Los politólogos analizan el mensaje del presidente Evo Morales y de Álvaro García Linera, y coinciden en que debió ser más político en un año electoral

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23 de enero de 2019, 5:00 AM
23 de enero de 2019, 5:00 AM

Los analistas coinciden en que el mensaje del presidente Evo Morales y del vicepresidente Álvaro García Linera debió presentarle a los bolivianos cuál es la idea de país que tienen hasta 2025. Observaron que fueron dos discursos en los que el binomio oficialista actuó como si estuvieran solos en la contienda electoral, obviando a sus adversarios y centrándose en los logros de gestión y en el coqueteo con la clase media emergente. Para Ludwig Valverde fue un mensaje insípido, “que no mostró qué podemos esperar los bolivianos de aquí en adelante, más cuando el presidente antepone razones políticas para una reelección. No ha proyectado el país, y eso se convirtió en una gran falencia”, dijo.

Aunque Morales enumeró lo que podría entenderse como su oferta electoral en más de una docena de promesas, para el politólogo Jorge Lazarte no siguió su estilo. “No cargó contra la oposición, ni siquiera la mencionó. Pudo aprovechar el escenario para decir lo que quiere hacer con el país en los próximos años”. Para él no fue suficiente que Morales trate de mantener la ruta por donde condujo el país, privilegiando, en esta ocasión, la bonanza económica sobre la doctrina política. García Linera, fue por rumbo parecido, cuando en otras ocasiones “hacía de filósofo para hablar de cosas abstractas, pero que tenían que ver con cómo imaginan al país del socialismo del siglo XXI.

Decidió abstenerse”. Valverde lo calificó como un informe mediano en su dimensionamiento y valoración de 13 años de un proceso de transformación, “con muy poca proyección polí tica hacia el futuro. Ni Morales ni García Linera usaron el espacio correctamente, el vicepresidente hizo un análisis descriptivo de la clase media, desde el punto de vista sociológico y económico, pero muy poco en lo político”.

En realidad, señaló, apenas entró en la valoración de militancia de la clase emergente, sindical para los del campo y virtual o incierta para los de la ciudad. En un esfuerzo interpretativo, Lazarte se animó a decir que pareciera que los mandatarios quieren hacerse de una imagen distinta, de un presidente más prudente que no quiere agitar las olas y de un vicepresidente que no amenaza a nadie. Valverde insiste en que optaron por una estrategia que utilizó el tiempo, más corto en ambos casos, para explicar la lucha contra la pobreza y la nueva conformación de la clase media en Bolivia, pero no fueron más allá. “A partir de los datos pudieron hacer un desglose, que pudo ser muy interesante sobre la proyección del papel del Estado a partir de ambos temas y desde los ámbitos económico y social”, resaltó.

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