Con la edición boliviana de Misión Kenobi da a conocer su obra en el país. Guinot habla de su experiencia en las letras y de sus maestros: Fogwill y Laiseca

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14 de julio de 2018, 4:00 AM
14 de julio de 2018, 4:00 AM

Hace mucho tiempo, en un barrio bonaerense muy, muy lejano… un muchacho de 12 años descubre que el Lado Oscuro de la Fuerza está contaminando las aguas de un río. Poco a poco, descifrando las pistas que su padre, desde el más allá, le envía, se armará de valor e ingenio para desafiar a sus enemigos.

Así el universo de Misión Kenobi, de Juan Guinot. Inspirada en una de las sagas cinematográficas más exitosas, esta novela corta que el autor argentino publicó en 2014, llega a Bolivia en una nueva versión a cargo de Otero Ediciones,  cuyo director, Róger Otero, difundió en diversos colegios, acompañado de Guinot. 

La facilidad del argentino para acercarse a los lectores infantiles y juveniles ha permitido que las charlas y encuentros con los escolares sean por demás de gratificantes. “Esta oportunidad de visitar Bolivia y a los chicos de los colegios llegó en un momento muy importante, que me permite comprobar que acá también hay una efervescencia y una necesidad en los jóvenes por leer estas historias”, dice el escritor que nació en Mercedes, un pueblo distante 100 kilómetros de la capital argentina, en el cual se sitúa Misión Kenobi y donde Guinot vivió hasta los 17 años
“Yo quería retratar un poco una pintura de época, con la metáfora de Star Wars.

Entonces, me encontré con un universo que conocía muchísimo e intenté transmitir esa atmósfera en tiempos de dictadura militar y en un pueblo que tiene mucho de esos pueblos que salen en las películas, en los que parece que nunca pasa nada, pero, en realidad, pasa de todo. A eso le añadí el tema de la contaminación del río y la problemática del medioambiente, que me hizo entender, desde la ficción, que en lo que estaba pasando también había un lado oscuro”, añade Guinot. 

Juan Guinot, de 49 años, se licenció en Administración, Sicología Social y Dirección de Empresas. Trabajó cinco años en el Estado y fue jefe de marketing de Arcor. Su novela 2022 La guerra del Gallo fue finalista del premio Celsius Semana Negra de Gijón. Por su novela Chacharramendie ganó el premio Sigmar de literatura infantil y juvenil. Relatos de su autoría se publicaron en libros y revistas de España, Argentina, Brasil, Francia, Bolivia, Puerto Rico, México y Cuba. La Asociación Española de Ciencia Ficción eligió su cuento Tripas Reduction entre los 12 mejores de 2011.

Su formación literaria se ha alimentado de la experiencia en su niñez y adolescencia. 

Pero también hay un nombre que ha sido determinante: Alberto Laiseca, el escritor argentino que dejó una obra mítica: Los Sorias, novela de 1.400 páginas, que Guinot afirma haber releído. 

Guinot se convirtió en uno de los principales discípulos del maestro, se ganó su cariño y fue responsable de que hubiera seguido escribiendo. 

Juan llegó a Alberto a través de otro grande: Rodolfo Fogwill. En 2001, el autor de Los Pichiciegos armó un taller de literatura con Guinot e invitó a Laiseca para que se uniera. Desde entonces no se alejaron hasta que Fogwill se fue en 2010 y Laiseca en 2016.

“Tanto Alberto como Rodolfo son inmensos. El legado literario de ambos es incomparable. Laiseca era un sabio armando campos creativos y narrando historias de forma oral”, afirma Guinot, quien asegura que fue quien lo animó a realizar el famoso ciclo de cuentos de terror en I-Sat.