El analista Gustavo Pedraza comenta las claves de la confrontación desatada en las redes sociales.

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18 de febrero de 2018, 11:20 AM
18 de febrero de 2018, 11:20 AM
La denominada ‘guerra digital’ será inútil para el Gobierno, por masiva y millonaria que sea, sencillamente, porque busca atacar las consecuencias y no las causas de su grave problema. 

La concentración de poder, la apropiación del Estado y la corrupción ha desgastado la gestión del MAS.
La "solvencia moral", medular en el discurso y figura de Evo  para conquistar el poder, se ha derrumbado,
y el “Proceso de Cambio” ha caído al llano de la política tradicional, igualado con el pasado que tanto criticó.

El "aura indígena-ambientalista" del proceso político se empezó a apagar desde la represión a la VIII marcha defensora del Tipnis. 

La situación del medio ambiente es inversa al discurso vanguardista de Evo en los foros internacionales. La conversión de tierras de uso forestal para uso agrícola, para entregarlas a las bases campesinas del MAS, ha acelerado la deforestación en la Amazonia y el Oriente del país; Las Reservas Forestales de Guarayos, El Choré, Tucavaca y los bosques chiquitanos que rodean el Parque Noel Kempff son la evidencia del penoso futuro ambiental. 

El agotamiento discursivo e incapacidad de innovar su narrativa se manifiesta en la repetición monótona de mensajes vencidos por el tiempo.
Los argumentos ideológicos se agotaron cuando el proyecto político se vació de su contenido original. Ahora el MAS solo atina a calificar de "derechista, colonialista o imperialista" a quien se anime a criticarlo, la soberbia del poder se impuso a la razón. 

Pese a estos factores identificados como causa del desgaste, el fuerte liderazgo de Evo logró sostener un buen apoyo político hasta el Referéndum del 21-F.

Es a partir de la desobediencia a la voluntad popular que la credibilidad y confianza en el líder del proceso cae en picada. El caudillo, con este paso autoritario provoca la indignación de la clase media urbana, que en gran parte lo apoyó, incluso en Santa Cruz, le dio la victoria en octubre de 2014. 

Posteriormente, el estrafalario fallo del TCP del 28-N, y los argumentos grotescos del oficialismo para justificarlo, gatillan la furia de la ya indignada sociedad civil, que movilizada hace retroceder al MAS con la abrogación del C. Penal.

Sobre lo expuesto y tomando el execrable lenguaje de guerra, el MAS debería apuntar sus cañones en otra dirección, porque ahora le están disparando a fantasmas.