Mercado. Reflejan una caída de rendimiento entre un 20 y un 30%. En búsqueda de eficiencia en costos aplican recorte de mano de obra y de líneas de producción para contrarrestar la arremetida de las compras externas

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17 de septiembre de 2019, 4:00 AM
17 de septiembre de 2019, 4:00 AM

La caída de la producción enciende las alarmas en el sector cerámico de Bolivia. Los fabricantes, que operan desde hace más de 30 años, conformados por Faboce, Coboce, Gladymar y Cerámica Rafaela, atribuyen la contracción a la masiva importación de pisos y revestimientos cerámicos procedentes de Brasil y China, principales productores mundiales.

A decir del representante de las industrias cerámicas, Gonzalo Taborga, el sector afronta un desempeño productivo delicado debido al crecimiento continuo de las importaciones formales de artículos cerámicos.

“La situación de devaluación de monedas, frente al dólar americano, que atraviesan Brasil y China, más la ausencia de políticas de protección a la industria nacional han provocado un incremento desmedido de las importaciones formales de productos cerámicos a nuestro país. Con información oficial, en 2010 bordeaban los $us 30 millones, y en los últimos tres, han superado los $us 60 millones”, reveló el ejecutivo.

Con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), procesados por el IBCE, las compras externas de productos cerámicos en los últimos cinco años crecieron, en valor, un 26% y, en volumen, un 64%. En el primer caso, las importaciones de cerámica pasaron de $us 49,5 millones (2013) a $us 62,2 millones (2018). En tanto que, en volumen, desde hace seis años, aumentaron de 86.337 toneladas a 141.479 toneladas.

Como consecuencia de esto, más una desaceleración de la construcción en los últimos tres años en el país, según Taborga, la industria cerámica boliviana atraviesa por una dificultad que se refleja en una caída en los niveles de producción de entre un 20 y un 30%. Por la arremetida de las importaciones de esos dos países y otros, en el último año, la producción ha decrecido, de 2 a 1,5 millones de metros cuadrados.

Taborga dio cuenta de que el tipo de cambio fijo en el país y la contracción importante de la demanda de productos cerámicos por la desaceleración de la construcción ha ido presionando a una bajada de los precios a escala interna y poniendo a los industriales del sector en una situación complicada. Así, han emprendido acciones para bajar costos, entre ellos, reducir personal.

“La mayoría de las industrias han tenido que bajar su producción y eso los obliga a ser eficientes en costos. Uno de los principales componentes de esta variable es mano de obra y las industrias están aplicando medidas -reducir la cantidad de trabajadores (desvinculación) y recorte de líneas de producción- para contrarrestar la arremetida de los productos extranjeros”, dijo el ejecutivo, al detallar que la masa laboral que depende directamente del sector ronda las 2.000 familias y que de manera indirecta generan 5.000 fuentes de empleo.

Otras amenazas sectoriales

Para el presidente del directorio de Faboce, Luis G. Auzza Allerding, son varios los factores que asfixian y afectan la competitividad de las industrias cerámicas. Entre los principales, el contrabando, la subfacturación, las preferencias arancelarias (caso de Brasil) y el efecto de los incrementos permanentes de la mano de obra y cargas sociales.

Otros puntos, a juicio de Auzza, que también perturban el desempeño sectorial son los altos costos de la formalidad, la falta de incentivos e inseguridad jurídica a las inversiones de capital de la industria nacional. En los últimos años el sector realizó inversiones por más de $us 45 millones para elevar su capacidad productiva y mejorar la calidad de sus productos. Entre las iniciativas que aplican están los días de oferta con precios de fábrica en todas sus agencias.

Desde Cerabol, su gerenta general Sandra Bruno de Ferra, dijo que las importaciones, la contracción del sector de la construcción y la desaceleración de la economía, han llevado a la industria nacional a paralizar hornos y líneas completas de producción.

“Se requiere con urgencia de estímulos y medidas firmes capaces de frenar el ingreso exagerado e innecesario de productos importados que están sofocando a la industria nacional, poniendo en riesgo fuentes de trabajo, pagos de tributos, inversiones y aportes al seguro social”, dijo la ejecutiva.

En el caso de Incerpaz, el factor que más le está afectando, según su gerente general, Juan Manuel Bejarano, es la disminución en el indicador del sector de la construcción, debido, sobre todo, a la caída de la inversión pública.

La empresa tiene plantas en La Paz, Cochabamba, Oruro, Santa Cruz y Tarija. En esta última ciudad, señaló Bejarano, es donde más dificultades están afrontando. “Hemos hecho ajustes de la capacidad productiva y en precios. Además, se ha tenido que adecuar el costo operativo y se ha hecho una reingeniería del proceso para seguir con la operación”, señaló el ejecutivo.

Efectos de la ralentización

En criterio del titular de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), Ibo Blazicevic, la economía boliviana experimenta un proceso de desaceleración que se expresa en el déficit comercial, el descenso de las reservas internacionales netas, el estancamiento de los depósitos del público en el sistema financiero y la baja tasa de inflación.

La ralentización de la economía, a juicio de Blazicevic, repercute en el desempeño de las empresas. Dio cuenta de que la CNI evaluó el desempeño financiero de 65 firmas de diversos sectores que registran información en la Bolsa Boliviana de Valores y verificó que, a junio de 201, las ventas descendieron un 1% con respecto a igual periodo de 2018, cuando en anteriores gestiones las ventas promediaron entre un 6 y 8%.

Además, aludió que la industria cerámica nacional sufre un revés por dos frentes, la desaceleración de la actividad económica y la devaluación de las monedas en Argentina, Brasil y China que impulsan las importaciones de productos de construcción de estos países, legal y por contrabando.