La administración de justicia en Bolivia nuevamente abre los diarios en el país al relucir el caso del bebé Alexander y la condena a 20 años del médico Jhiery Fernández

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20 de septiembre de 2018, 12:57 PM
20 de septiembre de 2018, 12:57 PM

La justicia tarda pero llega, dice un conocido refrán que bien puede utilizarse para recordar los casos de personas que fueron acusadas, enjuiciadas y condenadas siendo inocentes. Estas son algunas de las historias que han vuelto a ser recordadas por la gente que mira expectante el desarrollo del caso de la muerte del bebé Alexander, cuyo principal acusado, el médico Jhiery Fernández, ha solicitado la cesación a su detención luego de que se hiciera público un audio en el que la jueza que atendió su causa lo condenara sin tener las pruebas suficientes de su culpabilidad.

Reynaldo Ramírez

La unidad de investigación que forma parte de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc), esclareció el caso de Reynaldo Ramírez, joven acusado y sentenciado por un feminicidio en el que él nunca estuvo involucrado. Fue sentenciado a 30 años sin derecho a indulto y estuvo dos años preso en Palmasola.

Los peritos del Iitcup descubrieron que Ramírez no era el asesino gracias a un estudio de topografía facial. La Policía esclareció la muerte conmovedora de Verónica Menacho Chilo, hecho de sangre ocurrido el 25 de noviembre de 2014, con la captura del verdadero autor del crimen, Moisés Bascopé Zambrana, que era el concubino de la víctima.

Preso 13 años siendo inocente

El Servicio Plurinacional de Defensa Pública (Sepdep) identificó con las iniciales J.C.C.O., al hombre que fue procesado y enviado preso preventivamente a Palmasola el 11 de mayo de 2005, en ese entonces tenía 21 años, por orden del juzgado Cuarto de Instrucción en lo Penal Cautelar. Esta entidad pudo evidenciar estas irregularidades y consiguió que se emita una orden de libertad en favor de J.C.C.O., que fue cumplida el 24 de julio.

Dijo que lo torturaron para que se declarase culpable

Edmundo Vélez, que fue sindicado falsamente por el homicidio de Félix Cortez Escóbar, una persona que trabajaba como casero en el municipio de La Guardia. El Instituto de Investigaciones Técnico Científicas de la Universidad Policial, hizo un estudio ‘huellográfico’, ya que se analizó el objeto con el que se mató a la víctima y se pudo determinar que las huellas dactilares dejadas en el arma criminal no eran las mismas que las del acusado. Tras una nueva pesquisa se descubrió que un súbdito brasileño había sido el verdadero homicida.

"Me tiraron un manazo, me decían ¡por qué lo has matado!, luego me metieron a un cuarto, me pusieron una bolsa en la cabeza y me golpearon", señaló el hombre que trabajaba en una hacienda en Pedro Lorenzo y que tras los hechos pidió un resarcimiento de daños para que se limpie su imagen y se brinde garantías por su seguridad.