El nombre ha sido repetido reiteradas veces en los últimos días, a partir de la cobertura noticiosa que han recibido los incendios en la región

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7 de septiembre de 2019, 6:00 AM
7 de septiembre de 2019, 6:00 AM

Mediante la ortología, la lingüística desde un inicio ha tratado de dar las pautas para tener un sistema sencillo de pronunciación que contribuya a una unificación de criterios y evite que cada hablante decida por cuenta propia la forma en que debe pronunciar una palabra.

Miguel Alvarado, en su obra Lecciones elementales de ortología y ortografía castellanas (1885), presenta la ortología como el sistema sencillo y razonado de la buena pronunciación para extirpar los errores que afean el lenguaje.

Además de afirmar que limpia, fija y da esplendor, menciona que la buena pronunciación será uno de los medios eficaces para asegurar la unidad y conservación de la hermosísima lengua castellana en sus vastos dominios.

Entonces, aunque la ortografía y la ortología nos han dado las pautas de escritura y pronunciación, es necesario preguntarnos por qué hay palabras biacentuales en nuestra lengua, como el caso de Chiquitania y Chiquitanía.

Palabras biacentuales

Algunas palabras de la lengua española tienen doble acentuación porque en ellas existen dos posibilidades al momento de pronunciarlas. Esta doble posibilidad surge generalmente por el diptongo alojado dentro de la palabra, entonces al haber dos vocales distintas en las que podemos cargar la voz, también habrá dos maneras diferentes de tildarlas.

En aquellas palabras donde encontramos la vocal abierta (a, e, o) antes o después de vocal cerrada (i, u) la doble acentuación se producirá porque podemos cargar la voz sobre la vocal abierta; en este primer caso la palabra no llevará tilde, como periodo, paradisiaco. Aunque también podemos entonar la mayor carga de voz sobre la vocal cerrada, entonces la palabra sí debe llevar tilde, como período, paradisíaco.

Aunque los criterios para acentuar las palabras son la etimología, razón de su existencia, de su significación y de su forma, el español americano prefiere una forma distinta a como lo hace el español peninsular. Se recomienda adecuar la grafía a la pronunciación, de modo que quien pronuncie un hiato escriba zodíaco y quien pronuncie un diptongo escriba zodiaco.

Chiquitania–Chiquitanía

La Real Academia Española es clara a la hora de dilucidar la forma de escribir este tipo de topónimos; afirma que la región de la cuenca del río Amazonas recibe los nombres de Amazonia o Amazonía, pero aclara que el uso más extendido y generalizado es la grafía Amazonia. Además, el diccionario no da ninguna información acerca de uno de los dos términos como forma correcta o que una forma refleje un uso culto o coloquial.

Por extensión, la región cruceña perteneciente a la provincia Chiquitos recibe los nombres de Chiquitanía o Chiquitania debido a que ambas maneras están muy generalizadas en el país, convirtiendo el término en una palabra biacentual capaz de pronunciarse con diptongo –ia o con hiato-ía.

Si bien los primeros textos de cronistas y jesuitas designan la región con el nombre de Chiquitania, en sintonía con Moxitania, el devenir del tiempo y la expansión de su uso han logrado imponer la forma Chiquitanía, convirtiendo la palabra en biacentual.

Dueños de la lengua

Por curioso y pintoresco que parezca, en este último tiempo debido a la situación por la que atraviesa nuestro país con quemas y focos de calor en la región chiquitana, han aparecido dueños de la lengua que están censurando la forma con hiato (Chiquitanía), aduciendo que el uso de esta forma equivale a un error ortográfico debido a la ignorancia histórica sobre el origen de la palabra.

Lo llamativo del caso es que los censores de la forma Chiquitanía aducen que es un error ortográfico esta estructura porque toman una norma ortográfica de hace más de 50 años que afirma que los topónimos terminados en –ia son palabras llanas, no agudas; citan como ejemplos los casos de Alemania, no Alemanía; Amazonia, no Amazonía, entre otros varios.

Aunque es cierto que se sigue el criterio de esa regla ortográfica para muchos topónimos, no se debe dejar de lado que la lengua es un cuerpo vivo en constante evolución y cambios.

En ese devenir suyo, la lengua con el paso del tiempo modifica sus estructuras porque los hablantes así lo deciden, al final de cuentas son ellos los que definen el rumbo de los idiomas. Por eso no debe tomarse por error o desconocimiento que la forma Chiquitanía vaya ganando mucho terreno hoy en día, a pesar de que algunos medios se esmeren por preservar la forma con diptongo (Chiquitania).

La ortología ha quedado rebasada en sus normas y preceptos de la pronunciación porque los hablantes así lo han decidido.