El Silala es una fuente de agua que nace en Potosí y cruza la frontera hasta desembocar en otro fluvial situado en Chile, el Inacaliri, pero su uso y estatus ha erosionado las relaciones entre Santiago y La Paz en los últimos veinte años.

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28 de enero de 2019, 16:31 PM
28 de enero de 2019, 16:31 PM

La inclinación del terreno y no una infraestructura artificial provoca la entrada del Silala en Chile, defendió este lunes el canciller chileno, Roberto Ampuero, desde el cañón por el que fluye el río, en la frontera entre ambos países, a más de 4.000 metros de altura en la cordillera de Los Andes.

El titular de Exteriores chileno, junto a varios miembros del equipo de la defensa de Chile ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por la disputa que mantiene con Bolivia sobre la naturaleza de este cauce, expuso en el angosto desfiladero las mismas razones que presentarán el próximo 15 de febrero en La Haya.

"Las aguas del río internacional Silala fluyen naturalmente desde territorio de Bolivia, donde nace, hasta el territorio chileno. Hay una diferencia en términos de altura de 46 metros desde el lugar donde nace el río Silala en Bolivia y este punto donde cruza el agua hacia territorio chileno", afirmó Ampuero.

El Silala desciende desde 4.350 metros desde un volcán en Bolivia, recorre 4 kilómetros por las faldas del monte y cae a la quebrada, por donde discurre como un riachuelo de aproximadamente un metro de ancho durante 6 kilómetros en el interior del territorio chileno hasta unirse con el río Loa. En el interior del cañón, con paredes de unos 20 metros flanqueadas por rocas y piedras de color anaranjado y de formas inverosímiles talladas por el curso del agua durante siglos, el ministro defendió que es la inclinación del terreno y no una infraestructura artificial lo que provoca la entrada del Silala en Chile.

"Aquí Chile no ha intervenido de ninguna forma este paisaje. Esta quebrada de aquí tiene más de 8.400 años. Lo acredita la investigación en términos geológicos (...) y lo ha generado el río a lo largo de milenios", señaló Ampuero.

Para apoyar sus argumentos, el canciller y la comitiva se desplazaron, además de a la frontera en el interior de la quebrada, a una zona en territorio chileno a más de 5.000 metros de altura, desde donde se puede observar la orografía de la zona y el discurrir del Silala desde la nación andina hacia la austral.

Desde esa zona de observación, el canciller indicó que se aprecian claramente a la vista los argumentos aportados por los expertos del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) de Chile, y realizó una observación con prismáticos para determinar los diferentes puntos de referencia espacial. Entre ellos, el cerrito Silala, cuya cima determina el territorio de ambos países en una y otra colina y desde donde comienza la quebrada en donde está la frontera.

Convencido y a la orilla del Silala, donde incluso tomó con la mano algo del agua para refrescarse del calor en mitad del desierto de Atacama (norte de Chile), apeló a que la CIJ dé la razón a Chile en la próxima presentación de réplicas, que posteriormente deberá realizar el Gobierno de Bolivia el 15 de mayo.

"Estamos hoy acá para constatar en el terreno una vez más lo que Chile viene planteando ante la Corte Internacional de Justicia", dijo. "Chile tiene toda la razón al plantear su posición y Bolivia, no solamente va a tener que tratar de desmentir a Chile, sino que va a tener que tratar de desmentir también la ley de la gravedad, a la ciencia", afirmó Ampuero.

El Silala es un cauce de agua que nace en el Potosí boliviano y cruza la frontera hasta desembocar en otro fluvial situado en Chile, el Inacaliri, pero su uso y estatus ha erosionado las relaciones entre Santiago y La Paz en los últimos veinte años.

Chile demandó a Bolivia en 2016 ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) con el objetivo de que ese tribunal declare que el Silala es un río internacional y que tiene derecho a usar sus aguas, para evitar que el país vecino impidiera el flujo de esas aguas. Bolivia presentó en agosto de 2017 ante el mismo tribunal una contrademanda, defendiendo que las aguas del Silala son manantiales cuyo flujo fue desviado artificialmente hacia territorio chileno hace más de cien años, y acusa al país vecino de realizar un uso abusivo de los recursos hídricos.