Ocho años de "rescate financiero" concluyeron oficialmente este lunes, lo que significa que Grecia ya podrá volver a prestar a tasas de mercado. En la calle, sin embargo, la crisis está lejos de haber terminado.

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20 de agosto de 2018, 18:05 PM
20 de agosto de 2018, 18:05 PM
Este lunes Grecia completó oficialmente el último de los programas impuestos por la Unión Europea para hacer frente a su crisis de deuda.

Pero los efectos de la misma todavía se seguirán sintiendo durante un buen tiempo.

El programa -de tres años de duración y vinculado a un préstamo de emergencia de más de US$70.000 millones-, formó parte del mayor plan de rescate financiero de la historia, valorado en unos US$330.000 millones, y el país necesitará décadas para cancelarlo.

Además, los profundamente impopulares recortes en el gasto público -una de las condiciones del rescate- continuarán.

Pero, por primera vez en ocho años, Grecia podrá prestar dinero a las tasas del mercado.

Y la economía griega también ha crecido lentamente en los últimos años.

Un hombre sentado frente a su tienda en Thessaloniki
Para algunos ha sido difícil aceptar la pérdida de dignidad | AFP

Sin embargo, la economía helena todavía es un 25% más pequeña que cuando estalló la crisis, hace una década.

De hecho, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), sólo cuatro países han visto sus economías contraerse más que Grecia en los últimos 10 años: Yemen, Libia, Venezuela y Guinea Ecuatorial.

Y según Tassos Smetopoulos, quien administra un programa de repartición de alimentos en el centro de Atenas, el número de personas atendidas por iniciativas como la suya "está aumentando".

"El rescate podrá haber terminado sobre el papel, pero no en la realidad", le dijo a la BBC mientras cortaba vegetales para una gran olla comunal.

¿Cómo se desarrolló el rescate?

Los últimos US$70.000 millones fueron otorgados por el Mecanismo Europeo de Estabilización (MES) para apoyar los esfuerzos de Atenas para reformar su economía y recapitalizar sus bancos.

El rescate -como se denominan los préstamos de emergencia para mantener la economía griega a flote- empezó en 2010, cuando los estados de la eurozona y el FMI se unieron para entregar un primer tramo de US$20.800 millones.

El ex primer ministro de Grecia George, 13 de octubre de 2011
El gobierno del ex primer ministro George Papandreou se vino abajo después de aceptar el paquete de rescate | Reuters

Para ese entonces el euro, la moneda única europea, había caído a su más bajo nivel contra el dólar estadounidense desde 2006 y se temía que la crisis de deuda en Grecia frenaría la recuperación de Europa de la crisis financiera global de 2008.

En el peor momento de la crisis, hubo dudas de si la eurozona podría sobrevivir. Existía la posibilidad muy real de que Grecia, y tal vez otros países, tendrían que abandonar el euro.

En respuesta a esto, hubo préstamos de rescate para un total de cinco países y la promesa de parte del Banco Central Europeo que compraría, de ser necesario, las deudas de de gobierno de los países en peligro de verse obligados a salir de la eurozona.

Establecido por los países de la eurozona, el MES estaba preparado para otorgar otros US$27.000 millones a Grecia, pero el organismo dijo que el país no tuvo necesidad de pedirlos.

"Grecia se puede para en sus propios pies", celebró el presidente del MES, Mario Centeno.

¿Cómo se las arreglan los griegos?

La mayoría de los griegos, sin embargo, se siguen apretando el cinturón.

"No veo que esta crisis esté terminando", le dijo a la BBC Fotini, una mujer de Atenas que perdió su empleo hace tres años.

Fotini
BBC | Fotini se ha visto obligada a recurrir a los bancos de alimentos.

Esta nación orgullosa ha tenido problemas aceptando su pérdida de dignidad y esta mujer de 54 años es uno de los pocos beneficiarios del programa de repartición de alimentos que comenta abiertamente el tema.

"Estamos estresados e iracundos porque no tenemos trabajos. Me avergüenzo de no poder comprarles a mis nietos un regalo", le dijo a la BBC.

"Sólo queremos vivir cómodamente en nuestros hogares para que podamos darle la cara a nuestros hijos".

La falta de trabajo sigue siendo un problema.

