El expresidente solicitó este domingo al Tribunal Constitucional Plurinacional anular el fallo del 28 de noviembre. Dice que se vulneró la ley por tres razones

El Deber logo
18 de febrero de 2018, 19:28 PM
18 de febrero de 2018, 19:28 PM

El expresidente Carlos Mesa solicitó  este domingo al Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) anular la Sentencia Constitucional 0084/2017 que habilita al presidente Evo Morales, al vicepresidente Álvaro García Linera y a todas las autoridades electas a repostularse de manera indefinida.

"Todos estos son elementos más que suficientes para que el Tribunal Constitucional vigente diga su palabra. Esa palabra, por las razones anotadas, no puede ser otra que la anulación del fallo del 28N", señala Mesa en su artículo dominical.

"¿Podrá el pueblo boliviano doblarle la mano a los poderosos, o la voluntad férrea de quedarse por siempre en el poder derrotará la soberana voluntad popular?!", cuestiona el expresidente.

"Cualquier persona de bien, aquí y en cualquier parte, sabe que el Tribunal Constitucional (TCP), influido por el Poder Ejecutivo, decidió la habilitación del primer mandatario después de que éste fuera derrotado en el referendo del 21F", agrega en el artículo publicado por el diario paceño Página Siete.

En ese marco, Mesa sostiene que "es necesario establecer los elementos jurídicos que llevan a la conclusión más importante que debe convertirse en una legítima reivindicación democrática de nuestra sociedad".

Según el expresidente, el TCP vulneró la ley el 28N por tres razones: Primero, porque no tiene atribución alguna para modificar la Constitución (CPE); porque no puede desconocer con un fallo la voluntad inalienable del pueblo boliviano y porque interpretó arbitrariamente el artículo 23 de la Convención Americana de Derechos Humanos

El documento termina diciendo que "lo que está en juego no es, como pretenden los poderosos, una confrontación ideológica entre revolucionarios y reaccionarios, entre el socialismo y el capitalismo", sino es "el respeto al valor más sagrado de los ciudadanos, el respeto a su voluntad soberana, de la que no puede apropiarse nadie, por ninguna razón y bajo ningún argumento".