Cientos de familias armaron campamentos en las faldas de los caminos desde diciembre. Temen una epidemia de enfermedades. Piden dotación de agua potable. Los ganaderos trasladan a sus animales a tierras altas para evitar la mortandad

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7 de febrero de 2018, 4:00 AM
7 de febrero de 2018, 4:00 AM

Ignacia Peña no recuerda la fecha exacta, “eran los primeros días de diciembre”, dice mientras comienza su relato. “Era de día, pero todo se oscureció y empezó a llover a cántaros. Tuvimos que abandonar nuestras casas”, cuenta. Aquella tormenta, que su mente trata de olvidar, causó la crecida del río Ibare. 


El llanto cristalino caído del cielo robusteció a ese afluente, uno de los más grandes de Beni, e inundó la casa de la mujer y de cientos de familias de la zona de Puerto Almacén. La carretera que una esta región con la ciudad de Trinidad fue donde Ignacia y sus vecinos encontraron refugio. En las faldas del asfalto armaron improvisados campamentos y hasta ahora permanecen ahí.


“Es más de un mes. Necesitamos ayuda, no tenemos agua potable y precisamos baños portátiles”, dijo Peña, mientras tres de sus siete hijos se bañan en una gran laguna de agua estancada, que se formó por las fuertes lluvias registradas en la región. 


La mujer agrega que tampoco puede trabajar, el agua inundó las tejerías donde ella y el resto de su familia se dedican a producir ladrillos y tejas. “Somos 27 familias de la Asociación Nueva Esperanza las que estamos afectadas”, concluyó.


Emilsa Cossío Roca es otra damnificada. La sexagenaria mujer cuenta que es la tercera vez que tiene que salir a la carretera para refugiarse de los embates del Ibare. “En 2008 y 2014 también llovió con mucha fuerza”, recuerda mientras con sus manos ágilmente arma una improvisada cabaña de madera y carpas. “Ojalá ya no llueva más y todo esto pase”, exclama.


Mientras los adultos se preocupan, de forma distendida varios niños se sumergen en las grandes lagunas provocadas por el rebalse ante la preocupante mirada de sus padres.


“El agua está contaminada, solo la ocupamos para lavar, en la noche el olor es insoportable. Esto nos puede traer enfermedades y por las condiciones convertirse en una epidemia”, agrega intranquila Cossío.


Trasladan el ganado
Puerto Varador es otra zona afectada, aunque las aguas no causaron estragos. Sin embargo, varios ganaderos comenzaron a retirar sus reses. Uno de estos es Modesto Ribera, de 74 años, que pese a tener una cabellera blanca su cuerpo todavía es ágil. Junto con varios de sus vaqueros comenzó a acarrear su ganado “antes de que sea muy tarde”. 


“Perdón, no puedo hablar; tengo que sacar mis animales antes de que se haga de noche”, dijo. 


“Con cuidado, no lo ahorques”, gritó luego a sus empleados que empujaban una res hasta un camión.


En 2014, cuando se registraron lluvias extraordinarias en Beni y Pando, 122.000 cabezas de ganado murieron ahogadas en aquella época. Por eso, muchos criadores de ganado vacuno comenzaron a trasladar sus animales a tierras más altas. Se calcula que el hato ganadero en el departamento amazónico llega a 3,2 millones de cabezas.


El COED brinda auxilio
Cristian Cámara, director del COED de Beni, señaló que de forma permanente se bringa ayuda médica a las personas afectadas en las zonas de Puerto Almacén y Puerto Varador. Explicó que cada año se advierte a las personas sobre lo peligroso de tener viviendas cerca del río Ibare.
“A ellos les estamos enviando brigadas médicas de manera constante”, afirmó.


El funcionario manifestó que la Gobernación del departamento habilitó tres campamentos para dar auxilio a las personas que perdieron sus viviendas por las lluvias intensas. “Tenemos como 180 familias en estos lugares”, matizó. 


Por otro lado, ayer el COED envió vituallas y asistencia médica a San Javier, donde se tienen 279 familias damnificadas por las crecidas.
Además, se estima que más de 3.000 familias de la región oriental están afectadas por las inclemencias del tiempo.


Cámara agregó que ya se trabaja con el Viceministerio de Recursos Hídricos para poder afrontar este problema a largo plazo.


“Nosotros vemos que la mejor solución sería construir represas”, afirmó.


En la víspera, el gobernador de Beni, Álex Ferrier, dijo que el caudal de los ríos Ibare y Mamoré bajó, tras realizar una navegación de inspección por esos afluentes; pero la alerta se mantiene. “Hemos podido percibir que se han unido, el Mamoré ha entrado al Ibare, ello hace que no bajen las aguas aquí en la ciudad de Trinidad, pero lo bueno es que hace tres días que no llueve”, agregó.

 

Reporte del Ministerio de Defensa cuantifica 8.203 familias afectadas por lluvias en siete departamentos 

El Ministerio de Defensa informó de que se incrementó a 8.203 las familias afectadas por fuertes lluvias en siete departamentos del país.
Según datos de dicho ministerio, en Beni se registran al menos 3.134 familias afectadas; en La Paz, 4; en Chuquisaca, 2.280; en Santa Cruz, 320; en Cochabamba, 58; en Potosí, 2.100; y en Tarija, 307.


Las familias afectadas en Bolivia suman 6.129. La cantidad de familias damnificadas se mantiene en 86; es decir, 46 en el municipio de Tupiza, 32 en Vinto y ocho en Tiquipaya. 


En una red televisiva nacional, el viceministro de Defensa Civil, Carlos Brú, sostuvo que las previsiones meteorológicas advierten lluvias, aunque moderadas, en el sur del país en los próximos días. “Tenemos pronosticos de lluvias moderadas, pero lo más difícil se concentra en Chapare, en Beni y parte de Pando porque sus ríos registran crecidas constantes. La posibilidad de inundaciones (en esas regiones) es inminente”, indicó.