Hoy comienza la defensa mapochina en La Haya. Se basa en que Bolivia cambió tres veces el caso, en que nunca se vio legalmente obligado a negociar, que la vez que intentó un diálogo fue porque tenía algo que ganar y que no cederá ante Bolivia

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22 de marzo de 2018, 4:00 AM
22 de marzo de 2018, 4:00 AM

Después de dos días de escuchar en silencio los argumentos de los abogados que tratan de abrir una puerta en el Pacífico para Bolivia, Chile hoy tendrá la palabra en la Corte Internacional de Justicia. El martes, luego de que cuatro abogados desmontaran las objeciones de su país, Claudio Grossman, agente mapochino ante La Haya, aseguró que Bolivia había mezclado peras con manzanas ante la corte, metiendo en la misma bolsa cables diplomáticos, declaraciones de presidentes y acuerdos, algo que sus abogados se encargarán de separar en sus alegatos. 

Si la dúplica chilena dirigirá sus alegatos ante la CIJ, entonces uno de los principales argumentos será que Bolivia cambió tres veces sus argumentos presentados ante La Haya, por el hecho que no puede identificar cuándo Chile firmó un acuerdo, hizo una declaración unilateral u otra forma de conducta que establezca la obligación de negociar sobre el acceso soberano al océano Pacífico. 
Según el documento, que se puede consultar en inglés y francés en el sitio de la corte, el motivo de Bolivia para cambiar tres veces su versión es que los abogados se equivocaron en el memorial inicial al identificar como el momento en que Chile se obligó a negociar el Tratado de
Transferencia de 1895, pese a que nunca entró en vigencia.

El segundo ‘cambio de rumbo’ nacional, según la dúplica, ocurrió durante la audiencia previa en la que Chile objetó la jurisdicción de la CIJ -y perdió 14 a 1-. Cuando los abogados mapochinos indicaron que exigir una salida soberana al mar implicaba salirse del pacto de Bogotá, porque buscaba un orden de negociar que llevará a la cesión territorial y eso significaba  reabrir “un asunto resuelto o gobernado" por el Tratado de Paz de 1904. Fue ahí que los abogados de Bolivia indicaron que “el término ‘acceso soberano’ podría incluir ‘una zona especial u otra solución práctica’”.  Es por eso que tanto en la respuesta trasandina a la réplica boliviana como al final de la segunda jornada de alegatos bolivianos, los representantes chilenos dijeron que Bolivia había cambiado sus argumentos ante La Haya e iban por una parte del territorio chileno. 

El abogado iraní Payam Akhavan lo graficó claramente al mostrar la enorme costa chilena y lo casi insignificante que se veían 8 kilómetros de largo, perdidos en la inmensidad de más de 4.000 km. Eso, sensibilizó a Florcita Motuda, músico de rock y diputado chileno, que dijo: “Lo que pide Bolivia es muy poco al lado de lo que perdió. Yo estoy con ellos”. Eso le valió la crítica y ser arrinconado en programas de televisión de su país, pero también llevó a otros políticos a pedir diálogo, porque consideraban que perderían la demanda. 

Las olas
Según la dúplica, el mayor basamento de la defensa chilena seguirá siendo el Tratado de Paz y Límites de 1904.

“Fue una solución integral de todas las cuestiones pendientes entre los dos Estados en la fecha de su celebración, como reconoció Bolivia en ese momento”, dice.

Eso, durante los alegatos de Bolivia, quedó claro que está a un lado del juicio desde la primera intervención. Eduardo Rodríguez Veltzé, el agente boliviano ante La Haya, dijo que no se trataba sobre el acuerdo de límites con Chile y la vez que lo nombró la francesa Monique Chemillier-Gendreau o el español Antonio Remiro Brotóns fue para analizar los dos pilares sobre los que está construido: Bolivia se olvida para siempre de los 120.000 kilómetros cuadrados de su rico litoral, pero Chile no condenará a Bolivia al infierno eterno de la mediterraneidad”. 
Es por eso que todos los argumentos bolivianos de las obligaciones chilenas arrancan en 1920, siguen en 1926, saltan a 1950, continúan en 1961 y terminan 1975, en el Abrazo de Charaña. 

La dúplica mapochina tiene explicaciones ‘creativas’ para esas etapas de negociaciones. En primer lugar, dice que son episodios aislados, cosa que el abogado francés que defiende a Bolivia, Mathias Forteau, se encargó de desmontar, mostrando que cada negociación cita como antecedente a la anterior.

Chile, en el documento, tiene una explicación para ellos. Dicen que fueron motivados por una política de “buena vecindad”, que son actos de “diplomacia política” y que exploraban un quid pro quo”. Eso quiere decir que Chile quería algo a cambio de ‘ayudar’ a Bolivia a regresar al Pacífico de forma soberana. En 1950, por ejemplo, quería drenar el Titicaca para riego e hidroelectricidad; en el Abrazo de Charaña, un intercambio territorial.  

Esas negociaciones, según la dúplica, no implican ninguna obligación legal, pues Bolivia perdió todo derecho al mar al firmar el Tratado de 1904. 

Finalmente, en la dúplica mapochina se encierra la intención de relativizar un posible fallo en contra. Recuerda que en la objeción previa Chile consiguió que la Corte aclare que no puede “predeterminar el resultado de cualquier negociación”.  Con ello, los chilenos creen que no están obligados a ceder territorio a Bolivia  ni estarán obligados a negociar para alcanzar un resultado que otorgue a Bolivia acceso soberano al mar. 
Es decir, en su dúplica, Chile cree que perder el juicio no lo obliga a nada.