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22 de febrero de 2018, 4:00 AM
22 de febrero de 2018, 4:00 AM

A dos años del 21-F la tensión política se ha incrementado, especialmente desde el 28 de noviembre cuando el TCP ‘habilitó’ para una nueva candidatura al presidente Evo Morales. Desde diciembre de 2017 a la fecha, el escalamiento del conflicto ha sido sostenido, y se ha ratificado el día del paro, especialmente con los eventos de Santa Cruz y La Paz. Para interpretar mejor este fenómeno político ordeno las ideas en los siguientes puntos:

• El paro ha sido de carácter nacional, aunque con contundencia diferenciada por ciudades. Señalo este factor porque hacía muchos años que se realizaba  una medida como esta. Este factor nos indica que el país ha retornado al tradicional nivel de conflictividad política que vivió en el siglo pasado y a principios del presente.

• Esta protesta, y las anteriores, en gran medida, han sido promovidas por nuevos actores políticos que se han posicionado como plataformas u organizaciones espontáneas y horizontales, mostrando mucha creatividad para convocar a la sociedad en general. Los partidos políticos de la oposición tradicional y otras organizaciones corporativas, han secundado a estas nuevas fuerzas que emergen de la sociedad civil. Este factor nos muestra que el modelo tradicional de representación política ha caducado, la gente no le tiene confianza y quiere cambiarlo.

• El Gobierno se preparó para mitigar el impacto del paro desde dos campos: la movilización de sus bases y el uso de la fuerza por la Policía. En ambos campos actuó, pero el resultado final probablemente no será la recuperación de sus fuerzas disminuidas, sino solo la recuperación de la iniciativa política y la cohesión de su militancia, para seguir enfrentando a la sociedad civil que lo interpela.

• Si bien el Gobierno sale con mejor estado de ánimo ante su militancia, ante la sociedad ha mostrado su rostro violento y con ello ha dejado el mensaje que no dudará en usar la violencia para defender el poder que ostenta. Pero esta demostración de fuerza antes que razón, en vez de recuperar confianza o credibilidad, lo aleja más de la sociedad, sin reacumular fuerzas.

En cuanto a probables escenarios futuros, se  pueden mencionar los siguentes:

• La continuidad de las protestas buscando lograr el respeto al 21-F y el escalamiento de la tensión en el conflicto político.  El escalamiento continuo de un conflicto desemboca en un ciclo de violencia, es decir, si no hay un movimiento en una de las partes para detenerlo, la violencia es inevitable. Los eventos sucedidos antes y durante el paro, hacen inferir que ninguna de las partes se moverán de sus posiciones, por tanto,  la lucha política será cada vez más violenta, al menos desde el Estado.

• Las protestas continúan creciendo y el presidente es obligado a obedecer el resultado del 21-F. Este movimiento cambiaría radicalmente el escenario y la tensión bajaría súbitamente para pasar hacia una lucha política, al menos no violenta. Lastimosamente, despues del paro, este escenario, por el momento, es el menos probable.

• Los nuevos actores políticos movilizados construyen una propuesta política desde abajo, alternativa a la de los partidos tradicionales de la oposición, y promueven un nuevo liderazgo que logra posicionarse durante las protestas. Dependiendo de la consistencia del mensaje y liderazgo, este movimiento tendría posibilidades de enfrentar victoriosamente al candidato del MAS, que llegaría a las elecciones del 2019 desgastado y disminuido electoralmente. Si bien la probabilidad de este escenario también es baja, vendría a ser el ideal para las nuevas fuerzas sociales que están interpelando, tanto al MAS y su líder, como a los actores de los partidos tradicionales de la oposición. Vendría a ser una continuidad natural a la emergencia de los nuevos actores políticos desde la sociedad civil, que pasarían al campo político a conquistar el poder. Otra limitación para este escenario es la heterogeneidad de las nuevas fuerzas, cohesionadas solo para defender el 21-F.

Los escenarios más probables nos muestran que los próximos meses y años serán muy difíciles, pero así ha sido la vida de las sociedades a lo largo de la historia. La libertad y la democracia no fueron regalos de los dioses, han sido conquistas sociales logradas con luchas sacrificadas, que ahora deben ser más inteligentes.

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