El empresario y político ha vuelto a la carga. Hace campaña en redes sociales como si estuviera en carrera electoral. Quiere ayudar a ganarle al MAS en las elecciones de octubre

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21 de abril de 2019, 4:00 AM
21 de abril de 2019, 4:00 AM

A fines de noviembre, Samuel Doria Medina sorprendió a todos al bajarse de la candidatura a la Presidencia. Muchos lo tomaron como un suicidio para alguien que aún aspira a ocupar la Casa Grande del Pueblo, pero él asegura que lo hizo por el bien mayor, por buscar la unidad. La última semana, reapareció empujando esa idea que parece poco viable en un contexto de nueve candidatos en carrera. Desde una oficina de su hotel en Santa Cruz de la Sierra afirma que aún cree en ella y piensa que donde fallaron los políticos, la población, los votantes, pueden hallar la respuesta.

 ¿Qué lo hizo decidir a bajarse de la candidatura?

Nosotros nos habíamos puesto varias metas para el año 2018 y el tema principal era la unidad, por el hecho mismo de que el 21 de febrero hubo unidad y hubo victoria. Claramente vemos un riesgo grande para la democracia si se queda este Gobierno. Creíamos que un camino importante de la unidad era oriente y occidente. Habíamos hecho un acuerdo con los Demócratas en 2014 y fuimos segundos en la elección, no tuvimos éxito porque las condiciones objetivas eran distintas. En cambio, esas condiciones cambiaron hoy, la población está harta y creíamos que había unas condiciones para tener éxito si había un acuerdo oriente y occidente, que desencadenaba un proceso de unidad. Así se lo planteamos a Demócratas y por eso se dio la señal de la inscripción de una alianza; sin embargo, en la última etapa, el domingo antes de la inscripción de candidatos, el 25 de noviembre, Rubén viene con la propuesta de la renovación, plantea que en esta elección eran importantes los nuevos valores, promocionar a otra gente, que era muy difícil ganarle a Evo Morales y por lo tanto había que ir por la renovación.

 ¿Qué le respondió?

Le dijimos: ‘Un momentito, hay que hacer un máximo esfuerzo para sacar a Evo, para ganarle, y que no es momento de renovar o plantear otra gente, sino de apostar con la gente que tiene más conocimiento, más apoyo’. Rubén nos sorprende con esa propuesta de renovación, que es lo que había predicado antes Revilla y los Demócratas no estaban de acuerdo y nosotros tampoco.

 ¿Y Revilla se planteaba a sí mismo como la renovación?

Por supuesto, pero los Demócratas se habían negado antes y nosotros también. Le habíamos dicho que no era un problema de edad, sino de pensar en la unidad de la gente que esté decidida y clara de ir a construir un mejor país y no de ir a asaltar el Estado. Ese domingo, con esa propuesta de Rubén, nos dimos cuenta de que era muy difícil avanzar en esa creación de la unidad y, en los siguientes tres días, vimos que si nosotros íbamos solos y los demás iban solos, íbamos a ser funcionales a la estrategia del MAS, que estaría contento con que siete candidatos tengan un 3% y que le roben el 20% a la oposición para ganar en primera vuelta. Ahí vimos que si no se podía avanzar en ese proyecto de unidad, tendría más sentido dar un paso al costado, una señal clara de ir hacia la unidad, ya no con discursos sino con hechos, que eso podría mostrar a la población en su conjunto que tenía que haber unidad para enfrentar al mayor enemigo común, que es la dispersión. Para nosotros el enemigo no es Evo, sino la dispersión del voto. Cuando hemos logrado vencer a la dispersión -el 21 de febrero, las dos elecciones judiciales, ese referendo por estatutos autonómicos-, hemos ganado. Esa fue la razón por la cual nosotros vimos con mucha claridad cómo el MAS quería generar condiciones para la división.

 ¿Por qué tomó esa decisión en noviembre y no en 2005 cuando Tuto le pidió que no sea candidato para no dispersar el voto?

Porque el 2005 era un momento en el que había muchos candidatos, no se sabía qué iba a pasar. Yo diría que Tuto tenía grandes opciones de ganar hasta que presentó sus listas. No era una elección donde se temía que si había dispersión alguien iba a tener dos tercios. En cambio, en 2014 sí y la prueba son los resultados: la oposición en 2005 tuvo la mayoría en el Senado. Hay elecciones que son una más y hay elecciones de cambio de régimen.

 ¿Esta es una elección de cambio de régimen?

El 2014, al darle los dos tercios al MAS, era clave para que se consolide el régimen y la elección del 20 de octubre es una elección que va a definir el futuro de la democracia.

 Todo parecía encaminarse hacia un solo bloque, con los manifiestos del G6. ¿Cuándo comenzó a resquebrajarse, con la Ley de Organizaciones Políticas?

No. Claramente el G6 dio varias señales de unidad, de una visión filosófica conjunta, pero fue Revilla el que comenzó a resquebrajar la unidad, fue Revilla el que se retiró, el que no quiso firmar esos documentos, y una vez que eso no funciona, después se alía con Mesa.

