Una encuesta de CiesMori revela que el 77% de los encuestados desaprueba la gestión de Nicolás Maduro. La mayoría cree que la situación de ese país es mala o pésima

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27 de enero de 2019, 4:04 AM
27 de enero de 2019, 4:04 AM

Atentos a los que ocurre en Venezuela, los bolivianos también opinan sobre la crisis del país caribeño. Una encuesta de CiesMori en las ciudades del eje del país (Santa Cruz, La Paz, Cochamba y El Alto) reveló que un 77% desaprueba la gestión gubernamental del presidente Nicolás Maduro, mientras que solo un 11% aprueba las acciones del líder venezolano.

El estudio señala que más del 70% de los consultados está informado sobre la crisis venezolana y más del 80% cree que la situación es pésima (47%) o mala (34%), por lo que se requiere una solución política que evitar una mayor confrontación.

Más de 3.000 migrantes venezolanos optaron por Bolivia como destino tras su salida desde Venezuela por la crisis económica y social que enfrenta Venezuela. Decenas de migrantes de ese país se manifestaron en Santa Cruz, Cochabamba y La Paz contra la represión a los opositores que impulsa Maduro en Venezuela. La mayoría de ellos reconoce a Juan Guaidó como el nuevo presidente constitucional con el mandato de convocar a nuevas elecciones.

Mientras tanto, el Gobierno de Evo Morales ha dado un fuerte respaldo al mandato de Maduro y ha cuestionado la proclamación de Juan Guaidó, al que considera un “títere del imperialismo norteamericano”.

Bolivia se encuentra en el pelotón de países que apoya a Maduro junto con Cuba, Nicaragua, Rusia, Turquía, Irán, Corea del Norte y China.

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Horas decisivas
Horas decisivas enfrenta Venezuela, país con dos presidentes de hecho, en medio de una profunda crisis política y económica. Al autoproclamarse presidente interino de Venezuela, el jefe parlamentario opositor, Juan Guaidó, retó al gobernante socialista Nicolás Maduro. En su forcejeo por el poder, estos son sus principales apoyos:

Los respaldos de Maduro
Los militares son considerados el sostén del Gobierno y el jueves reafirmaron su apoyo a Maduro, denunciando un “golpe de Estado” en marcha. Sin embargo, el comunicado reclama una “salida constitucional y concertada”, sin uso de la fuerza.

De 32 ministros, nueve son militares y dirigen carteras como Defensa, Interior, Agricultura y Alimentación, además de la petrolera Pdvsa –que aporta el 96% de los ingresos del país– y el servicio de inteligencia. También controlan una televisora, un banco y una ensambladora de vehículos, entre otras empresas. 

Por otra parte, están los acreedores y aliados internacionales:

China, principal acreedor de Venezuela, con unos 20.000 millones de dólares pendientes de pago, se opuso el jueves a la “injerencia externa”, tras el apoyo de Estados Unidos y otros países a Guaidó.

Además, Maduro cuenta con el respaldo de las Fuerzas Armadas y de las principales instituciones judiciales y electorales de Venezuela, lo que hace más difícil una salida política a la actual crisis.

El frente pro-Guaidó

Estados Unidos, varios países de Latinoamérica aglutinados en el Grupo de Lima y la Unión Europea desconocieron la reelección de Maduro. Tan pronto Guaidó se juramentó como presidente interino el miércoles, Donald Trump lo reconoció.

También una docena de otros países americanos como Brasil, Colombia y Argentina. Un tribunal supremo de justicia paralelo, nombrado por la mayoría parlamentaria opositora y que está en el exilio, saludó el miércoles la “voluntad” de Guaidó de asumir como presidente encargado.

La fiscal general destituida Luisa Ortega, quien huyó de Venezuela en agosto de 2017 tras ser removida de su cargo por la Constituyente, dio su “apoyo y reconocimiento” al “nuevo presidente” Juan Guaidó.

Análisis
Se le acaba el tiempo a Maduro

José Rafael Vilar - analista político

En “¿Implosiona la “lealtad” militar a Maduro?” [El Deber, 22/01/2019] me pregunté “¿Cuánto más aguantará la dictadura?” y respondí “su principal sostén interno —la fuerza militar— parece que implosiona”. En la vertiginosa vorágine que hay en Venezuela, es dudoso el verdadero respaldo de la FANV al grupo de Maduro y no porque pudiera ser parte de un “golpe de Estado” sino porque su cese, unido con las empoderadas protestas populares, tendría el mismo efecto que en 1958: la implosión incruenta del régimen, no explosión sangrienta.

El viernes, en otro cabildo de democracia abierta, Guaidó anunció cuatro medidas: el aceptar ayuda humanitaria internacional, la retención de activos venezolanos, la divulgación boca a boca de la recién promulgada ley de amnistía y el pedido a los militares cubanos —los llamó “hermanos”— que abandonen el control de la FANV.

Todas de gran impacto: la ayuda humanitaria —rechazada siempre por el madurismo— es ansiada por todo el pueblo y la FANV no podría negar su entrada; confiscar los activos le quita los ingresos a la dictadura —principalmente de vender petróleo a EEUU—; por obvios, es innecesario comentar los otros. A ello se suma el pedido de Gauidó al personal consular venezolano en EEUU —ordenado de regresar por el régimen— que se queden allá y sus primeras aceptaciones.

Cuando este comentario salga publicado —escribo el viernes—, es muy probable hayan sucedido nuevos acontecimientos, incluido el apoyo a una transición y elecciones de sectores no maduristas del PSUV y constitucionalistas de las FANV y el tiempo de la dictadura —al igual que sus agostados “argumentos”— cada vez más rápido se acaba.

Maduro debería recordar a Talleyrand: “Con las bayonetas, todo es posible. Menos sentarse encima”.