El periodista Roberto Navia logró el galardón internacional de periodismo por su trabajo multimedia Los colmillos de la mafia, publicado en las páginas de este diario. La investigación aborda el tráfico y la caza ilegal indiscriminada de colmillos de jaguar en Bolivia.

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5 de abril de 2019, 6:27 AM
5 de abril de 2019, 6:27 AM

Roberto Navia (Santa Cruz de la Sierra, 1975) tenía claro desde pequeño que su vida iba a girar alrededor de las letras. A los 10 años empezó a viajar con sus padres y hermanos en las carrocerías de los camiones de un pueblo a otro. Ahí dentro iban otras familias que le contaban sobre sus vidas. En ese momento nació su hambre por contar historias. Desde entonces, como periodista, se convirtió en un viajero y narrador. Dice que no escribe para buscar premios, sino para contar historias. En 2007 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su reportaje Esclavos made in Bolivia. En 2013 recibió el Premio Internacional de Periodismo Rey de España por Tribus de la inquisición, galardón que volvió a repetir este año con el trabajo multimedia titulado Los colmillos de la mafia, publicado en el diario El Deber, que aborda el tráfico y la caza ilegal indiscriminada de colmillos de jaguar en Bolivia.

¿Cuál es el último libro que le hizo reír a carcajadas?

Fue un poema de Charles Bukowski: Cómo ser un gran escritor. Me hizo reír con las entrañas.

¿Qué libro le cambió la vida?

Muchísimos. Pero fue Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago, el que movió mi universo narrativo. Irrumpió como una música diferente por todas mis ventanas. Aplacó mis incendios con una lluvia animal para que los demonios huyan en estampida.

¿Cuál es el mejor consejo que le dio alguno de sus padres?

Mi papá, que era carpintero, que haga de la lectura un hábito de toda la vida. Mi mamá, que hay que ayudar al prójimo. Y mi abuela, que con el primer sueldo debía comprarme una buena cama, para descansar como Dios manda.

¿Quiénes son sus influencias periodísticas?

De entrada, Martín Caparrós, Leila Guerriero, Jon Lee Anderson, Svetlana Aleksiévich, Ryszard Kapuscinski, Gay Talese, Juan Villoro, John Hersey, Tomás Eloy Martínez, los del boom y todo el mundo vital de la música, la poesía, el cuento, la novela, las películas y los documentales.

¿Qué significa ser periodista?

Un periodista es un viajero compulsivo que escribe para hacer honor a los dueños de las historias que ha ido a buscar. Mira a los ojos a la gente y los escucha.

¿Qué libro regalaría a un estudiante de periodismo para introducirlo en la profesión?

Hiroshima, de John Hersey. Altamente recomendado para principiantes y expertos en periodismo, en literatura. Y Rigor Mortis, de Álex Ayala. Les va a gustar.

¿Cuál es su lugar favorito en el mundo?

Son muchos. Uno de ellos, Aguas Calientes, en Santa Cruz, Bolivia. Y el mar, en cualquier parte del mundo.

¿Cómo ve el estado actual del periodismo latinoamericano?

El periodismo latinoamericano está narrando el mundo con entrega apostólica, con la pasión de cronistas que buscan, se meten en lugares de conflicto, investigan y, por si fuera poco, están escribiendo muy bien.

¿Qué lo deja sin dormir?

Cuando llego a casa, los personajes que encuentro en el camino a media noche me dictan párrafos y yo despierto a escribir para cambiar el texto que de día no palpitaba como es debido.

Lugar favorito de su casa

La galería me lleva a la selva; la cocina, a los colores, sabores y olores que me abren el apetito por la vida; mi estudio y mi dormitorio, a un manantial que comparto con Karina, mi amada esposa y compañera de vida, de todos los viajes y de las historias.

En su nevera siempre hay...

Jugos de fruta de temporada, tomate deshidratado, quesos y aceitunas.

¿Primera borrachera?

Fue con tequila en tiempos de universidad. Descubrí que el alcohol no era mi amigo entrañable. Recordar aquella jarana, duele.

¿Un sueño recurrente?

Sueño con la lluvia y despierto con el olor a tierra mojada. Sueño que llueve mientras conduzco y la carretera se ilumina con nubes de vientre amarillo.

¿Qué le asusta?

La monotonía. La repetición.

¿De qué se disfrazaría?

De Don Quijote de la Mancha.

¿Messi o Cristiano?

Ambos. Messi es un cuentista y novelista que escribe con sus pies superdotados. Cristiano es un periodista de investigación que escribe en profundidad, que está ahí para cuestionar los caprichos de la pelota.

¿Qué le diría a su presidente Evo Morales?

Que hay vida más allá del sillón presidencial. Que respete el resultado del referéndum vinculante del 21 de febrero de 2016. Que se libere de sus adulones palaciegos que le hacen creer que es imprescindible, que sin él no va a salir el sol y la luna se va a ocultar para siempre.

¿Qué libro de crónica periodística le hubiese gustado haber escrito?

Lacrónica, de Martín Caparrós, construye una obra monumental. Es un libro de décadas de viajes, de responder a la gran pregunta: ¿cuál es la función del periodismo? Y Caparrós responde con una generosidad y honestidad enormes.