El fin de semana fue intervenida otra de estas actividades en las que se encontraban menores de edad consumiendo bebidas alcohólicas

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10 de septiembre de 2018, 15:47 PM
10 de septiembre de 2018, 15:47 PM

Cuatro colores, a diferencia de los tres de un semáforo convencional, marcan la intención de los presentes en la fiesta: el rojo, señala que se trata de una persona que está con pareja, amarilla para aquellos que están indecisos, verde para hombres y mujeres dispuestas a conocer a alguien y negras para aquellos que quieren tener un encuentro sexual. Los colores los portan en una manilla, que es vendida por los organizadores de la fiesta, que estará marcada por dos cosas: la presencia de menores de edad y el alto consumo de alcohol.

Esta es la descripción de una fiesta semáforo, una actividad que ha empezado a popularizarse de manera peligrosa en Cochabamba. Solo en este mes la Policía ya ha intervenido al menos tres de estas fiestas en la capital cochabambina y un municipio vecino. Más de 180 menores fueron arrestados y tuvieron que llamar a sus padres para que firmen compromisos de buena conducta.

En las fiestas se incita a consumir bebidas alcohólicas y a sostener relaciones sexuales, sin advertir en ningún caso de las consecuencias que podría traer esto. En uno de los casos, en la zona norte de Cochabamba, se encontró licor adulterado y condiciones antihigiénicas. Se cobraba por el ingreso Bs 40.

Estas actividades son convocadas por redes sociales, donde circulan avisos como este: “Anímate que uno siempre se arrepiente más de lo que no hizo y pudo hacer que de lo que no hizo. Habrá barra de tragos rojos, amarillos y verdes muy económicos”.

El jefe de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia del municipio cochabambino, Juan Carlos Sánchez, en declaraciones al diario Los Tiempos de Cochabamba, señaló que se intensificarán los operativos para detectar este tipo de actividades. 

El viernes otra de estas fiestas fue intervenida, esta vez en Quillacollo. 

Los organizadores de una de las fiestas, donde se detuvo a casi dos centenares de jóvenes, fueron llevados ante un juez la pasada semana. La administradora del balneario Chorrillos fue enviada a la cárcel mientras que su padre fue beneficiado con medidas sustitutivas a la detención preventiva. Ambos son acusados del delito de corrupción de menores.