Es más que una moda pasajera o un negocio de nicho, el disco de vinilo ha vuelto a llamar la atención de la industria. Ha desplazado al CD y se codea con el streaming

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1 de septiembre de 2018, 4:00 AM
1 de septiembre de 2018, 4:00 AM

“Esta canción durará por siempre (como los discos)”, dice Charly García mientras entona Chipi Chipi en el unplugged de MTV. Estamos a mediados de 1995 y el ícono del rock argentino (y sus seguidores) sabe bien a qué discos se refiere: a los de vinilo. En la cumbre de popularidad del CD, como la tecnología que representó un cambio sustancial en la cultura y en los hábitos de consumo de la industria musical, Charly aparecía como un desubicado por ir contra del objeto que todos querían tener en casa. Sin embargo, nunca estuvo lejos de la verdad. El vinilo nunca se fue. Y García apostó siempre a él. Lo hizo en 1997, cuando publicó El aguante; lo hizo en 2013, cuando editó la versión vinílica de 60X60 y lo hizo el año pasado con Random, el disco seis veces ganador de los premios Gardel (algo de ello habrá en esa máquina de hacer feliz, plateada y lunar, remotamente digital).

Por supuesto, Charly no ha sido el único artista en apostar al formato analógico. Tranquility Base Hotel & Casino, el sexto disco de Arctic Monkeys, la banda británica de indie rock, se ha convertido en el sexto número 1 de la banda en Reino Unido con 86.000 unidades vendidas en los primeros siete días. Lo novedoso de todo es que casi un tercio de esas copias se han despachado en vinilo.

Según un reciente informe publicado por la Asociación de la Industria de Grabación de América (RIAA, en inglés), las ventas de música en formato físico superaron al formato digital en 2017, algo que no ocurría en EEUU desde 2005.

Aunque el streaming sigue siendo la opción predilecta de la industria con un 65% de los ingresos, la ganancia por los formatos físico y digital superan los 8,7 billones de dólares, con las descargas decayendo un 25% en comparación con el año pasado. Por su parte, la venta de vinilos se incrementó un 10%.

El líder de The White Stripes, Jack White, probablemente el defensor del vinilo más activo de los últimos años en Estados Unidos afirma que la próxima década va a ser de streaming más vinilo “El streaming estará en el auto y la cocina, vinilo en el living y la guarida. Esos van a ser los dos formatos”, asegura.

Cuando las ventas de vinilo empezaron a subir, algunos expertos lo vieron como un hecho pasajero. Ahora está demostrado que es más que eso, pues la industria no solo está produciendo más copias sino que está invirtiendo en packs más sofisticados, como Concert for George, de Concord, que fue editado por primera vez en vinilo y el un set de cinco LP de Fillmore West 1969, de Grateful Dead, que se agotó de inmediato.

El sello de White, Third Man, abrió su propia planta de producción de vinilos en Detroit. “El vinilo está escrito en piedra. Creo que, si sobrevivió durante 120 años, va a resistir para siempre. Es un pensamiento muy hermoso”, dice White.

Dentro de este panorama sobresale el que es considerado el mejor disco de todos los tiempos, según la revista Rolling Stone: Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, de los Beatles. El álbum de 1967, tuvo 40 mil copias de vinilo vendidas en EEUU el año pasado y en el Reino Unido alcanzó las 37 mil unidades.

Ese preciado objeto

Todo demuestra que no estamos hablando solo de una moda en el contexto de las tendencias retro, sino de una forma de dar vitalidad al mercado musical y de una alternativa para acceder a las diversas propuestas.

El periodista musical Pato Peters atribuye el renacimiento del vinilo a un deseo de acercarse a la música como se hacía en el pasado. “Creo que este ‘revival’ del vinilo viene como una apuesta de la industria por ofrecer un producto premium. Es aprovechar el romanticismo de ‘tener’ o ‘poseer’ la música -en una época en que el streaming se ha convertido en la principal forma de acceder a ella- ofreciendo un producto de calidad y de precio elevado. Obviamente, el vinilo no es para todos. Es un formato que irá siempre acompañando a géneros musicales (como el rock, el jazz, el soul) que te invitan a escuchar toda la obra. La cultura del álbum completo va con el vinilo. Nadie va a comprar un disco por una sola canción, no en esta época”, expresa Peters.

El músico y productor Igor Tavera piensa que el fenómeno tiene que ver con un tema de apropiación de lo material, de lo tangible. “Si bien transitamos tiempos en los que lo virtual y lo digital nos dan una mejor respuesta dentro de lo funcional, el hecho de volver al ‘objeto’ como posesión puede ser la clave de este renacimiento. Además, los discos de vinilo siempre tuvieron ese espacio donde el diseño y arte de tapa fueron significativos. Es posible que la industria esté apelando también a este aspecto para levantar las ventas”, añade Tavera.

Mientras acomoda su colección, compuesta por centenares de vinilos de hard y progresivo, el vocalista de La Extraña Máquina, Eduardo Rojas, afirma que los amantes del formato físico (y de ese ritual de sacar el disco y colocarlo en el plato o bandeja) están agradecidos con este florecimiento de la industria del vinilo, porque se está llenando ese vacío que dejó la ausencia del CD en las disqueras.

Vladimir Suárez, músico y productor boliviano nominado al Grammy Latino, también valora el aspecto palpable que hace la diferencia del vinilo con el digital y añade a la bolsa de la nostalgia la posibilidad de escuchar un disco de principio a fin sin tener que recurrir a listas aleatorias. “Ya desde la aparición del CD tenías la posibilidad de hacer tu propia lista de reproducción. Entonces, los que no conocieron un LP tienen cierta curiosidad por probar esta otras formas. Es importante la atención de la industria al formato en tiempos de plataformas digitales”, indica Suárez.

Muchos coinciden en que el analógico tiene la ventaja de ofrecer un sonido más auténtico porque se graba sin echar mano de artilugios sofisticados. “Es evidente que un vinilo suena mejor que un CD, y mucho mejor que un mp3. No hay pérdida de información en el vinilo, mientras que la grabación digital del CD no captura la onda completa. En muchos casos, la gente que está escuchando la versión gratuita de Spotify, se está perdiendo mucho del sonido real de la grabación, ya que esas canciones solo ofrecen 96kbps, lo cual es un sonido pésimo (la versión premium permite llegar hasta los 320kbps)”, sostiene Pato Peters.

Igor Tavera se basa en la ampliación del rango dinámico para afirmar que el vinilo suena mejor que un CD o Mp3, formatos en los que se comprime el rango. “Para poder apreciar esa diferencia se debe contar con un equipamiento que lo permita. Para muchos oídos esta ampliación puede resultar imperceptible”, aclara el músico.

El ingeniero de sonido Rodrigo Zamorano asegura que para que un disco suene mejor tiene que ver la respuesta de frecuencia, no solo el rango dinámico. “Si un CD tiene mayor respuesta de frecuencia puede sonar más fuerte que un vinilo. Son varios los factores que interfieren, entre ellos la sicoacústica (la relación entre las propiedades físicas del sonido y la interpretación que hace de ellas el cerebro). Pero, es cierto, el CD, generalmente, no posee la misma calidez que tiene el vinilo”, explica Zamorano.

Lo que no se discute es que, en una época en los formatos digitales permiten acceder a la música en cualquier momento, el vinilo ha vuelto para reclamar su lugar. Y darle la razón a Charly García: durarán por siempre.

Rodrigo Zamorano y sus nuevas adquisiciones de clásicos
Estos vinilos son parte de la colección progresiva y hard de Eduardo Rojas, vocalista del grupo nacional La Extraña Máquina