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Alertan sobre caso de histeria colectiva en un poblado de Chuquisaca

El sacerdote de la zona ofició una misa e impuso las manos a una treintena de estudiantes que mostraron comportamientos extraños.

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17 de septiembre de 2019, 9:27 AM
17 de septiembre de 2019, 9:27 AM

Delirios, desmayos y comportamientos extraños aturden a más de 30 estudiantes de un internado de la comunidad San Jorge de Ipati del municipio de Huacareta, donde las autoridades determinaron suspender las clases y la Iglesia Católica inició oraciones de exorcismo.

Ni bien conoció el caso, el 11 de septiembre, el párroco de San Pablo de Huacareta, Andrés Salazar, envió una misiva al arzobispo de Sucre, monseñor Jesús Juárez, para informarle sobre 15 jóvenes de la comunidad tenían comportamientos extraños.

Niños, adolescentes y jóvenes, cuyas edades oscilan entre los 12 y 19 años, “tienen convulsiones, lloran, gritan, se desmayan (…) han ido subiendo los casos, estaban primero 10, cuando he ido el día viernes estaban 25, hace rato nos reunimos con las autoridades y me informan que están 32”, contó ayer el religioso en una entrevista telefónica concedida a Correo del Sur.

Una comisión de médicos y psicólogos desplazada por instrucción del alcalde de Huacareta, Daniel López, y el Servicio Departamental de Salud (Sedes) no pudo explicar qué sucede con los jóvenes, quienes, según se ve en algunos videos enviados a este diario, parecen perder el conocimiento y de repente lloran y se convulsionan, aparentemente sin razón alguna. 

“Se han suspendido las clases, hemos dado parte a las autoridades departamentales”, confirmó el alcalde a este medio, al manifestar que se trata de una comunidad indígena guaraní que en inicio, según sus usos y costumbres, requirió el apoyo de curanderos de Camiri, pero al ver que se incrementaban los casos decidió llamar a las autoridades.

El pasado viernes 13, el párroco de Huacareta ofició una misa e impuso las manos sobre los estudiantes mientras realizaba una oración de exorcismo que, según sus propias palabras, debe realizarse por lo menos tres veces.

Según el sacerdote, la situación causó psicosis en los maestros e impotencia en los padres que por recomendación de la psicóloga pidieron que se suspendan las clases para evitar que el resto de los niños vea el comportamiento de sus compañeros que incluso “han querido largarse del segundo piso del colegio”.