Perseverancia. La directora de Eurochronos empezó ofreciendo relojes en un maletín hace 23 años. Luego vendría la fusión de dos segmentos en una sola tienda. Ahora se impone la experiencia del cliente

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7 de abril de 2019, 3:42 AM
7 de abril de 2019, 3:42 AM

La experiencia del cliente de Eurochronos empieza con la emoción que inspira la fachada de su nuevo edificio emplazado sobre la avenida Velarde. En ella se muestra una extraordinaria combinación de figuras, tal vez como preludio de lo que la tienda tiene para ofrecer. Una vez adentro, el cliente confirma que ha ingresado a una dimensión gratificante para los sentidos. Destellos bajan en cascada desde lo alto, luego fluyen por contornos agraciados hasta acariciar los accesorios que allí se exhiben. Descubiertos así, los accesorios dejan de ser tales al quedar grabados en la retina.

Allí nos saluda la directora de Eurochronos, la Lic. Fátima Céspedes, invitándonos a continuar la experiencia. Recorremos los ambientes y apreciamos relojes de ensueño; cambiamos de nivel y nos guiñan las joyas y las gemas; tenemos la opción de hacer una pausa en espacios que envuelven con detalles y comodidad, pero la expectativa va en aumento y nos conduce a obras de arte y a libros de colección que hablan de estilos de vida. Finalmente nos detenemos frente una mesa bien servida, cortesía de la casa, para realizar la entrevista.

“El concepto de la tienda es darle al consumidor un lugar donde pueda estar cómodo para apreciar las marcas de la mejor manera posible; los espacios apelan a los sentidos”, dice Fátima. Está claro que aquí se ofrece más que productos: se ofrece experiencias. Y muy pronto esas experiencias se van a potenciar aún más, cuando se termine de instalar un bistró en el último nivel. “Será un espacio para compartir con los amigos, tomarse un café, escapar del tumulto de la ciudad”, agrega.

La unión de dos segmentos

Tras graduarse de la universidad, Fátima Céspedes exploraba el mercado cruceño para ver la posibilidad de iniciar un negocio con lo que la apasionaba: los relojes. Sus averiguaciones le permitieron deducir que aquí había una veta inexplotada. Corría el año 1995, y la joven emprendedora debía sobreponerse a criterios contrarios a los suyos. “Cuando quería empezar con la relojería, la gente me decía que yo estaba loca, que en Bolivia no había mercado”, recuerda. Fue su padre el que le infundió ánimo. “Él me preguntó: ¿Usted cree que le va ir bien, cree que lo puede hacer?, y yo le dije que sí. Entonces me respondió: Bueno… métale”.

Así, Fátima echó a andar su negocio con un contrato de subdistribución y un maletín cargado de muestras de relojes Swatch, cuyos precios oscilaban entre los 40 y 65 dólares. Luego agregó Tissot y Omega. Al hacer mayoreo, se dio cuenta de la limitación de no contar con puntos de venta. Tampoco podía colocarlos en las joyerías existentes, porque estas no se interesaban en comercializarlos. “No veían que la joyería y la relojería iban juntos, cuando son productos que encajan perfectamente”, manifiesta al recordar los inicios de esa fusión pionera.

Eurochronos en el tiempo

El crecimiento de Eurochronos vino de la mano del relacionamiento directo de Céspedes con las fábricas y de su asistencia a convenciones y ferias. Su portafolio de productos subió a 23 marcas. Estos contactos eran necesarios porque detrás de la relojería hay todo un mundo de tecnología y diseño. “Además de su utilidad, el reloj se ha convertido en una obra de arte, tanto en lo mecánico como en lo estético”, afirma.

Pone como ejemplo la marca Rolex, una de las que genera mayor aspiración en el mundo. Su casa matriz no persigue el lucro (reinvierte todo lo que genera) y ha sido declarada patrimonio de Ginebra, por su relación amigable con su comunidad y el medioambiente. También menciona a Bvlgari, que acaba lanzar al mercado el cronógrafo más delgado del mundo, toda una proeza considerando que en estos aparatos deben caber más de 200 piezas.

Aparte de ofrecer una gama de relojes que no compiten entre sí, sino que se complementan, la firma cruceña se enorgullece de su servicio posventa. Sus técnicos incluso se capacitan en Suiza para poder estar a la altura de los productos.

La otra mitad de la historia de éxito es la joyería. Fátima tuvo la visión de enrolarse en cursos de gemología, con certificación en diamantes y piedras semipreciosas, lo que le permitió desarrollar habilidades imprescindibles al momento de realizar compras. “Poco a poco me apasioné con la joyería al punto de formar un taller y tratar de producir algo 100% boliviano”, asegura, aunque no fue fácil concretar ese sueño, debido al exceso de burocracia y de otras limitaciones.

“Me da pena ver que nuestro país se aísla y no aprovecha el esfuerzo del boliviano, que por naturaleza es emprendedor y trabajador”, se lamenta. Sostiene que un producto nacional tendría que estar globalizado para competir afuera. Por ahora, su marca está hecha con partes que provienen de prestigiosas casas italianas y que luego se terminan en el país.

Eurochronos tiene cerca de 50 trabajadores, algunos de los cuales están allí desde sus inicios. Cuenta con sucursales en el Ventura Mall, en Las Brisas y en la zona sur de la ciudad de La Paz. Un objetivo cercano de la firma es mejorar la experiencia digital de los clientes. “Hoy en día no puede existir el comercio sin la experiencia digital; por ello estamos en el proceso de organizar la estructura para el comercio online”, anuncia la ejecutiva.

Con esa mirada hacia el futuro, Fátima Céspedes deja establecida la forma en que encara sus retos: “Los padres tenemos que creer en nuestros hijos, y uno tiene que creer en uno mismo; con esta base y sumando perseverancia, se puede alcanzar lo que uno quiera. No hay límites para el ser humano”.

Perfil

Fátima Céspedes salió bachiller del Colegio Franco Boliviano. Tiene una licenciatura en Marketing y Comercio Internacional (Georgia State University, Atlanta) y un título en gemología. Disfruta de la lectura; acaba de leer un libro sobre resiliencia. Practica el running. Viaja seguido por motivos de trabajo; a veces la acompaña su familia. Suiza, Italia y Estados Unidos son sus principales destinos. Ofrece su propia línea de joyas en el exterior, además de llevar otros productos bolivianos.