Reveló que utilizó la Ley de Organizaciones Políticas, uno de cuyos redactores es Carlos H. Molina, para obligar a Carlos Mesa a salir a la palestra. Molina responde que la ley estipulaba primarias para 2024

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8 de diciembre de 2018, 13:00 PM
8 de diciembre de 2018, 13:00 PM

El vicepresidente Álvaro García Linera admitió a EL DEBER que si Carlos Mesa presentaba su candidatura en julio de 2019, tres meses antes de la elección presidencial, se hubiera convertido en el aglutinador de la oposición, en el ‘outsider’ que pudo arriesgar la reelección de Evo Morales. Por ello, reveló que el MAS se aferró y aprobó el ‘primer borrador’ del entonces proyecto de ley de partidos, en el que intervino como redactor Carlos Hugo Molina, uno de los integrantes del equipo político del expresidente, para obligarlo a lanzarse prematuramente y tener más de un año para dejar que “afloren sus defectos”.

Molina, aludido por el segundo mandatario, respondió con dos adjetivos: “Mentiroso y cínico”.

García Linera, ya como candidato a vicepresidente por el MAS habilitado por el Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo Electoral, abrió el juego y mostró las cartas que el oficialismo jugó para enfrentarse al expresidente.

Definió la palabra outsider como “el hombre sorpresa que viene de afuera y que se vuelve en el imán que aglutina y articula a todos”, en este caso, a la oposición. El vicepresidente complementó: “Creo que debió aparecer como outsider en julio de 2019 y le hubiera ido muy bien. Tuvo que hacerlo en noviembre de 2018”.

Este medio preguntó si eso se manejó desde la bancada oficialista en la Asamblea, y su respuesta fue: “En parte sí”. Los dos tercios del MAS aprobaron la Ley de Organizaciones Políticas que estipuló la realización de las elecciones primarias en enero y las generales en octubre del próximo año, lo que adelantó la campaña.

El vicepresidente volvió a admitirlo y recordó que “quien propuso la ley de partidos fue el Tribunal Supremo Electoral, y que contó entre sus grandes redactores a un agente de Mesa, el señor Carlos Hugo Molina. “Él es uno de los que idearon la norma. Nosotros, cuando vimos eso, dijimos: ‘Ah, muy interesante’. Entonces nos sumamos”.

¿Así evitó el MAS que surja el outsider?, se le preguntó. “Se dieron las circunstancias, digámoslo así. Pero fíjese cómo son estos señores de la oposición. Les falla lo que es lo básico del pensamiento humano, la capacidad predictiva. La capacidad de adelantarse, eso nos diferencia a los homo sapiens de los primates. Mis opositores juegan a una capacidad predictiva de la semana. Y en la lucha política uno tiene que jugar con algoritmos de predicción del futuro, de un mes, de un año y de tres años. Por qué justamente un señor que trabaja con Mesa plantea esto y, paradójicamente, le quita la posibilidad de aparecer como el salvador en julio y arrasar con la unificación de las fuerzas opositoras que se habrían articulado en torno a él por necesidad”.

Consultado, Molina respondió que “el vicepresidente una vez más asume una posición cínica y mentirosa, a sabiendas de que lo hace de esta manera. El proyecto de ley que se redactó por ciudadanos que fuimos invitados por un órgano independiente y que creímos que tenía esas condiciones, fue redactado en consulta con los partidos y socializado en todo el país, incorporó las primarias a solicitud de las organizaciones”.

Sin embargo, “en el diseño del proyecto las primarias estaban para el 2024, porque se debía esperar un empadronamiento de los partidos políticos, una serie de modernización organizativa de transparencia imprescindible para entrar a una dinámica distinta, y debía existir más de un candidato dentro de las fuerzas”.

Pero lamentó que el MAS “abusó de su poder, no tomó en cuenta ni siquiera al Órgano Electoral para que explique los motivos de las acciones y aprobó de manera mañosa para llevarnos al proceso de las primarias”.

El vicepresidente tiene su versión. “Yo conozco la propuesta inicial, la que trajo la señora presidenta (Katia Uriona) al Parlamento; el primer borrador que mostró eran primarias en enero, para aplicarla en diciembre. Cuando hubo cascabeleo de nuestra gente, dijeron a ser aplicado en el tiempo. Nosotros analizamos y dijimos, que venga la propuesta inicial, no señor, no se me vaya para atrás. La tomamos, porque también nos convenía”.

En agosto hubo una polémica entre el presidente del Senado, Milton Barón, y la entonces presidenta del TSE, Katia Uriona. El titular de la Cámara Alta declaró que estaba garantizado que las elecciones primarias se iban a realizar en enero de 2019 y las generales, en octubre. La del Órgano Electoral, en un comunicado, dio a entender que las fechas habían sido modificadas en la Asamblea y eso pondría “en riesgo los alcances de la norma”, aunque aclaró que las primarias eran “técnicamente viables” para enero de 2019, pero que las organizaciones políticas debían tener la potestad de decidir su realización de manera progresiva hasta el 2024. Al final se impuso el oficialismo.

Pero está hecho y ahora hay poco más de 10 meses de campaña. “El tiempo dilata, afloran las ambiciones, afloran los defectos y tenemos mucho tiempo para contrarrestar eso. Y la impresión inicial del galán se va desdibujando. El MAS evitó desde la Asamblea que Carlos Mesa sea el outsider, pero por decisión de los propios militantes de su agrupación política”, apuntó.

Desde la oposición, hay posiciones claras al respecto. El diputado Wilson Santamaría señaló que cuando se concluyó el trabajo de la ley con Adolfo Mendoza y Carlos Hugo Molina, la ley tenía otro enfoque. “Debo decir que el espíritu de la ley fue siempre aplicarla en 2024 y el Gobierno la utilizó para beneficio propio, como admite el vicepresidente, porque buscaba tres propósitos que se cumplieron: electoralizar el país, sepultar el 21-F y parece que el jueves se le dio la extremaunción, y el tercero, desvelar contra quién se iba a enfrentar en las elecciones”, aseguró.

Sin embargo, consideró también que el cálculo puede fallar. “No analiza que quedó fuera Samuel Doria Medina y que ahora, en el ámbito de la oposición, no hay una candidatura más fuerte que la de Carlos Mesa y que el ciudadano, al final, más allá de si gusta o no, si es el que tiene mayor posibilidad de ganarle a Evo Morales, pues la gente lo apoyará igual. Su caudal electoral no variará”.

El senador Arturo Murillo fue más duro. “Está claro que a confesión de parte, relevo de prueba. El vicepresidente ha revelado la forma delincuencial en la cual trabaja el MAS”. Aseveró que el objetivo de la ley de partidos era legitimar la candidatura del binomio y que con esta confesión va más allá y revela los estudios que hace el oficialismo para, ante la posibilidad de que el expresidente pueda ser un outsider, “actuar mañosamente para evitarlo”. Fue más allá. “Morales y García Linera no van a entregar el poder por las manos. Irán solamente si tienen garantizado el fraude. Si no, inventarán cualquier jugada para quedarse en el poder”.

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