 ¿Primero con Costas y luego con Mesa?

No, en el G6 había choques entre Revilla y Costas. Revilla origina la disolución y después se alía con Mesa, y plantea que no deberían estar los partidos, la renovación.

 Su ausencia de la elección pudo haber acabado con su carrera política. ¿Es su idea dejar de hacer política?

No, tomo esa decisión para poder generar unidad, para evitar dispersión. No era una decisión de irme de la política. Sigo participando de la política y eso ha quedado claro, sigo trabajando por la unidad. Unidad Nacional sigue avanzando, ha habido alguna gente que ha demostrado que tenía objetivos de muy corto plazo que se ha apartado.

 Y parecía gente más o menos cercana a usted

Bueno, pero en los momentos difíciles más o menos se ve quiénes tienen los mismos objetivos. Las personas que se han alejado han demostrado que tenían otros objetivos, otras condiciones, han sido pocos y el resto del partido está trabajando con mucha mística y vamos a participar en las elecciones de 2020 en las elecciones de municipios y de gobernaciones.

 En su spot de redes sociales llama a la unidad, ¿cómo se construye a estas alturas?

Mire, la unidad no es un acuerdo que se dé entre partidos, es algo que la población lleva adelante.

 ¿Está llamando a una especie de voto útil?

He visto cinco encuestas en las últimas dos semanas y lo que muestran es que a seis meses de la elección, vamos camino a una polarización del voto. Si usted revisa las últimas elecciones en Bolivia, más o menos el 80% de los votos ha estado entre los principales candidatos. Ahora creo que va a subir eso, que estará entre el 85% y el 90% de los votos entre los dos candidatos. La gran incógnita es si alguno gana en primera o si se va a segunda vuelta. La unidad siempre encuentra el camino entre la población y la próxima elección va a ser muy dura para muchos, van a perder su sigla.

 ¿La mitad, al menos?

Yo creo que más de la mitad. Partidos muy importantes van a perder su sigla, proyectos políticos van a quedar con unas votaciones muy bajas, será una lección que le dará la población. Usted recordará que Juan del Granado no quiso unidad en 2014 y tuvo unas actitudes complicadas. Me acuerdo que en algún momento en el que se habló de unidad dijo: “Que se unan los débiles”. Sacó poco más del 2% y perdió su sigla. Fue un castigo de la población al no responder a los pedidos de unidad.

 Ahora la oposición discute quién es el culpable de la falta de unidad: los Demócratas le echan la culpa a Mesa, que prefiere no responder, usted a Demócratas y Revilla, Cárdenas dice que sabe bien la historia, pero no es el momento de contarla. ¿A quién debería castigar la gente?

A ver, nosotros creemos que no debería haber pretexto para avanzar en la unidad, entonces todavía estamos en un momento en el que se debería avanzar y decir quién es el culpable sería como poner un obstáculo.

 Sí, pero usted habla de castigo a los que no quisieron unidad

Y yo creo que se va a dar, pero quién soy yo para decir este o aquel. Se puede vislumbrar desde ahora que así va a ser. Podemos decir si es la mitad, el 60 o los dos tercios, pero van a perder siglas, van a quedar mal parados. Pero no, yo no soy nadie para decir a este hay que castigar.

 ¿Va a ser candidato en 2020?

No. Siempre he tenido una posición clara y no soy de la idea de ser candidato a alcalde, a gobernador, a todo.

 ¿Usted sigue queriendo ser presidente?

Sí, ya he pasado por el sector público, he sido ministro de Economía, he trabajado en la Constituyente, pero no soy de la idea de estar en el sector público como un refugio permanente, es algo temporal, es una contribución que hace uno al país y no volverse como muchos, que están hace 20 años en el Estado.

 Bueno, no necesita un sueldo, eso es claro, como varios de sus correligionarios que lo están buscando en otros partidos

No creo que la motivación sea el salario. Es algo necesario, pero no es lo central cuando uno va a la política.

 ¿Cómo va a trabajar para ser candidato presidencial hacia 2025? Incluso hay quien opina que aún podría ser candidato en 2019, aferrándose a lo mismo que el presidente, a su derecho humano a ser candidato

No. He tomado una decisión muy clara. El siguiente Gobierno será de transición, sea que gane el oficialismo o que gane Mesa, sería de transición. Habrá una etapa de inestabilidad y entonces creo que hay muchos desafíos previos. Es fundamental para la democracia que se venza a la dispersión, que haya un triunfo en las urnas, que haya un nuevo presidente en 2020; voy a apoyar y trabajar en ese esfuerzo, y después muy cerca viene la elección de febrero de 2020, donde tenemos la intención de ganar varios municipios importantes del país, conservar otros, entonces vienen esos desafíos y una vez que se cumplan estos, recién habrá que pensar en 2025.

 Cuando bajó su candidatura dijo que respaldaba a Mesa mientras sea el que mejor esté en las encuestas ¿Se mantiene?

Dije que había que respaldar al que podía ganar y no contribuir a la dispersión. No era un apoyo a la persona, sino un mensaje de unidad.

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