Causa. Las economías de EEUU, China y la Unión Europea crecen a un menor ritmo y las perspectivas son poco alentadoras

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30 de abril de 2019, 4:00 AM
30 de abril de 2019, 4:00 AM

Este año, la expansión de la economía mundial continuará, pero a un ritmo más lento, para posiblemente afianzarse en 2020. Y es que las estimaciones de organismos internacionales como el FMI señalan que el PIB global crecería un 3,3% o un 3,4% en 2019, un porcentaje menor al 3,7% registrado en 2018.

Una de las principales causas de esa situación por la que atraviesa la economía global es el comportamiento del comercio, que en 2018 habría sido muy cercano a cero y este año sería negativo, señalan los entes internacionales.

La guerra comercial entre EEUU y China ha impactado más negativamente de lo que se preveía. Ambas economías son las más grandes del orbe; juntas producen cerca del 36% de lo que elabora todo el planeta. Y el problema no es solo ese, sino que el principal destino de las exportaciones de EEUU es China y esas ventas externas se redujeron casi un 37% en 2018.

De forma análoga, el mercado más importante para China es EEUU y sus exportaciones habrían caído un 5% el año pasado. Además, la economía del gigante asiático ya no crece como antaño, ya que pasó de casi un 7% en 2017, a un 6,6% el año pasado y posiblemente crecerá un 6,2% en 2019.

En tanto, en Europa, que es el tercer motor de la economía mundial, existe incertidumbre entre los inversionistas debido a la casi segura salida de Angela Merkel del mando de Alemania y la salida de Reino Unido de la Unión Europea. La economía europea no vive su mejor momento, ya que creció un 2,4% en 2017, un 1,8% en la pasada gestión y la cifra esperada para este año es del 1,4%.

Las tensiones comerciales, la incertidumbre política y el repentino ajuste de las condiciones financieras suponen riesgos para el crecimiento global, dijeron secretarios de finanzas en un comunicado presentado por el Comité Monetario y Financiero del FMI (IMFC).

En este contexto, en marzo de este año la FED mantuvo las tasas de interés estables y sus formuladores de políticas abandonaron las proyecciones de mayores aumentos de tasas en 2019, ante una ralentización esperada en la economía del país del norte.

Durante su exposición en el evento Coyuntura Regional, Carlos Prieto, gerente de Estrategia de Inversión y Estudios Económicos del Banco de Crédito BCP, señaló que la desaceleración global viene acompañada por una volatilidad de los sistemas financieros, los cuales están registrando fuertes caídas y rebotes.

Prieto además indicó que la mayor preocupación del mercado no es el 2019, sino el 2020. “Los mercados están ansiosos. Hay muchos artículos que se preguntan si EUU va entrar en recesión el próximo año o no, ya que esa probabilidad crece cuando la FED aumenta sus tasas”, dijo.

¿Debe preocupar al país?

Ante ese panorama económico mundial, surge la pregunta: ¿cómo afectará esa situación a Bolivia?

Para el economista Mauricio Ríos García, la desaceleración no es global y las únicas economías cuya ralentización sí preocupan son las de la Unión Europea y Japón. EEUU, en cambio, presenta información muy distinta, según Ríos García, que agrega que, aunque los últimos datos de empleo muestran una moderación en el crecimiento, estos siguen siendo muy robustos. “Estamos hablando de 196.000 nuevos trabajos creados”, explicó.

Una situación que, sí debe preocupar al país, de acuerdo con el especialista, es el nivel de Inversión Extranjera Directa (IED). Ríos García considera que el nivel de IED es vergonzosa, en términos absolutos y relativos.

Por su parte, Jorge Akamine, titular del Colegio de Economistas de Bolivia, indicó que la economía mundial está viviendo un proceso de desaceleración desde hace tres o cuatro años, el cual afecta a varios países, pero el panorama actual ya no es tan desalentador.

Akamine señaló que, según datos que revisó hace un mes, China registra una mejoría que posibilitaría que vuelva a crecer a un ritmo interesante. Además, las BRIC están registrando cierta mejoría que ayudaría a que la desaceleración económica mundial no sea mayor.

