El Deber logo
22 de febrero de 2018, 4:00 AM
22 de febrero de 2018, 4:00 AM

El dato novedoso de esta jornada ha sido el bloqueo vecinal que ha habido en varios departamentos. En el país hubo concentraciones auspiciadas por el MAS y por Conalcam, pero esas pueden contarse como otras anteriores, cuando organizaciones que apoyan al Gobierno han propiciado movilizaciones tan masivas o más que las que se han realizado hoy.

El dato novedoso es este activismo ciudadano que además está basado en una participación, individual o colectiva, pero que es más espontánea y que sale a bloquear las calles y que ha logrado un impacto importante a escala nacional.

El MAS tiene que diferenciar un movimiento ciudadano con estas características, que además está siendo convocado con un tema que interpela al ser ciudadano de los bolivianos, de un movimiento político que podía ser auspiciado por los opositores o por el ‘imperialismo’ como el Gobierno lo llama. En realidad, la oposición no ha estado liderando estas movilizaciones ni ha tenido la capacidad de convocar. Quienes se han movilizado son los propios ciudadanos.

Otra característica es que el tema que convoca, que podía parecer una abstracción hace algunos meses, se ha convertido en el centro del debate, a partir de las discusiones que hubo después del fallo del Tribunal Constitucional o el debate sobre el contenido del Código Penal, que despertó inquietudes por la defensa de la libertad de expresión y de la democracia, y que se plasman en este hecho del 21-F como una expresión de la necesidad de respetar la institucionalidad y las libertades democráticas, lo cual trasciende cualquier tipo de movilización de intereses sectoriales. Es un tema que convoca a los ciudadanos porque todos ellos han sido parte del compromiso vulnerado de la votación de hace dos años.

Algo importante es percibir que se ha instalado un malestar en Bolivia con la actuación del MAS y del Gobierno con respecto a los derechos ciudadanos. Este malestar ha generado un clima en el país que es muy político, tempranamente porque faltan dos años para las elecciones. Hay un ambiente electoralizado en el país. El problema es que, junto con el malestar que podría dar cuenta de una crisis o de un debilitamiento del partido en función de Gobierno, no se vislumbra la aparición de una candidatura que pueda articular este malestar ciudadano.

Hay que recordar la crisis de principios de siglo, que se manifestó a través de una serie de movilizaciones sociales, que expresaban el desencanto con el sistema político, las cuales fueron capitalizadas por un líder en ese momento, que fue precisamente el actual presidente Evo Morales, quien logró subirse en la cresta de la ola para articular estos movimientos. Hoy no se percibe un liderazgo que pueda jugar ese mismo rol. En Bolivia estamos viendo estos actos de maduración democrática muy fuerte, en que el ciudadano se compromete con una situación determinada, pero estos movimientos van a necesitar concretarse institucionalmente en una alternativa política que es la que todavía no se vislumbra.

Lo que ha sucedido hoy es un llamado de atención muy fuerte para el Gobierno, para que revise su posición respecto a la democracia y a la institucionalidad, pero también a los opositores que notoriamente han sido desplazados del liderazgo ciudadano, de ese lugar de alternativas políticas; la ciudadanía está en la búsqueda de nuevas opciones que puedan reflejar este sentimiento de desencanto y esta necesidad de buscar una alternativa política.

Tags