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¿Se acabó el amor? Mi pareja es fría conmigo

La frialdad en la pareja puede deberse a varios motivos. No siempre tiene relación con la falta de amor en el cónyuge. Hay personas que no son demostrativas, pero eso no significa que no amen. Conozca las causas y cómo superar el problema

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7 de enero de 2018, 8:33 AM
7 de enero de 2018, 8:33 AM

Mariela (nombre ficticio) le cuesta expresar sus sentimientos y su amor a sus seres queridos, especialmente a su pareja. Decir ‘mi amor’, ‘te amo’, ‘te extraño’, ‘me haces falta’ o alguna otra palabra que refleje sus sentimientos, es prácticamente misión imposible. Aunque ella le pone empeño y trata de hacerlo, no le nace o si lo hace, se nota que no es algo natural. 

 Cuando se habla de una persona ‘fría’, en realidad se hace referencia más que nada a la incapacidad que tiene de demostrar afecto o de expresar sus sentimientos de forma libre a su pareja, lo que no significa que no los tengan. Es decir, son hombres o mujeres, por igual, que evitan los abrazos, los besos y cualquier tipo de expresión de cariño.

¿Cómo puedo hacer para que mi pareja no sea tan fría conmigo? ¿Cómo hago que mi pareja me diga que me quiere, que me extraña? Son algunas de las consultas que hacen a la sicóloga Malena Lede en su blog. 

En su criterio, hay personas que no pueden demostrar el afecto, seguramente porque no han podido aprenderlo de niños, pero quizá expresan su afecto de otra forma. A veces la oportunidad de demostrarlo es durante las relaciones sexuales o también manteniendo la casa y trabajando para la familia o siendo honestos y fieles. “No siempre el afecto se demuestra con un beso o con un abrazo y como parejas hay que aprender a ver, descubrir y valorar también las señales de afecto que vienen ocultas en algunos actos”, indica la sicóloga.

¿Más mujeres que hombres?

Seguramente, agrega la sicoterapeuta Zulema Pérez, pensarán que la mayor cantidad de preguntas que ella recibe sobre la frialdad en la pareja son de mujeres. No obstante, no es así, también lo hacen hombres que sienten que su relación ya no está funcionando por esa causa.

La sexóloga Carolina Rivero explica que como trabaja más con el sexo femenino, recibe más quejas de parte de ellas, pero los hombres tienen formas diferentes de enfrentar el enfriamiento de su pareja. Empiezan a salir más con sus amigos, justifican viajes de negocios para no estar en su casa y de esa forma no enfrentar el enfriamiento que se respira en su alcoba.

Para la sexóloga Mónica Rivero vivir en pareja no es tarea fácil porque requiere de intercambio en todos los sentidos. Para recibir, tengo que dar y,  cabe recalcar que generalmente, no siempre la mujer es la que busca terapia para solucionar este tipo de problemas. 

Tanto hombres como mujeres son diferentes a la hora de demostrar su cariño, remarca Mónica. Los varones son cazadores por naturaleza y cuando ven que ya obtuvieron lo que querían pierden el interés para seguir esforzándose. Las féminas son más propensas a conversar a ser el centro de atención y a requerir cariño y halagos de su pareja.

“Los varones no suelen ver problema en no ser cariñosos, atentos, no querer dialogar y sin embargo las mujeres lo perciben como una falta de amor y de atención. Los hombres están enfocados en su trabajo y sus problemas, para ellos casarse ya es algo por lo que no deben preocuparse más. Existen hombres que se siguen esforzando por conquistar a su esposa; sin embargo, son una minoría, lo mismo que las mujeres. Ambos deben entender que la vida de pareja es como cuidar una flor, por lo que el cariño, las atenciones y el aprender a escucharse uno al otro, son el agua de la relación”, explica. 

La frialdad no mira géneros, añade la sexóloga Liliana Zabala. Generalmente cuando a uno de los dos no le interesa la relación, da las pautas de su frialdad y muchas veces la pareja lo niega, mintiéndose a sí misma. En este caso es necesario analizar y buscar orientación.

Otra demostración de amor

Pero, ¿qué hay detrás de la sicología de este tipo de personas? ¿Por qué son como son? Ser frío e inexpresivo no es casualidad, no es algo propio de los humanos, dado que somos seres afectivos que necesitamos expresar y recibir cariño, entonces ¿qué sucede con estas personas? 
Las causas, coinciden los especialistas pueden ser variadas, desde la inexpresividad afectiva de sus propios padres hasta experiencias traumáticas sufridas en su vida, en especial en la infancia, que hicieron que estas personas se cierren afectivamente como un mecanismo de defensa para protegerse.
Asimismo, Mónica Rivero acota que existen personas que no son detallistas ni cariñosas, pero que con su comportamiento demuestran más amor que un individuo que es expresivo.