En el caso de Bolivia, el impacto de las turbulencias financieras no es directo. Lo que sí tiene una incidencia importante son los precios de las materias primas, ya que como la matriz económica nacional es primaria, repercute en los ingresos, dijo el economista.

No obstante, no todos los analistas son optimistas. Para el consultor financiero Jaime Dunn, la afectación de la desaceleración mundial en Bolivia no se presenta en su mercado de capitales, sino en sus exportaciones.

“La desaceleración siempre reduce el consumo de materias primas, especialmente en el ámbito energético. La reducción del precio de los hidrocarburos, los productos agrícolas y los minerales, afectaría directamente la balanza comercial ya deteriorada, impactará en las reservas y exacerbará los desbalances fiscales que ya se tienen”, sostuvo Dunn.

Entretanto, Pablo Mendieta, subgerente del Cebec de Cainco, indicó que según la reciente publicación insignia del BID: Informe Macroeconómico de América Latina y El Caribe 2019, la ocurrencia conjunta de una desaceleración en China, EEUU y la transmisión en el ámbito financiero, implicaría que el crecimiento sea hasta más de dos puntos porcentuales menor que la recuperación esperada en los siguientes meses.

En ese contexto, a decir de Mendieta, el país debe reducir sus vulnerabilidades macroeconómicas y financieras relacionadas con los altos déficit fiscal y externo, así como preservar sus fortalezas macroeconómicas promoviendo tasas de crecimiento más altas.

Para tal fin, es crucial que se den los espacios pertinentes al sector privado para contribuir con tasas más altas de crecimiento, como fue el caso del proyecto del etanol, que implicó un impulso al sector agropecuario e industrial en 2018.

Para José Alberti, expresidente del Colegio de Economistas de Santa Cruz, el contexto internacional actual es desfavorable para Bolivia. Choques externos como la contracción del PIB de China, la disminución del crecimiento económico en EEUU junto con la caída del precio de las acciones en Wall Street, Europa y Japón señalan una potencial desaceleración global.

“Esos impactos negativos se transmitirán especialmente a países altamente dependiente de los precios de las materias primas”, manifestó Alberti.

Percepción empresarial

La economía no se está comportando como hace tres o cuatro años. La actividad comercial, así como los servicios han decrecido mucho, señaló Luis Barbery, titular de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia.

Según Francisco Osinaga, gerente general de Carmax (Hyundai), la ralentización global es clara y lo que ocurre en China, debido al tamaño de su economía, repercute en todo; sin embargo, ese comportamiento es cíclico, por lo que hay que prevenirlo y afrontarlo.

Esa forma de pensar de Osinaga ha permitido que Carmax desafíe la desaceleración, siga creciendo e incluso haya mantenido invariable su plan de inversión. “Hay que controlar los costos y los gastos en todos los ciclos. Muchas veces cuando hay bonanza el entusiasmo motiva la construcción de más infraestructura y la contratación de más personal. Esto luego produce una capacidad ociosa”, dijo.

El año pasado, Carmax invirtió más de $us 4 millones en la renovación de sus salones de exhibición. En 2019, ya destinó $us 500.000 a un nuevo showroom en Santa Cruz y construirá otro en El Alto.

Otro empresario que ha realizado inversiones importantes en los últimos años es Samuel Doria Medina. En febrero de 2019 anunció que compró el 20% de las acciones del hotel Marriot.

“Seguiré trabajando en Bolivia, invirtiendo pese a que se empiezan a sentir dificultades en la economía debido al doble aguinaldo y la seguridad jurídica, pero sé que este Gobierno va a pasar y que las oportunidades y el desarrollo del país seguirán”, dijo Doria Medina en aquella ocasión y adelantó que realizará una inversión de alto impacto en La Paz. Cabe recordar, que en 2016 el empresario compró por $us 39 millones el 80% de las acciones del hotel Los Tajibos y en enero de este año adquirió otro 7%.