el país se beneficia. Para Probioma, la decisión es errada y apresurada

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19 de marzo de 2019, 4:00 AM
19 de marzo de 2019, 4:00 AM

Inédito. Por primera vez el Gobierno dejó de lado su postura en contra de los transgénicosy aceptó que para llevar adelante el proyecto de biodiésel es necesario aceptar el uso de dos semillas de soya (Intacta y HB4), que provienen de un tratamiento biotecnológico.

El principio de acuerdo se generó en la reunión que se desarrolló en el hangar presidencial de Viru Viru en la que participó Evo Morales, jefe de Estado, Álvaro García Linera, vicepresidente, los ministros del área económica y los principales representantes del sector privado.

Al finalizar la reunión, que duró más de tres horas, Luis Alberto Sánchez, ministro de Hidrocarburos, precisó que de acuerdo con la Ley de Aditivos de Origen Vegetal, Bolivia apuesta a los biocombustibles y detalló que primero se dio un paso clave con el uso del etanol como combustible, a tiempo de remarcar que ahora se aprobó el uso de la biotecnología en la producción de soya, con el único fin de que sea de uso exclusivo para la preparación del nuevo combustible biodiésel.

Sánchez explicó que actualmente existe una superficie de producción de soya de 1,3 millones de hectáreas en Santa Cruz, que se destina para el mercado interno y para la exportación a tiempo de indicar que la autorización del uso de biotecnología es para incentivar el incremento de la frontera agrícola en 250.000 hectáreas más, cuya producción se destinará a otro mercado que es el de biodiésel.

“Necesitamos para el biocombustible 100 millones de litros de aceite vegetal, para lo cual es necesario el incremento de 250.000 hectáreas. El biodiésel permitirá bajar costos, reducir importación, disminuir la subvención al diésel y aumentar la producción de este combustible”, señaló Sánchez.

Sobre el tema, Luis Barbery, presidente de la Confederación de Empresarios de Bolivia, calificó la reunión de exitosa y puntualizó que con este nuevo giro del Gobierno los productores tendrán un mayor margen para invertir en biocombustibles.

Señaló que las semillas transgénicas de soya van a permitir mejorar el rendimiento y garantizar la producción del biodiésel. “Ya hay una decisión tomada, ahora esperamos la norma que indique cómo se va a operativizar”, dijo Barbery.

A su vez, Miguel Ángel Crespo, director de Probioma, lamentó la decisión gubernamental e indicó que desde el ámbito legal si el Ejecutivo aprueba el uso de los transgénicos mediante una resolución, un decreto o una ley estará violentando la Constitución Política del país y las leyes de la Madre Tierra y de la Revolución Productiva.

Crespo observó que en el aspecto productivo, se aprueba el uso de un evento (HB4) que en su país de origen (Argentina) todavía no logró la autorización para su comercialización y que en China se van a tomar un año para analizar si es conveniente su uso.

“Es una decisión errada y apresurada y es el Comité de Bioseguridad el encargado de frenar y reducir el uso de los transgénicos”, sostuvo Crespo.

Satisfacción en el agro

Jaime Hernández, gerente general de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), explicó que cualquier variedad de soya con eventos de biotecnología puede ser utilizado para la producción de biodiésel porque contiene aceite vegetal que es la materia prima del biocombustible.

Hernández recordó que en la actualidad ya se usa el evento RR1 (semilla resistente al glifosato) y que con la decisión del Gobierno se suman los eventos Intacta (semilla resistente a las plagas) y HB4 (grano tolerante a la sequía).

“Es una gran noticia la posibilidad de usar estos transgénicos que van a beneficiar al país”, dijo Hernández.

Isidoro Barrientos, presidente de la Cámara Agropecuaria del Pequeño Productor del Oriente (Cappo), sostuvo que la incorporación de nuevos eventos va a permitir a los agricultores aumentar el rendimiento y hacer frente a los problemas de sequía y de plagas. “Luego de cuatro años vemos una respuesta a nuestro pedido”, dijo Barrientos.