Los cuadernos que revelan la trama de sobornos mencionan a dos compañías, una de ellas la polémica Isolux-Corsán Corviam, que abandonó dos obras en el país 

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3 de agosto de 2018, 18:00 PM
3 de agosto de 2018, 18:00 PM

El escándalo de corrupción en el que está envuelto el kirchnerismo en Argentina involucra a dos compañías que firmaron contratos con el actual gobierno de Bolivia. Uno de los principales implicados, Gerardo Ferreyra, incluso llegó al país para suscribir el acuerdo y participó de un acto en el que estaba Evo Morales. 

Ferreyra es una de las personas que aparecen en las libretas de Óscar Centeno, el chofer -también detenido- que según la investigación dejó apuntados con detalle durante más de una década los recorridos que hacía con su jefe, Roberto Baratta, y otros exfuncionarios kirchneristas para recaudar bolsos con millones de dólares, dinero que era presuntamente destinado a funcionarios con el fin de favorecer la concesión de contratos de obras.

Según señala Erbol, citando al periódico argentino La Nación, que fue el medio que reveló la trama, las empresas implicadas en el escándalo y que operaron en Bolivia son Ar.Bol y la española Isolux-Corsán Corviam. Las dos tienen algo en común: ambas no cumplieron los contratos que firmaron en Bolivia. 

Ar.Bol era un consorcio que fue conformado Gerardo Ferreyra, vicepresidente de la compañía Electroingeniería, una pequeña empresa que ganó poder y millonarios contratos durante los gobiernos de los Kirchner. En enero de 2010 este empresario llegó a Bolivia para participar del acto de la firma del contrato de construcción de la vía Santa Bárbara-Caranavi-Quiquibey por un valor de 234,90 millones de dólares. Este contrato fue rescindido en 2015 por las constantes demoras en la ejecución de la obra.

Ferreira (segundo de izquierda a derecha) junto a Evo Morales en el acto en el que se firmó el contrato con el consorcio Ar.Bol

Ferreyra, que ya está detenido, calificó esta investigación como un show. "No sabemos por qué estamos detenidos. Averiguación de delito. Ningún sobreprecio. Ni coimas", remarcó a la prensa el directivo de Electroingeniería.

La segunda empresa implicada es Corsán Corviam, filial de Isolux Corsán, la sociedad española que dejó en el abandono dos obras. La empresa se fue en marzo de 2017 y sin dar explicaciones de la construcción de la carretera entre Ixiamas y San Buenaventura, cuyo contrato tenía un valor de 137 millones de dólares y de la planta hidroeléctrica de Miguillas, que tenía un acuerdo suscrito por 397,9 millones de dólares. La compañía se marchó dejando varias deudas a empresas subcontratadas y de pagos a los trabajadores.

En abril de 2017 Bolivia procedió a cobrar la boleta de garantía de la empresa española Corsán Corviam por un valor de 20 millones de dólares.

Según señala el diario Los Tiempos no es la primera vez que esta empresa española es mencionada en una red de sobornos, en 2017 el nombre del empresario Juan Carlos de Goycoechea ya fue mencionado en una investigación de corrupción que implicaba a empresas que operaban en Sudamérica y África. 

Apoyo de Evo

El presidente Evo Morales envió su apoyo a Cristina Fernández de Kirchner el jueves. En un tuit aseguró que esta investigación es parte de una estrategia judicial destinada a perjudicar a líderes progresistas, como afirma que ocurre con Lula en Brasil y Correa en Ecuador.

"La derecha en América Latina, después de su fracaso, intenta mediante persecución judicial, acallar la voz de los pueblos. Nuestro apoyo a la hermana Cristina Kirchner que al igual que los hermanos Lula Da Silva y Rafael Correa padecen amedrentamiento por órdenes del imperio", escribió en Twitter.

Más de una docena de personas, entre empresarios y miembros de los Ejecutivos  kirchneristas, fueron hasta el momento detenidos en el marco de la causa. Entre la multitud de anotaciones de los cuadernos de Centeno están viajes con dinero hasta la residencia presidencial o al apartamento particular de la familia Kirchner en Buenos Aires.