El periodista estadounidense habla de la polémica en torno a su último libro, El motel del voyeur. Asegura que el periodismo hoy está motivado por la venganza y que Trump y la prensa son “demasiado parecidos”

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12 de enero de 2019, 4:00 AM
12 de enero de 2019, 4:00 AM

A las tres y media de la tarde en punto de un sábado en Nueva York, el periodista y escritor estadounidense Gay Talese abre la puerta de su departamento, en el Midtown, a pasos de Park Avenue, en Manhattan, y advierte que tiene solo cinco minutos. En rigor, es la puerta de su edificio, porque tiempo atrás, Talese, uno de los responsables de crear en los 60 el periodismo literario, más conocido como nuevo periodismo, compró los cuatro pisos de un ‘brownstone’ –los clásicos edificios neoyorquinos construidos en piedra café–, a poca distancia del Central Park. Aquí vive junto a su mujer, la editora estadounidense Nan A. Talese, y sus perros terrier australianos: Bronte y Benchley..

Talese, de 86 años, autor de 14 libros –entre ellos varios ‘best sellers’ y piezas claves del periodismo contemporáneo, entre las que se cuenta Frank Sinatra está resfriado–, es hijo de un sastre y de una modista, por eso siempre viste impecable. Después de mirarlo con detención, escribe junto a una breve dedicatoria en una de las primeras páginas de su último best seller: El motel del voyeur. El libro narra la historia de Gerald Foos, un ‘voyeur’, dueño de un motel en Denver, que llevó un registro del comportamiento sexual de sus huéspedes, después de espiarlos –por décadas– a través de los conductos de ventilación.

Controversial, El motel del voyeur despertó un intenso debate ético sobre los límites del periodismo, y después de que ‘The Washington Post’ pusiera en duda la consistencia de algunos datos, fue catalogado como un gran desastre periodístico.

 ¿Qué lecciones le dejó este libro? Su publicación generó mucha controversia..

Nada pasó después de este libro.

 ¿Nada?

Todo lo que hago, en algún punto, genera controversia; todo lo que hago es controvertido. Lo que quiero decir es que no es la primera vez que pasa. También pasó con mi libro acerca de la mafia (Honrarás a tu padre) y con mi libro acerca del sexo (La mujer de tu prójimo).

¿Qué aprendió?

Nada.

¿Ni la lección del problema que hay cuando uno entrevista a una única fuente para un reportaje?

Tenía dos fuentes; a la esposa también. Y eran dos esposas: la primera, que falleció, y después hubo otra esposa.

¿No cree haber perdido credibilidad?

¡No! ¡Absolutamente no! La mujer de tu prójimo fue un libro muy grande. Y sí afectó mi vida completa. Esto es nada, nada. Este es un libro chico. Los medios exageraron, pero no me importa.

A principios de 2018, la editorial Alfaguara reeditó en español su libro El puente, que describe las historias de los trabajadores tras el levantamiento del puente que une Brooklyn con Staten Island. Han pasado 50 años desde que escribió la que ha sido considerada una de las cumbres del periodismo del siglo XX, y lo primero que él dice al respecto es que hoy nadie escribe de los hombres trabajadores.

“Los periodistas hoy, como son educados, quieren estar solo con gente educada. Van a restaurantes y a fiestas, toman vino, tienen a sus hijos en el mismo colegio. Viven en este círculo del éxito, pero no están interesados en conocer el mundo de la mayoría de los estadounidenses. Los periodistas andan con estos estúpidos ‘laptops’ y se la pasan encima de esos malditos celulares. Nunca han tenido una conversación con quienes no son ‘fundamentalmente interesantes’. Para mi libro ‘El puente’ pasé tres o cuatro años rondando a un grupo de trabajadores. A mí me gusta escribir de ellos. ¿Y sabes por qué? Porque nadie ha escrito de ellos antes. Y en esto soy pionero. Los periodistas no están interesados en una camarera, en el que prepara las hamburguesas, o tal vez el tipo que está conduciendo un camión de leche, o quizá alguien que trabaja para una compañía eléctrica y hace el cableado”.

Luego cuenta que solo lee prensa en papel –es lector de ‘The New York Times’–. Y que no tiene celular. Nunca ha tenido y no le interesa tener.

¿Qué opina de Trump?

No me interesa escribir sobre él. Para mí, Trump no es nada. Pero los diarios escriben de él todos los días, porque es más fácil. El presidente y la prensa son demasiado parecidos. Él (Trump) le está dando a la prensa lo que ellos quieren y ellos le están dando a él lo que él quiere: atención. La estúpida prensa no entiende eso. Así, el presidente prospera en las noticias.

¿Qué es lo que más le molesta?

La actitud de los periodistas. Los periodistas obtienen placer y satisfacción atacando al poder, pero también obtienen satisfacción lastimando a las personas. No hay mucha compasión. El periodismo hoy está motivado por la ira y la venganza. Y el tener un presidente enojado y vengativo, tal como el que nosotros tenemos, con una enojada y vengativa prensa, me ha traído gran tristeza en mis últimos años de vida. Cuando tenía 20 años, los estadounidenses eran admirados. Hoy no nos miran con respeto, porque no somos respetuosos. Somos agresivos, nada humanos. Los periodistas son oportunistas, el presidente es oportunista. Tienes noticias falsas y un presidente falso. Es un matrimonio terrible.

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