El ingeniero civil Alexander Capela es el gerente de la compañía Itacamba, cargo que desempeña desde hace nueve años. Es el menor de los hermanos.

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10 de febrero de 2019, 4:21 AM
10 de febrero de 2019, 4:21 AM

Está desde que se concibió el proyecto de la planta cementera de Yacuses en la frontera con su país natal, Brasil. El ingeniero civil Alexander Capela es el gerente de la compañía Itacamba, cargo que desempeña desde hace nueve años. En la terraza Los Mangales, habilitada en exclusividad por el hotel Camino Real, sostuvo un amplio diálogo en un Desayuno con EL DEBER.

“Hemos comenzado el año con mucha expectativa. Al ser electoral, tendrá una dinámica muy especial. La construcción se puede acelerar, porque acaban invirtiendo mucho y es positivo para el cemento”, destaca el profesional brasileño, de 56 años, que nació en Porto Alegre y es hijo de un alemán del sector de la construcción y de una portuguesa, que llegaron como migrantes al vecino país.

Es el menor de los hermanos. El varón Marco Antonio era fotógrafo publicitario y ahora tiene una hacienda con ganado para la exportación. La mujer es profesora.

Como su padre era ingeniero y trabajaba en una compañía alemana de construcción, no tuvo una ciudad fija para estudiar en el colegio. La profesión de ingeniería civil la cursó en la Universidad Federal de Porto Alegre. “Elegí la carrera por influencia de mi padre y me gusta construir. Cuando era pequeño lo acompañaba a ver las obras y fui tomando gusto de esto. Empecé a trabajar en constructoras alemanas con grandes obras hasta que me invitaron al proyecto del cemento. Mi primer empleo fue cuando entré a la facultad y tenía 18 o 19 años. Empecé con prácticas. Tengo un posgrado con énfasis en calidad y productividad y una maestría terminada en San Pablo”.

Trabajó en una constructora alemana con gran aceptación en Brasil y después en otra en Santa Catarina, de grandes proyectos de escuelas. Es experto del área de construcciones especializadas, o sea, lo que es prefabricado.

Después de seis años en esa área entró a Votorantim, donde estuvo en el equipo comercial antes de aterrizar en Bolivia. “Es un grupo empresarial familiar que ya llegó a 100 años, con sede en San Pablo, y con 60 mil empleados. Cuando yo estaba en planificación estratégica ya miraba los proyectos de Votorantim en Brasil y en América del Sur. Había un proyecto en Bolivia, llegué a estudiar el mercado y ya teníamos operaciones. Bolivia estaba como el primer proyecto de Votorantim fuera de Brasil, con la familia Parejas, los precursores que vieron mucho potencial y tenían el sueño de producir en Bolivia. También hay presencia en Canadá, EEUU, Argentina, Uruguay, España, Turquía, Túnez y varios países más”.

Hace 10 años vino y estudió el mercado, las condiciones ambientales y las compras de licencias, con la ayuda de los socios locales.

Itacamba, constituida hace 20 años, cuenta con la planta Yacuses, de casi 500 empleados. En el centro administrativo trabajan unas 60 personas. Los socios de la compañía son el local Coseca, Yacimientos Molinos, que es un grupo español de 90 años de existencia, y Votorantim.

De los seis gerentes, él es el único extranjero. En toda la planilla de personal solo hay 11 del exterior.

El directorio se reúne de tres a cuatro veces al año y tienen un grupo corporativo que reporta los resultados cada mes. “Trabajamos con un modo muy abierto y realizamos videoconferencias con la planta. Yo voy varias veces al mes”.

Con un estilo participativo

Cuando se le pregunta cuál es su estilo de liderazgo, responde: la gestión participativa y unos valores que acaban construyendo el marco. “Tenemos un estilo de trabajo muy abierto. Mi sala siempre está con las puertas abiertas, no tengo ninguna secretaria o asistente que bloquee el acceso. Si alguien necesita algo, puede acceder. En algunas ocasiones incluso salimos a almorzar”.

La molienda de la cementera tenía una capacidad de 200 toneladas anuales. Con Yacuses, ahora la capacidad es de 950 mil. Con las dos se llega a casi un millón. “Las moliendas de Puerto Quijarro siempre están listas para operar. Teníamos un mercado pequeño, con solo un 5% y ahora estamos con 17%. Un tercio del mercado cruceño le pertenece a Itacamba. Nuestra principal planta está en Santa Cruz. Queremos ser la planta de la región. Con Yacuses el cemento está garantizado. En Santa Cruz siempre tuvimos más competencia que en los demás departamentos.

El mercado de Yacuses estuvo decreciendo por la gran competencia y hay que tener cuidado. Estamos muy atentos viendo nuevas estrategias de crecimiento. Cuando construimos Yacuses crecimos un 57% y el mercado estaba estable. En Santa Cruz había caído la competencia y nosotros crecimos. Estamos avanzando en Cochabamba, La Paz, Beni, Tarija, pero nuestro principal mercado es la zona oriental, es decir, Beni, Santa Cruz e incluso Tarija oriental, y llegamos con mucha competitividad a Cochabamba. Crecimos en La Paz y tenemos Oruro”.

Hace ver que la industria del cemento tiene la característica de que cuando la economía crece la expansión aumenta, pero cuando desacelera el cemento desacelera más. “Hemos tenido 10 años de crecer y decrecer. Llegamos a tener un 13% de crecimiento humano, que es una situación anormal para una industria que demanda tanto tiempo de inversión para poder crear una planta. La industria trabaja en un aumento de capacidad. La posibilidad de falta de cemento es alta, y cuando desacelera, desaceleramos mucho más. En 2018 hemos quedado 1% abajo del 2017”.

Afirma que en Santa Cruz todavía abundan grandes proyectos que no despegan. “Hablamos de un tren metropolitano, de los planes para Viru Viru y proyectos de a montón que no despegaron. Algo que sale es Puerto Busch, importante para generar el consumo del cemento y dinamizar la economía”.

Con el proyecto de Yacuses han planificado una segunda línea, pero duplicaría la capacidad. Si el mercado vuelve a crecer fuerte en unos años, hay espacio para una segunda línea, pero por ahora puede crear una sobreoferta de cemento.

En este momento exportan a Argentina y Uruguay, además de clinker a Paraguay. “No es fácil. La logística de Bolivia es complicada para llegar a otras partes. Tenemos una atención logística privilegiada, podemos llevar grandes cantidades de cemento en camiones. Para Argentina tenemos un contrato de exportación de 50 mil toneladas, pero la primera carga es de cinco mil toneladas”.

Normalmente despierta a las 6 a 6:30 y procura caminar unos 40 minutos. Está casado con Daniela, formada en administración de empresas. Tiene tres hijas. La mayor vive en Brasil y es profesional en diseño de modas. Sus otras dos hijas son Ana Carolina, de 16 años, y Ana Julia, de 15.

Tiene una vida social movida en Santa Cruz y se queda el fin de semana en casa. Antes jugaba tenis y también golf. Viaja mucho y los fines de semana le gusta preparar churrasco para sus amigos.

Le gusta la música brasileña, la internacional y el rock. Lee libros de cosas técnicas y negocios. Vacaciona dos veces al año. Cuando tenía 14 años jugaba en las divisiones inferiores de Gremio. “Me encantaría quedarme en Bolivia y hacer crecer todavía más a la empresa”.