Durante el auge de la crisis, el desempleo se disparó a 28%, pero hoy en día está en 19,5%.

Y los que están empleados a menudo tienen trabajos por debajo de sus cualificaciones, como Pangiota Kalliakmani, de 34 años, una graduada en química.

Panagiota Kalliakmani en Atenas, 9 de agosto
Panagiota Kalliakmani, graduada en química de la universidad, ha abandonado el laboratorio por la cocina | AFP

Con pocas perspectivas de continuar su carrera en su ciudad natal de Thessaloniki, ahora ha encontrado un empleo como chef.

"La crisis fue como una bofetada", le relató a la agencia AFP. "Crecimos acostumbrados a las ventajas de vivir en un país europeo y, de repente, todo se vino abajo".

"No hay certidumbre de nada", añadió. "La crisis nos enseñó a no hacer planes a largo plazo".

Unos 300.000 griegos han emigrado en búsqueda de empleo desde que empezó la crisis, mientras que los que dependen de los beneficios sociales han visto sus ingresos reducidos.

Gráfico
BBC

Un ejemplo es Yorgos Vagelakos, un trabajador de fábrica jubilado de 81 años, quien antes de la crisis recibía US$1.425 al mes en pensión y beneficios.

Actualmente recibe US$781 y sus deudas están aumentando.

Agelakos le contó a la agencia Reuters que ya no puede ayudar a las familias de sus dos hijos y a duras penas le alcanza para él y su esposa.

"Me despierto en las mañanas ante una pesadilla", reconoció.

"¿Cómo voy a lidiar con mis finanzas y mis responsabilidades? Esto es lo que enfrento todas las mañanas", dijo.

Yorgos Vagelakos y su esposa un suburbio de Atenas, 14 de agosto
Yorgos Vagelakos y su esposa viven en un suburbio de Atenas | Reuters

Aunque jóvenes como Tassos Kakalis, quien hace poco regresó de Londres a Atenas, creen que las cosas están mejorando lentamente.

"Cuando vine de vacaciones en medio de la crisis podía ver en los rostros de la gente que estaban tristes y enojados. Ahora creo que las cosas están mucho mejor. la gente se está recuperando", le dijo Kakalis a la BBC.

Aunque su colega Alexia Mandriali es mucho más cautelosa.

"Creo que no se puede decir que hemos salido de la crisis, eso es una ilusión", advirtió. "Pero el hecho de que ya no nadie se pregunte si vamos a salir de la eurozona mañana nos da algo de estabilidad", dijo.

Banderas de la UE y Grecia
Atenas enfrenta años de austeridad | AFP

Y para el profesor Kevin Featherstone, director del Observatorio Helénico de la London School of Economics, la eurozona también tiene que agradecerle a Grecia, que ayudó a salvaguardar su futuro al aceptar las condiciones del programa del rescate.

"Grecia ha salvado el euro", le dijo a la BBC.

"Y para que un sistema político haya pasado estos años de austeridad, esta profunda dificultad económica y seguir pudiendo mantener una sociedad funcional, una democracia funcional, es testamento de la robustez de Grecia como estado moderno", destacó también el economista.

Bajo vigilancia

Por lo pronto, sin embargo, la libertad que ahora tiene Grecia para administrar sus propios asuntos económicos estará regulada por una mayor vigilancia de parte de la Comisión Europea.

Esto está diseñado para que Atenas no se retracte de las reformas acordadas con sus acreedores.

Y el profesor Costas Meghir, un economista de la Universidad de Yale basado en Atenas, coincide en que el fin del programa de rescate no quiere decir que los problemas de la economía griega hayan sido resueltos.

"Por supuesto que es un hito importante, tanto psicológicamente como en la práctica, pero no significa que los problemas terminaron", señaló a la BBC.

"Tampoco significa que se terminó la austeridad. En cierto sentido, el gobierno griego tendrá que tener más disciplina porque tendrá que depender de que los mercados internacionales le den tazas razonables para que pueda prestar", explicó.

"La austeridad sólo podrá terminar una vez se establezcan políticas de crecimiento que permitan el florecimiento de la inversión, para la inversión directa y los negocios en general, y esto todavía no ha pasado al nivel necesario", advirtió el economista griego.


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