La joven alcaldesa alteña, Soledad Chapetón, ve que los ‘caudillos’ son la característica del país. Dos expertos en política coinciden y ven que desde octubre de 2003 hubo poca renovación en el oficialismo y en la oposición

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17 de octubre de 2018, 4:00 AM
17 de octubre de 2018, 4:00 AM

El recuerdo de los 15 años de la masacre de octubre negro toca la puerta del país en medio de los preparativos para las primarias de las elecciones presidenciales 2019. La conmemoración de los más de 50 muertos en El Alto y en La Paz, un episodio que marcó el fin de la ‘democracia pactada’, muestra dos momentos de la lucha por el poder donde se repiten algunos rostros a pesar del paso del tiempo y del cambio de circunstancias: Evo Morales, Carlos de Mesa, Samuel Doria Medina y Jaime Paz Zamora. Todos ellos hoy convertidos en aspirantes a candidaturas para las elecciones de 2019, algo que para algunos analistas políticos refleja la fuerza del caudillismo en Bolivia.

El 17 de octubre de 2003, un día como hoy, Carlos de Mesa asumía el poder como sucesor de Gonzalo Sánchez de Lozada, el último gran líder del MNR, su compañero de fórmula en 2002. Tras varios días de represión militar y decenas de muertos, era el fin del mandato que Goni había consolidado en coalición con Paz Zamora, del MIR, y Manfred Reyes Villa, de NFR. Según recuerda Carlos Sánchez Berzaín, el ministro de Defensa del MNR, Samuel Doria Medina, exministro de Paz Zamora, también fue parte de esa coalición.

Hoy Morales es presidente en su tercer mandato, lleva más de 12 años en el poder y busca habilitarse como candidato; De Mesa es precandidato del FRI y es el opositor que más se acerca al presidente en las encuestas; Doria Medina es jefe de UN, sigla creada en 2003, y pretende postularse a la primera magistratura por cuarta vez; mientras que Paz Zamora manifestó interés por la disputa de 2019.

Para Daniel Valverde, director del Observatorio Político Nacional de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (Uagrm), el diagnóstico es claro: “El sistema político boliviano tiene entre sus debilidades su escasa o nula renovación, su lógica caudillista y buscadora de mesías políticos, algo que queda en evidencia si se analiza que algunos de los protagonistas durante la caída de Goni hoy estelarizan el menú electoral, con el detalle jocoso de que algunos de ellos se presentan como renovadores”.

José Orlando Peralta, expresidente del Colegio de Politólogos de Santa Cruz, coinicide con Valverde y hace hincapié en que se trata de un fenómeno común a la oposición y al oficialismo. Nadie se salva.

La presidenta de Diputados, Gabriela Montaño, prefiere ver la paja en el ojo ajeno. “Quienes pretenden que no tienen un pasado político, cuando lo tienen, van a encontrar en la población alguna resistencia”, sostuvo ella, para criticar a los expresidentes De Mesa y Paz Zamora.

Los sub-50

“La Federación de Juntas Vecinales de El Alto conmemorará hoy los 15 años de la denominada masacre de octubre negro”, anuncia orgulloso el diputado del MAS Sergio Choque. Pero Soledad Chapetón, alcaldesa de El Alto y vicepresidenta de UN, con menos de 40 años, cree que hay pocas razones para recordar la lucha de octubre con satisfacción.

Primero, porque los familiares de la víctimas de la represión no han recibido justicia ni en Bolivia ni en EEUU. Chapetón va más allá de octubre negro: “Los nombres que en la actualidad se vienen mostrando, otra vez, para intentar retomar las directrices de nuestro país implican una característica histórica de la política en Bolivia, que es los partidos políticos a través de sus caudillos”.

Con 29 años, la senadora del MAS Adriana Salvatierra tiene otra forma de ver las cosas. “Las tensiones de paradigmas políticos de esa época no se han cerrado, por tanto, es lógico que se repitan rostros”, dice. Así, pone a Morales a cargo de la agenda de octubre y a Doria Medina con una agenda privatizadora.

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