Gisela López y Milton Claros tuvieron problemas de gestión, según analistas. La salud le jugó una mala pasada a Eugenio Rojas y la campaña, a los otros cuatro

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24 de enero de 2019, 4:00 AM
24 de enero de 2019, 4:00 AM

Las siete salidas en el gabinete ministerial fueron marcadas por la salud, en el caso del exministro de desarrollo productivo Eugenio Rojas; el año electoral en los casos de Alfredo Rada y Rodolfo Rocabado; y las presiones de sectores sociales como problemas de gestión que dejaron fuera a Mario Guillén, Gisela López, Milton Claros y Héctor Hinojosa.

En su discurso el presidente Evo Morales, a tiempo de agradecer a los ministros salientes, les prometió que ocuparán otras funciones dentro del proceso.

Pero las salidas tienen un origen diferente en cada caso. Una vez más, el ritmo de trabajo que impone el presidente Evo Morales tuvo consecuencias este año. Fue el caso del dirigente de los Ponchos Rojos y expresidente de la Cámara de Senadores, Eugenio Rojas, que tuvo que alejarse porque su salud está quebrantada, se supo, por una diabetes.

“El cambio del exministro Rojas pasó más por un tema de salud, es el único que se fue por esa causa”, dice el analista Iván Lima.

Juan Ramón Quintana tomó el lugar de Alfredo Rada. Lima considera que aunque el nuevo ministro no suma votos, sí reforzará el equipo político para las elecciones de octubre.

“No veo que sea una mala decisión, aunque no le guste a la oposición, puede ser muy efectivo en la estrategia”, dijo.

El politólogo Franco Gamboa, considera que Rada mostró debilidad en la gestión para enfrentar las movilizaciones del 21-F. “El ministro de la Presidencia debió limar las asperezas en estas confrontaciones, y llevar una estrategia para proteger el desprestigio del TSE, pero no funcionó”. Dice que no supo lidiar con las plataformas ciudadanas, muy activas en redes sociales, y en las esporádicas movilizaciones callejeras en fechas clave.

Los analistas coinciden que Mario Guillén estuvo en el gabinete “solamente para cuidar el puesto de Luis Arce”.

“El exministro era integrante de su equipo más cercano. Por eso, una vez restablecida su salud queda al margen y muy posiblemente retorne a su función de viceministro”, dice Lima.

Sin embargo, tanto los obreros como los empresarios pidieron su cabeza por el doble aguinaldo.

Así lo confirma Gamboa, que acota que hubo presión de los movimientos sociales, especialmente de la COB, que “lo tenían marcado” porque no le perdonaron su intervención y su supuesta cercanía con los empresarios en la negociación por el doble aguinaldo.

La presión de la COB también influyó en la salida del gabinete del extitular de Trabajo. De hecho, Milton Gómez puede ser considerado una cuota de poder de ese sector social.

“Es una persona que viene de los movimientos sociales, de la Federación de Trabajadores Mineros de Bolivia, de la COB. Esperemos que esta vez no se quede cinco días como ocurrió ya anteriormente, y tuvo que renunciar”, apunta Lima, quien asegura que abre la puerta del diálogo con ese sector, “porque no irá a negociar como un extraño el anuncio que hizo el presidente Morales en su informe: la ley de jubilación obligatoria, que afectará a nada menos que 150 mil personas este año”.

Por lo tanto, los analistas creen que con ese cambio solamente se establecieron equilibrios.

Mientras tanto, cuando los analistas miran la gestión de Rodolfo Rocabado en salud, consideran que fue un trabajo aceptable, principalmente porque logró asegurar en el SUS a 700 mil personas, analiza Lima, pero de hecho la incursión de Gabriela Montaño tiene una meta, gestionar el conflicto para implementar dicho seguro y manejar los recursos que tiene a disposición, más de mil millones de dólares, para montar infraestructura hospitalaria.

La gestión

Dos ministros habrían enfrentado observaciones más profundas. El caso de la exministra de Comunicación, Gisela López es una de ellas. “No tuvo una buena gestión y cometió un error muy grave, con la publicación de las encuestas de Cies-Mori, lo que podía haberle costado la personería jurídica al MAS. Habría que ver qué criterios tomó en cuenta para hacerlo”, asegura Lima.

Los entrevistados consideran también que otro elemento importante para su salida fue que el relacionamiento con los medios de comunicación estaba deteriorado. “Gisela López se caracterizó por una actitud demasiado confrontacional. Desde un primer momento se caracterizó por los conflictos, incluso dentro de su propio ministerio, con los periodistas, con la sociedad civil fue una militante de choque, y por ello cosechó pocos frutos”, complementa Gamboa. Lima considera que en los casos de López y Milton Claros los ministros Canelas y Coca “tendrán que hacer una profunda evaluación”.

Se quedó César Cocarico. El analista Ludwig Valverde cree que las acusaciones y escándalos con sus hermanos no pesaron y se perdió la oportunidad de refrescar esa cartera.

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