Análisis. Bolivia quiere masificar la presencia de YPFB a escala continental. Sin embargo, los expertos ven que la influencia de la estatal seguirá en dos mercados

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26 de marzo de 2019, 4:00 AM
26 de marzo de 2019, 4:00 AM

El 2019 no es un año cualquiera para el sector hidrocarburífero. De hecho, marca el inicio de la internacionalización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), que apuntan a adueñarse de dos proyectos en la región: la Llamada Pública en Brasil y en la Masificación del Uso de Gas Natural en Perú, que abarca siete regiones. Pero, ¿cuáles de estos proyectos son los más factibles para Bolivia?

La respuesta, de expertos consultados por EL DEBER, es que la conquista del gas boliviano en tierras incas debe esperar, fundamentalmente porque el país no cuenta con una logística para operar y competir con el gas de Camisea, y empresas peruanas.

Perspectivas en Perú

El proyecto peruano está valuado en $us 400 millones. En concreto, establece el aprovisionamiento del energético a las regiones de Apurímac, Ayacucho, Huancavelica, Junín, Cusco, Puno y Ucayali.

Para Hugo del Granado, especialista en hidrocarburos, el escenario de negocios tiene un obstáculo natural denominado Camisea. Este es un megayacimiento con reservas probadas y probables que ascienden a 11 Trillones de Pies Cúbicos (TCF, por sus siglas en inglés) con líquidos asociados por alrededor de 600 millones de barriles.

El reto, para Bolivia, según Del Granado, es competir con este gas, sin reducir los precios.

En la actualidad, el precio con el que exporta Perú el gas de Camisea es de $us 4 el millón de BTU (unidad inglesa de energía usada en el negocio del gas).

“Es un precio competitivo y si Bolivia tiene uno mejor ganará. Pero hay que ver si el Gobierno, en su afán de vender, no reduce el precio demasiado, lo que es perjudicial para al país”, dijo.

Consultado sobre la incursión a nuevos mercados, el ministro de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez, a través de un cuestionario, señaló que, en el caso peruano, empresas privadas del sureste de ese país expresaron su interés por contar con el suministro de gas natural desde Bolivia.

Según Sánchez, el requerimiento es para atender la demanda de plantas generadoras de electricidad con base en gas natural, en un volumen que llegaría hasta 7 millones de metros cúbicos de gas diarios (MMm3/d).

“Además de oportunidades de nuevos mercados de exportación de gas natural por GNL por el puerto de Ilo en Perú”, precisó.

Este proyecto, se lleva adelante gracias a las gestiones de Proinversión, que es un organismo técnico especializado de Perú, que está en proceso de análisis y readecuación de la licitación.

Bernardo Prado, especialista en hidrocarburos observó que no es la primera vez que se menciona al vecino país como un potencial mercado del gas boliviano.

“Incluso se habló de las posibilidades de construir una planta petroquímica, pero no hay nada concreto”, contextualizó.

Brasil y nuevos actores

Lo cierto, según los expertos, es que el eje del negocio seguirá girando en los dos únicos mercados con los que cuenta el país: Argentina y Brasil. Incluso, pese a la ya anunciada reducción de los volúmenes requeridos por Petrobras.

“Con Brasil la cosa pinta mejor, Bolivia tendrá un respiro con la reducción de los requerimientos de Petrobras”, dijo Del Granado.

Hay que recordar, que por contrato Bolivia debe enviar a Brasil hasta 30 MMm3/d. Empero, desde el país han indicado que el volumen bajará a 15 MMm3/d.

Esto hizo que incluso el Estado boliviano firme memorándums de intención, con varias empresas privadas brasileñas y algunos Estados, para poder vender la otra mitad de la cuota brasileña.

“En Brasil YPFB se presentará a la licitación de 10 MMm3/d para proveer gas natural a cinco estados de Brasil”, aseguró Sánchez.

La autoridad detalló que incluso se firmaron seis acuerdos comerciales y que en total se está negociando un volumen de hasta 30 MMm3/d, para proveer directamente a las empresas de Brasil.

“El contrato actual de exportación con el mercado brasileño se extenderá hasta el 2024”, añadió.

El exministro de Hidrocarburos Guillermo Torres, coincidió en que el eje del negocio del gas en Bolivia seguirá ligado a los únicos mercados que tiene el país, incluso pese al desarrollo de proyectos como Vaca Muerta (Argentina) y el presal (Brasil), este último, según datos de la exautoridad, tiene producción de 60 MMm3/d, lo que equivale a la producción nacional.

Precisó que con ambos países existe una red de ductos; sin embargo, dio cuenta de que es necesario reforzar las inversiones en la exploración de nuevos yacimientos. “Ellos buscan su seguridad energética porque hacen muchas inversiones. En el caso nuestro, es un poco crítico porque no se ha hecho exploración”, sostuvo.

En respuesta de esto, Sánchez afirmó que existe la posibilidad de vender gas a Paraguay, a través de la construcción de un gasoducto entre Villamontes y Asunción, que demandaría un volumen de hasta 10 MMm3/d.

“Estaríamos ampliando nuestro mercado que ahora es de GLP y se están analizando otros negocios más en los equipos técnicos que están trabajando”, dijo.

Y, además, sostuvo que en este escenario hay nuevas opciones de mercado, y que se están haciendo las inversiones necesarias, “tanto en exploración y explotación para la producción, así como las negociaciones para que YPFB se internacionalice y dé un salto cualitativo en la presente gestión”.

Postura privada

La presidenta de la Cámara de Hidrocarburos y Energía de Bolivia (CBHE), Claudia Cronenbold, señaló que el país podrá cumplir sus compromisos durante 12 años si la demanda de los actores privados en Brasil y los nuevos interesados, es similar a la producción actual, de alrededor de 55 MMm3/d. “Habría que conocer la demanda de esos contratos y por cuánto tiempo, y si van a sustituir los volúmenes actuales o si son adicionales”, afirmó.

Añadió que la principal ventaja del gas boliviano es toda la logística instalada, así como el nivel de seguridad. “Siempre una provisión terrestre es más segura que una marítima”, infirió.

Más allá de las observaciones, a favor o en contra de la internacionalización de Bolivia en el negocio del gas, lo cierto es que inició, y el tiempo dirá si lo hizo bien o no.

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