No obstante, indica Pérez, es posible que algunas personas, puedan ser muy expresivas y afectivas con niños y hasta con los animales o con cualquier ser que consideren que es incapaz de dañarlos; sin embargo, no lo hacen ni con familiares, menos con su pareja o con alguien que pueda representar una amenaza, porque no se permiten sufrir y no se arriesgan al sufrimiento.

¿Falta de amor?

Carolina señala que es necesario examinar cada caso en particular y saber quién lo reclama. “No es lo mismo que lo haga un hombre que una mujer, no es igual una relación de poco tiempo, que una de larga data. Depende si es una pareja que lleva tiempo con alguna crisis, que una en una aparente calma, sienten que no hay calidez en su relación”, argumenta.

Agrega que el por qué se presenta es como preguntar por qué una persona tiene fiebre. Es un síntoma de algo. Puede ser por muchas cosas, además es necesario evaluar cuánto tiempo lleva esta situación. 
¿Será que se acabo el amor? Puede ser, dice Rivero, pero hay que ver si existen otros síntomas de eso. ¿Será que hay otra persona que me interesa, y empiezo a ver y comparar a mi pareja? También es posible.

¿Será que me siento dolido por algo que me hizo y no puedo perdonar a mi pareja? Puede ser, responde.
“En general podemos decir que siempre hay un factor en común, si nuestra relación se enfría, si tengo la sensación de que mi pareja está distante, es porque no tenemos la capacidad, las ganas o la voluntad de comunicar. El amor no se acaba por sí solo, nosotros dejamos que se ponga en estado de hibernación, y si no lo reactivamos, se apaga. Pero siempre depende de nosotros, de cuanto cuidado le brindemos. No hay magia ni fórmulas, más bien  dedicación amorosa”, sugiere.

Asimismo, la sexóloga Mónica Rivero coincide en manifestar que no hay una sola causa para la frialdad en la pareja, sino que depende de muchos factores, como la edad de la pareja, los proyectos antes del matrimonio, el tiempo juntos, estrategias de resolución de conflictos, número de hijos y colaboración de la pareja en casa. 
Para la sexóloga Liliana Zabala las causas pueden ser variadas, desde peleas, discusiones, infidelidades, conflictos económicos o de salud, hasta disfunciones sexuales, por lo que la pareja se abstiene de ser erótica, puesto que sabe que no habrá un buen sexo o simplemente porque el cónyuge dejó de amar y a veces ese ‘amor’ se convierte en una convivencia pacífica y tranquila.

Dos tipos de frialdad

La frialdad puede ser de dos tipos, explica Liliana, y hay que saber diferenciarlas. La primera es la sexual, cuando la pareja ya no nos atrae sexualmente o padece de alguna disfunción sexual y la segunda es la amorosa, cuando la pareja ya no nos quiere y simplemente está con nosotros por costumbre o por los hijos. 

“En la primera, la pareja hace el sexo a regañadientes y de prisa por cumplir o por una tensión sexual, donde no hay juego amoroso. Si tiene una disfunción, como apatía o anorexia sexual, o un problema médico, puede que no le interese el sexo con nadie. En el segundo caso, cuando ya no quiere a su pareja, la persona no desea ni siquiera que lo toquen, ni que lo acaricien, no dialoga no escucha,  todo y nada le molesta, hay una lejanía en ambos”, detalla la terapeuta sexual. 

Para poner en práctica

Lo ideal, sugiere Liliana, es buscar ayuda alterna, ya sea un consejero espiritual o un terapeuta de pareja. Es bueno hacer individualmente un análisis y un autoanálisis de la relación, y darse cuenta en qué están fallando. 

Carolina insiste en que hagan un análisis personal primero y luego un largo diálogo de corazón a corazón, sin miedo de expresar lo que sienten, pero también con apertura al otro, a sus razones y a sus sentimientos.

“Solo así, con un diálogo absolutamente sincero, abrimos nuestros más profundos sentimientos y renacerá nuestro amor. Si no sienten que lo pueden hacer, o lo han intentado sin resultados, consulten a un terapeuta familiar”.

Mónica sugiere separar un día a la semana para estar solos y hablar de sus problemas, proyectos o mejoras a la relación. “Reconocer lo que le desagrada a mi cónyuge es esencial para mantener viva la llama de la pasión”, concluye la terapeuta.

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